Por Julio Zenon Flores
El hecho de que Morena haya arrasado a nivel nacional en las elecciones de este domingo 2 de junio, y que Guerrero haya confirmado su preferencia por el partido guinda y que con todo y eso perdiera Chilpancingo, que ya gobernada, hace obligado preguntar ¿Quién entregó la capital de la entidad a la oposición?
Y la respuesta apunta hacia aquellos que tomaron decisiones con el hígado y no con el cerebro, y optaron por dejar fuera de la contienda a la actual alcaldesa Norma Otilia Hernández.
Y es que para nadie era desconocido que la edil morenista tenía un alto nivel de aceptación por la sociedad chilpancingueña y que su participación era vital para el triunfo.
Por si alguno de los liderazgos guindas que estaban tomando las decisiones sobre las candidaturas en Guerrero no lo sabía, debió enterarse de que ella misma puso el tema sobre la mesa.
En los momentos más candentes de la toma de decisiones, cuando el dirigente estatal de morena, Jacinto González Varona, parecía empecinado en imponer a gente de su círculo cercano, creyendo vanamente que el paraguas de la marca alcanzaría para cubrir a quien él decidiera postular, Norma Otilia lo dijo fuerte y claro: cualquiera que quiera ganar en Chilpancingo, sea del partido que sea, "me necesita".
González Varona creyó que la edil estaba alardeando y cerró sus oídos a la advertencia.
El resultado ya todos lo conocemos: Jacinto González entregó la capital de Guerrero, una entidad morenista hasta el tuétano, a las manos de la oposición.
Bastaba una leve consulta a la información histórica electoral disponible de manera pública, para que Jacinto se diera cuenta que estaba cometiendo un grave error al excluir a Norma Otilia, pero esa consulta no se dio. Bastaba entonces con bajarse del pedestal y escuchar el llamado de la alcaldesa, pero no se quiso escuchar.
¿Cómo explicará ahora que se arrase en Guerrero pero se pierda la capital?
Es una buena pregunta.
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