TRASFONDO
Por Julio Zenón Flores Salgado
Hablar de Acapulco en esta coyuntura es hablar del XV
Festival Internacional de la Nao, así como un repunte de los hechos violentos y
de su inesperado resurgimiento turístico.
La ola de hechos violentos, que bañó de sangre al bello
puerto turístico del Pacífico, pareciera haber aparecido muy “oportunamente”
para influir en la afluencia de los visitantes en los dos fines de semana
largos del mes de noviembre y en las cercanías del periodo decembrino, así como
en la percepción de un gobierno morenista recién llegado y viviendo intensos
problemas internos de reacomodo de los factores que hicieron posible el triunfo
de la presidenta Abelina López Rodríguez.
En ese sentido, todo indicaría que no se trata de hechos
fortuitos, sino de hechos sangrientos maquinados, como parte de una estrategia
política, que pegaría a Acapulco por dos flancos; a) el económico, al buscar
disminuir la afluencia turística y con ello la captación de recursos de la
población que vive de ese sector, por consiguiente, b) el político, dificultar el
pago de impuestos y derechos a las autoridades locales, logrando una asfixia
presupuestaria, que debería de desembocar en protestas, tanto de burócratas por
retrasos en los pagos de sus salarios como de pobladores por la mala prestación
de servicios públicos. La percepción que se debería de desprender de ello, sería
de ingobernabilidad y falta de eficiencia y capacidad política.
Los efectos de la violencia sobre el Festival de la Nao, son
daños colaterales. En realidad, mucha gente pensó que ni siquiera se tendría la
capacidad de organizar este festival, así que cuando se presentó, con mucha más
imaginación que recursos y muchas más ganas que creatividad, se le dejó
transcurrir, de “a muertito”, con poca afluencia, poca calidad, desorganizada,
sin brújula, pero con el triunfo, desde su presentación de haberse realizado,
lo cual ya amerita una sincera felicitación a la alcaldía.
Con artistas de mediana calidad, para públicos más bien
pequeños y con el componente de la cultura popular en un par de grupos
musicales de buena aceptación, aunque de corte claramente comercial en vez de
culturales, los organizadores hicieron las cosas exactamente al revés de lo que
debería de hacerse en una revolución como la que impulsa la 4T: lo que tenía
alguna calidad lo dejaron en la zona turística, para que pudieran disfrutarlo
los que viven en las mejores áreas de puerto, mientras a la zona más pobre,
como si se le considerara de segunda, se le envió pan y circo, sonideros
locales, grupos de escaso desarrollo artístico, que ellos de por sí disfrutan
en sus festivales escolares o en sus fiestas de cumpleaños, en lugar de
hacerles llegar La Nao, es decir, lo que se trae al puerto de calidad artística
y cultural.
Pese a todo, la Nao fue un triunfo de la administración,
aunque deberá, a futuro, mejorar su organización, su contenido, su visión y su
misión, para enlazarla de verdad a la promoción turística, al FIC y a los demás
países que sí tuvieron que ver con la los viajes del Galeón de Manila, que se
festejan y a la población local, para recrear las ferias que se hacían hace
cinco siglos en Acapulco y, sobre todo, hacer que encaje en una estrategia
integral de seguridad pública.
Y en este punto regresamos al tema con el que comenzamos el
presente artículo: la violencia ¿Por qué y para qué? Y ya que no es tan fácil
responder a las causas que le dan origen, por multifacéticas, pues bien podemos
seguir rumiando el argumento de que son ajustes de cuentas entre criminales,
pero es demasiado casual que se incremente cada cambio de gobierno, y eso lleva
a crear suspicacias acerca de hasta dónde las fuerzas políticas que entran o
salen de la administración municipal tienen, quieren tener o se les quiere
forzar a tener, relaciones con algunos de los grupos responsables de esa violencia;
o bien, se puede buscar otro tipo de causas, tanto los problemas económicos que
hacen que los jóvenes se vuelvan sicarios, como el tráfico de drogas que es
normal en los puertos turísticos y el trasiego que también es parte de las
actividades económicas en las zonas costeras, por donde suelen llegar
cargamentos de estupefacientes con destino al interior del país o a otros
países.
Sin embargo, una variable que debiera explorarse también es
la de la competencia entre los polos turísticos por atraer los nichos de
viajeros, haciendo que se asusten de determinados lugares que son de la
competencia, pues al final de cuentas eso es un poderoso botín de muchos
millones de dólares, a los cuales los turisteros depredadores no renuncian
fácilmente y por lo cual están dispuestos a cualquiera tipo de estrategia o
acciones para atraerlos a sus negocios.
¿A poco no parece extraño que se haya quemado una discoteca
emblemática cuya desgracia impactó hasta en Europa, o que las ejecuciones se
realicen en las zonas turísticas o los muertos y hasta destazados se dejen,
como mensajes, en zonas de alta afluencia humana, como lo ocurrido en la Cima,
donde los criminales llevaban una camioneta con cuatro descuartizados?, como si
se tratara de impactar negativamente en la imagen de la seguridad de Acapulco.
Y quizás, algo de eso han tratado en las reuniones de la
llamada mesa de coordinación, para la seguridad, y tal vez, algo de eso haya
sabido la alcaldesa Abelina López, que le llevó al exabrupto con los periodistas
que le cuestionaban sobre esos temas. ¿A poco no saben? Dijo la primera edil en
esa ocasión a los periodistas, en un intento mal logrado de imbuir a los
periodistas la importancia de manejar con delicadeza ese tipo de información,
para no convertirse en voceros involuntarios de algún grupo criminal o en
tontos útiles de alguna estrategia contra Acapulco.
En todo caso, nada justifica lo ocurrido ese día entre
alcaldesa y periodistas, pero lo que sí es cierto, es que la alcaldía, junto
con el gobierno estatal y el federal, deben trazar una estrategia en donde el
cuidado de la actividad turística sea el meollo del asunto y en eso se involucren
tanto los empresarios del sector, los funcionarios de gobierno y se considere
como aliados a los periodistas, sin que callar o confrontarse con ellos, sea
algún tipo de opción.
De cara a la temporada decembrina, que es vital para la
economía local, pero mirando mucho más allá, hacia la consolidación de la
actividad turística, se debe de acelerar el paso para tener esa estrategia para
afrontar los temas de inseguridad, promocionar al destino e involucrar a las
actividades culturales en la parte cotidiana de la gobernanza y del propio turismo,
en donde lo urgente es conseguir que se levanten las alertas que pesan sobre el
puerto: la sanitaria, por el tema de la basura y la de viaje que impide que
viajeros extranjeros lleguen a gozar de este paradisiaco puerto tropical.
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