Por Julio Zenón Flores Salgado
Me sigue intrigando a qué vino AMLO a Acapulco.
Vino en realidad a darle oxígeno a Adela Román Ocampo, alcaldesa de
Acapulco. ¿A tirar un salvavidas a su gallina para la gubernatura, sin que
ninguno otro de los suspirantes le hiciera sombra?
Fue una visita de doctor
O es que lo importante no se vio.
¿Qué hizo la tarde noche del jueves? Llegó a Acapulco a las 5:00 de la
tarde. Ya sabemos con quien se reunió, debió comer o cenar ¿con quién? y luego
dormirse temprano porque al día siguiente habría que levantarse a las 5:00 de
la madrugada.
Lo de Capama pareciera casual, que sólo fue tratado por la pregunta de
un reportero. El sólo respondió a una pregunta de la mañanera y en el trayecto
de seis kilómetros, aproximados, de la Base Naval al parque Papagayo le armaron
algo más completo con la coordinación de lo que tenía a la mano: al titular de
SEDATU, Román Meyer Falcón, pues daría sentido a esta gira tan sin sentido. ¿O
fue sembrado el reportero preciso (un reportero libre de sospecha pues no es
amigable con la alcaldesa) con la pregunta precisa, para justificar que tocara
el tema?
¿Vino a supervisar una obra en un parque que tiene pocos avances? que no
es pulmón de Acapulco, porque el pulmón es el Veladero, eso lo sabemos los
acapulqueños, aunque lo ignore el señor Meyer titular de Sedatu, que además es
cuestionada (la obra) por cara...y una pared que tapa la vista al parque desde
la principal vía turística.
La reunión de seguridad la pudo tener donde sea, .es su
gabinete...incluso la prensa, sólo fue su pool que está con él, donde esté, en
Palacio nacional o en Timbuctú.
Si la obra "supervisada" es irrelevante (menos aún en una
ciudad donde cientos de desempleados preferían tener empleo o comida que ganas
de ir a un parque) y el tema de CAPAMA (eso sí es relevante) no estaba en la
agenda, el viaje a Acapulco sólo se justificaría si hubiera algo que no
sabemos, algo importante, que sólo pudo la tarde noche del jueves, pues el
viernes inició su reunión a las 6 de la mañana con el gabinete de seguridad, a
las 7:00 la conferencia mañanera, hasta casi las 10 de la mañana en que salió
hacia el parque Papagayo.
Terminando el evento del parque, que fue tan insignificante que sólo se
trató de mostrarle unas láminas al presidente que cualquier funcionario menor
podría haber llevado a Palacio Nacional (en realidad lo único avanzado de esa
obra, es el enrejado perimetral y esa infausta barda de la que caerán aguas,
como fuente menos bonita que las fuentes danzarinas que había en ese lugar, en
e que se bañaban niños locales y turistas. Todo lo demás es el proyecto que ya
se puede ver en su portal de Internet) el presidente salió casi corriendo al
aeropuerto, porque en su modestia hace la misma fila que cualquier pasajero en
línea comercial, y debe llegar una o dos horas antes del vuelo para documentar
alguna maleta, para regresarse a México.
Aunque haya sido acompañado de su joven hijo, puesto en la picota de las
redes sociales por una inoportuna foto de un político funcionario de medio
pelo, que buscó atraer los reflectores sobre su gris personalidad, y de su
señora esposa, que no siendo primera dama, puesto al que renunció, ni
presidenta del DIF, no tendría rango para estar en un presídium del que se
excluyó a los senadores o las figuras defensoras del medio ambiente que han
estado dispuestas a dar la vida por ese parque; aunque los haya traído consigo,
siendo algo válido y normal que cualquier persona se acompañe de alguien de su
familia a sus salidas de trabajo, tampoco se puede entender como un viaje de
placer, por ser el tiempo tan breve y por llegar a un hotel del cual ya han
pasado sus mejores años y ahora huele a viejo y cobra barato.
Entonces, si no era viaje de placer con la familia, si no era para
tratar el asunto del agua, si la supervisión al parque era irrelevante, y si la
reunión de gabinete de seguridad, así como su conferencia mañanera los pudo
hacer en Palacio Nacional, entonces ¿A qué vino?
Se vale elucubrar.
Una posibilidad es que vino a dar una válvula de escape a las protestas
por el desalojo de negocios en las playas liberadas y a propiciar una respuesta
del más alto nivel al tema del agua, tanto la potable como las aguas negras; dos
temas que tenían muy en aprietos a la alcaldesa Adela Román.
¿Alguien recuerda que poco antes Adela Román declaró que gobernar sin
presupuesto es un calvario o algo así? Eso sólo lo declara un gobernante
desesperado y sin apoyos, que ya decidió que no importa si no es políticamente
correcto (lo que implica asumir consecuencias, en caso de haberlas), pues en el
fondo es un reproche a quienes tienen los presupuestos para ayudar y no le
ayudan.
A eso se refiere la columna de Reforma, Templo Mayor (Por
Juan Bartolomé) que especula que con este viaje el presidente dio a entender
que hizo a un lado al superdelegado Pablo Amilcar Sandoval Ballesteros, para
apoyar a la que vino a ayudar a salir del atolladero, en el marco de la carrera
por la candidatura a gobernador de Guerrero. Algo que a mi entender es una
conclusión demasiado apresurada o hasta inducida, para que los opositores
enfoquen su batería hacia allá y no hacia el verdadero protegido: Pablo
Amilcar, con quien el presidente se reunió un día antes o el senador Félix
Salgado Macedonio, que acaba de anunciar que en los próximos días estará de
tiempo completo en el estado de Guerrero, para trabajar por la 4T y ganar las
batallas que vienen.
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