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CRÓNICA DE LA MASACRE DE CUATRRO MUJERES NARRADA POR LA NIÑA QUE SOBREVIVIÓ



“El llegó y las mató a todas”: niña sobreviviente
·       Relato de un feminicidio múltiple

Por Julio Zenón Flores y Uriel Sánchez

Faltaban unos 15 minutos para las 7:00 de la noche. Rosa Solís Nava, subía penosamente, entre el polvo de la calle Miguel Hidalgo, con sus ocho años a cuestas y su mochila con sus libros y útiles del tercer grado que cursaba en la escuelita, que se ubica en la parte baja de la colonia Paso Limonero.
No sabía lo que le aguardaba en su humilde casa de madera, que su madre, Zaida Gutiérrez Nava y su abuela, Martha Patricia Nava Blanco, habían construido en la lomita, y que compartían con Mayra Gutiérrez Nava, su tía. Al terminar del día, todas ellas, yacerían muertas en ese domicilio, al ser atacadas a balazos por un hombre de 27 años, enfurecido por los celos.
El asesino, Guadalupe Méndez Guevara, entró tras ella, como si esperara a que estuvieran todas juntas, dentro de su domicilio, para ejecutar los planes largamente meditados. Algunos vecinos dicen haberlo visto rondar por ahí, desde la parte trasera de la casa unos minutos antes de que las detonaciones estremecieran el entorno, y luego, lo vieron huir, también por la parte trasera, perdiéndose en la noche prematura.
Según algunos observadores, serían ya casi las siete de la noche. Empezaba a oscurecer. La niña acaba de entrar, aún vestía su uniforme escolar de falda guinda y una camisola blanca; dejaba su mochila a un lado, cuando se dieron cuenta que por la puerta entraba hecho un energúmeno, el taxista Méndez Guevara, con una pistola calibre 45, con el cargador abastecido de sus 13 proyectiles.
Como a las 8:00 de la noche, recostada en una cama de urgencias del hospital general Donato G. Alarcón y medio sedada para mitigar el dolor de la herida de bala que tenía en el costado, la niña Francely Jazmín Solís Nava, de nueve años, sobreviviente de la masacre familiar, narraría, aún aterrorizada y entre sollozos, que una hora antes, alrededor de las 7:00 de la noche, ella jugaba con sus familiares y de pronto se vio envuelta en la terrible vorágine de balas, sangre, gritos, llanto y celos, en el interior de la vivienda.
Sus ojos infantiles vieron cuando el taxista abrió la cortina que cubría la puerta, las barrió con la mirada y sin mediar palabra comenzó a disparar a quemarropa, una por una, a las cinco mujeres, de las cuales cuatro murieron. Tres de ellas recibirían el plomo en la cara, como el caso de la niña Rosa Solís Nava, que acaba de arribar de la primaria donde estudiaba y que ya no alcanzó a hacer su última tarea, una más en la espalda y ella misma recibiría en el costado una caliente bala que afortunadamente no tocó órganos vitales.
Los datos del feminicidio múltiple, quedaron asentados en averiguación previa TAB/REN/02/0124/2014, donde se especifica que Zayda Nava Blanco de 25 años era casada, al igual que Mayra Gutiérrez Nava de 21 años que también era casada y Martha Patricia Nava Blanco de 42 años, que compartía el mismo estado civil.
También se menciona a la niña fallecida como Rosa Iris Nava, de 8 años, la estudiante y a la niña lesionada, Francely Jazmín Solis Nava, de 9 años, quien fue la testigo que señaló que Guadalupe Méndez Guevara, de 27 años, de oficio taxista llegó hasta la casa y las asesinó a todas.
La niña no lo supo pero Ramiro Gutiérrez Santiago, padre de las jóvenes asesinadas, si se dio cuenta y mencionó que el asesino acostumbrada drogarse.
Ya por la noche, el operativo realizado por las diferentes corporaciones policíacas,  dieron con el vehículo en la parte alta del panteón Valle de la Luz, afuera de la casa de la mamá del homicida, demostrando, como si hiciera falta, que en los momentos decisivos, hasta el más brutal homicida se acuerda de su progenitora y recurre a ella.
Hasta el momento de escribir estas líneas, no han dado con  el paradero del homicida Guadalupe  Méndez Guevara, pero fuentes bien informadas revelan que caerá muy pronto.

  trasfondoinf@hotmail.com

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