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La Guerra del Opio Segunda parte



Por: Esteban Valdeolivar S.

William Jardine y James Matheson, los pioneros

William Jardine el mayor de los comerciantes ingleses de opio, reveló en una carta personal que “en los buenos años...las ganancias brutas llegaban a 2,000 libras por caja”. Muchos de los comerciantes amasaron grandes fortunas por medio de este rentable negocio. Algunos lograron ser elegidos al parlamento y otros fueron condecorados por la corona inglesa
El propio Jardine con su enorme fortuna se abrió camino hasta llegar a la Cámara de los Comunes sin ninguna dificultad en 1841.

James Matheson, el otro gran comerciante de opio, quién regresó a Inglaterra de China en 1841 con otra gran fortuna, compró una isla en la costa occidental de Escocia en 500 mil libras esterlinas y también fue condecorado por la reina Victoria. El comercio de opio representó enormes utilidades para el gobierno Inglés y para los capitalistas que negociaban con Oriente, logrando grandes fortunas y poder político.

Debo decirle estimado lector, que mi mayor sorpresa la llevé en Hong Kong a principios de los años 80’s al conocer que después de casi 150 años y hasta la fecha, *Jardine & Matheson Corporation, es una de las principales compañías financieras en la industria de la construcción en el sudeste asiático. Sí, la misma que lleva los apellidos de los dos principales comerciantes de opio que llegaron al parlamento inglés, condecorados por la reina Victoria, en reconocimiento a sus servicios prestados al imperio británico. ¿Coincidencia? ¡Ninguna!
Al igual que la Perkins Co. americana, como más adelante se verá; fue la evolución del lavado de dinero al negocio corporativo, y así como éstas dos, muchas más se han incorporaron al comercio mundial.

La India era el principal mercado de las exportaciones con Oriente, principalmente de piezas textiles de algodón que los campesinos hindúes compraban con el ingreso obtenido del opio que ellos eran obligados a cultivar. Es claro que el tráfico de opio estaba estrechamente ligado con los intereses del gobierno y los exportadores ingleses en su conjunto, de esta manera, se proyectaba el consumo del opio a gran escala en China.

 A principios del siglo XIX, las exportaciones inglesas de Opio a China se incrementaron aceleradamente, descargando la mercancía ilegal en Macau y los principales puertos del mar del sur de China, contando con el apoyo de funcionarios corruptos del gobierno Qing, que, para tratar de controlar el contrabando masivo, promulgó varias leyes para prohibirlo en los años 1796, 1800, 1813, 1815 y 1821. Sin embargo, los comerciantes ingleses y chinos las ignoraron y burlaron, desplazando el contrabando a mar abierto cerca de la Isla de Lingding en la desembocadura del río Zhujiang (Perla).

El contrabando aumentó de siete u ocho barcos que descargaban permanentemente en la Isla de Lingding, sino que ahora llegaban a veinte y la cantidad de cajas de opio almacenadas de unos pocos miles, pasó a unas cuarenta-cincuenta mil cajas. Además de los navíos que servían de base para el tráfico de opio, *se creó una red para el contrabando en todas las provincias costeras de China y en las ciudades del interior, hasta el punto que había “canales” de distribución en casi todas las ciudades y pueblos del país.

Los estadounidenses no se quedaron atrás y enviaron su primer embarque de opio a China en 1784 e iniciaron el contrabando apoyados por su gobierno; sin embargo, como la Compañía de las Indias Orientales tenía el monopolio del opio procesado en India, los norteamericanos tenían que recorrer medio mundo para comprarlo el Turquía y Persia, y luego venderlo a China.

Un estudio de la época indica que casi todos los comerciantes estadounidenses en Guangzhou (Cantón), estaban comprometidos con el lucrativo mercado del opio.
Las empresas Perkins y Rusell fueron compañías vinculadas al tráfico de grandes cantidades de opio en China. Ellos construyeron barcos ligeros armados especialmente para el contrabando a gran escala, los cuales se desplazaban con mayor rapidez que otras naves comerciales, y así cuando entraban en contacto con las patrullas chinas, abrían fuego y lograban seguir su rumbo.

Hasta aquí la segunda parte de mi colaboración, que trata de explicar la vinculación de los gobiernos y comerciantes ingleses y estadounidenses en el contrabando del opio a China y el posterior acompañamiento de los franceses en este lucrativo negocio, quienes lograron someter al gobierno chino al imponerles por la fuerza los Tratados de Nanjing (Inglaterra), Wangxia (Estados Unidos) y Huangpu (Francia).

Como siempre, usted tiene la mejor opinión.

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