Evelyn, cuatro años después: orgullo, narrativa y el reto de la sucesión

 

Por Julio Zenón Flores

Hace cuatro años, Guerrero tomó un rumbo político inédito: el arribo de Evelyn Salgado Pineda al poder marcó el inicio de una etapa que combinó la fuerza del movimiento obradorista con la expectativa de una administración encabezada, por primera vez, por una mujer. Ayer, la gobernadora conmemoró ese aniversario con un mensaje cargado de simbolismo político: “Hoy miro atrás con orgullo y al futuro con la certeza de que estamos transformando Guerrero con el corazón”.

La frase, difundida en redes sociales, es más que un acto conmemorativo. Funciona como una pieza narrativa clave en el momento político que vive el estado, donde Morena ya se prepara para una disputa interna intensa rumbo a la elección de 2027. Evelyn no puede reelegirse, ni aspirar al Senado en 2027 —la próxima elección federal será en 2030—, pero su influencia política será determinante en la sucesión.

En cuatro años, su administración ha enfrentado desafíos mayores: la reconstrucción social tras el paso del huracán Otis, la contención de la violencia en regiones históricamente conflictivas y el intento por consolidar una gobernabilidad distinta a la de sus antecesores. Al mismo tiempo, ha mantenido una relación estrecha con el presidente López Obrador y, ahora, con la presidenta Claudia Sheinbaum, asegurando recursos y respaldo político.

Su mensaje tiene un tono emotivo y de cierre de ciclo, pero también envía señales políticas internas. Al hablar de “seguir caminando unidos”, Evelyn coloca a Morena como un proyecto que debe mantenerse cohesionado, justo en el momento en que figuras como Beatriz Mojica Morga, Félix Salgado Macedonio, Abelina López Rodríguez y otros actores comienzan a posicionarse para la sucesión.

En el tablero guerrerense, la narrativa de continuidad y unidad que impulsa Evelyn podría convertirse en un factor de disciplina política, pero también en un punto de tensión si algunos grupos buscan marcar distancia o imponer sus propias rutas. Como en toda transición, la fortaleza del liderazgo saliente no solo se mide en sus logros de gestión, sino en su capacidad para ordenar la competencia interna sin fracturar la base política.

Evelyn Salgado ha optado por una imagen institucional y emotiva para enmarcar sus cuatro años de gobierno. A partir de ahora, cada palabra y cada gesto de la mandataria se leerá bajo la lupa de la sucesión. En política, los aniversarios no solo conmemoran el pasado: también delinean el futuro.

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