Por Julio Zenón Flores
Si el PRD había salido más o menos airoso de su elección
interna, donde cada corriente pudo hacer campaña y medir su verdadero
posicionamiento para tener claridad de hasta dónde puede influir en las
elecciones constitucionales del año que viene y por lo tanto –off course- qué
tanto puede pedir en la rebatinga por los puestos de representación popular,
sin embargo su imagen se está viendo seriamente afectada por la masacre ocurrida
en Iguala, de media docena de jóvenes estudiantes y deportistas.
Y es que el alcalde de esa calurosa ciudad, José Luis
Abarca, no sólo es perredista, sino que también se sabe que llegó a esa
posición impulsado por el diputado Sebastián de la Rosa y ha recibido
protección del gobernador Ángel Aguirre Rivero, pese a insistentes
señalamientos de tener nexos con el crimen organizado y a los cuestionamientos
directos, luego del asesinato del líder perredista Arturo Hernández Cardona,
crítico tanto de Aguirre como del propio edil.
Por eso, y en un contexto nacional en el que han ido
apareciendo alcaldes y sus familiares posando con el criminal más buscado de
Michoacán, Servando Gómez La Tuta, se vuelve urgente un deslinde claro y
preciso tanto del gobernador, como del PRD, sin caer en lo aventurado de
considerarlo culpable, sino más bien, dando la oportunidad a que la justicia
haga lo suyo y lo libre de toda sospecha o bien lo encarcele si resultara
culpable.
En el PRD, sin embargo, el tren no puede detenerse y este 11
de octubre tendrán que elegir presidente estatal de ese partido en Guerrero (al
igual que en todos los estados y el DF) y uno de los aspirantes con mayores
posibilidades resulta ser precisamente el diputado De la Rosa, quien, se dice
en los corrillos perredistas, sería el verdadero candidato de Nueva Izquierda,
ante la poca penetración conseguida por el joven Ilich Lozano Herrera.
Ante el caso de Iguala, sería urgente que el legislador
conocido como Zorry, se deslinde del alcalde, para que sea investigado y de esa
manera quedar limpio para ir a esa elección de presidente del partido, con
todas las posibilidades de ganarla, con el apoyo de la otra corriente
mayoritaria en que se convirtió el IPG, la tribu del gobernador Aguirre.
Ambas corrientes, NI e IPG, sumados a la UIG, de Víctor
Aguirre, deberán competir por un lado contra el candidato de Grupo Guerrero,
David Jiménez Rumbo, quien ha conseguido una importante alianza con Nueva
Mayoría de Evodio Velázquez y con Movimiento Jaguar, de Armando Ríos Piter, con
lo cual se vuelve un hueso duro de roer. Ambos candidatos, Sebastián de la Rosa
(O Ilich, según a quien lancen de último minuto) lucharán por atraer a quienes
hoy respaldan a Oscar Chávez, quien daría el triunfo a uno u otro.
No está demás recordar que la corriente que se haga de mayor
número de alianzas y de la dirigencia estatal del partido llevará mano en la
elección del candidato a gobernador. No por nada el Zorry dice que va por la
dirigencia estatal y por la candidatura. Veremos.
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