“¡Gobernadora!” “¡Gobernadora!” le gritan a Abelina López Rodríguez en céntrica calle de Acapulco y ella responde: “Es el pueblo que me ama”

 

Imágenes y relato de Julio Zenón Flores

“Yo iré hasta donde el pueblo quiera que vaya; es el pueblo el que me ama”, respondió la presidenta municipal Abelina López Rodríguez al preguntarle su opinión sobre el grito de “¡Gobernadora! ¡Gobernadora!”, iniciado por un comerciante del Café Wadi y coreado al unísono por todos los asistentes a la inauguración de la calle Mina, que estrenó concreto hidráulico desde la avenida 5 de Mayo hasta la avenida Cuauhtémoc, frente a la gasolinera Modelo.

La alcaldesa terminaba su discurso sobre la tarima colocada casi a la puerta de la icónica papelería Karlita. Señalaba que dejaría la presidencia saneada financieramente, con servicios en funcionamiento y una administración eficiente: “Esa es la forma de agradecer la confianza de ustedes, que me permitieron ser su presidenta”, dijo.

Apenas terminó de pronunciar su cargo, un hombre bajito y rechoncho, de rasgos indígenas y visiblemente emocionado porque acababan de mencionar el nombre del negocio dedicado a la venta del aromático grano desde los viejos tiempos del puerto, la interrumpió gritando a todo pulmón: “¡Gobernadora!”.

Al principio fue un murmullo, pero casi de inmediato se transformó en un coro que salió de todas las gargantas presentes en el evento, como mandando un mensaje hasta las oficinas donde se toman las decisiones en Morena:
“¡Gobernadora! ¡Gobernadora! ¡Gobernadora!”.

Ella hizo una pausa, dejando que el momento fluyera. Es un secreto a voces que su equipo la perfila para 2027 como la mejor carta para competir por la gubernatura de Guerrero, lo que le ha generado algunos roces con sectores de la clase política guinda que tienen puestos los ojos en otros personajes.

Rompió la pausa para dar por concluida la ceremonia y pasar a la toma fotográfica institucional.

Las mujeres de la primera fila, que ya se habían tomado la selfie del recuerdo, se negaban a dejar su lugar al hombre que había iniciado el coro que pareció un “destape” improvisado. Todavía la abrazaban y besaban cuando el reportero preguntó:

—Presidenta, ¿qué opina de los gritos que la nombran gobernadora?
—Es el pueblo que me ama…
—¿Y los va a obedecer en sus deseos?
—Yo llegaré hasta donde el pueblo quiera que vaya… —respondió, mientras el maestro de ceremonias invitaba a la siguiente inauguración de obra, muy cerca de ahí, en la avenida Vicente Guerrero, donde se sustituyó el sistema de drenaje que ya no daba para más.

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