Acapulco, Gro., 6 de julio de 2025 —
Quienes creyeron que al asumir Fonatur el control de los servicios públicos en la zona turística de Acapulco, contando con recursos económicos por miles de millones de pesos y el respaldo presidencial, la situación iba a mejorar, se equivocaron.
A pesar de diversos esfuerzos institucionales y millonarias inversiones para sanear el sistema de drenaje del puerto, los brotes de aguas negras en la emblemática glorieta de La Diana, sobre la avenida Costera Miguel Alemán, continúan siendo un problema crónico que exhibe las deficiencias estructurales del sistema sanitario de Acapulco.
Vecinos, comerciantes y turistas han denunciado en múltiples ocasiones la presencia de escurrimientos pestilentes en este punto neurálgico del puerto, donde el flujo vehicular y peatonal es constante. Las aguas negras emergen con frecuencia, incluso en temporadas de baja presión hidráulica, lo que indica un daño profundo en la red de drenaje y en la capacidad operativa de los cárcamos cercanos.
Durante los últimos cinco años, al menos tres gobiernos —dos municipales y uno estatal— han anunciado acciones concretas para corregir el problema. Se han destinado recursos federales, estatales y municipales para rehabilitar tuberías, reforzar cárcamos y mejorar la red sanitaria del centro turístico. En 2022, se anunció una inversión superior a los 20 millones de pesos para rehabilitar la red en el tramo Diana-Zócalo, sin que hasta ahora se vean resultados tangibles.
La Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Municipio de Acapulco (CAPAMA) ha llevado a cabo decenas de trabajos emergentes, que van desde desazolves hasta reparaciones superficiales. Sin embargo, los brotes reaparecen periódicamente, sobre todo en temporada de lluvias o en momentos de alta demanda, como puentes y vacaciones.
"El problema es estructural, no basta con parchar. Se necesitan inversiones mayores y un rediseño integral del sistema sanitario en la franja turística", admitió en su momento un exfuncionario de CAPAMA. Pese a ello, no ha habido continuidad en los proyectos, y cada administración ha partido casi de cero.
Aunado a lo anterior, los brotes de aguas negras no solo representan un riesgo sanitario —por la propagación de enfermedades gastrointestinales y de la piel— sino que afectan la imagen turística del puerto. Decenas de visitantes han reportado en redes sociales su incomodidad por los malos olores y la presencia de líquidos residuales corriendo a cielo abierto en plena zona dorada.
Organismos empresariales como la Asociación de Hoteles y Empresas Turísticas de Acapulco (AHETA) han solicitado a las autoridades una intervención de fondo. "No podemos seguir ofreciendo una postal de aguas negras junto a uno de nuestros íconos turísticos", expresó un vocero del sector hotelero.
Hasta la fecha, ni los trabajos realizados por CAPAMA, ni los esfuerzos coordinados con CONAGUA y dependencias estatales han logrado una solución definitiva. El problema persiste, con escurrimientos que afectan tanto la movilidad como la percepción del destino.
Mientras tanto, La Diana, símbolo del Acapulco turístico, sigue rodeada por aguas residuales, en una metáfora dolorosa del abandono de la infraestructura urbana.
Obtener Outlook para Android
0 Comentarios