Por Julio Zenón Flores
La presencia de la gobernadora Evelyn Salgado
Pineda en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador,
para hablar sobre los avances en la reconstrucción de los municipios de
Acapulco y Coyuca de Benítez, es un indicador del porqué el triunfo aplastante
del partido Morena en las pasadas elecciones del 2 de junio en Guerrero.
Indudablemente, el trabajo o, dicho coloquialmente,
la mano presidencial se siente aún en Acapulco después de la devastación
causada por el huracán Otis. Esto se refleja en el espectacular 86 por ciento
de aprobación del presidente López Obrador en Guerrero, uno de los porcentajes
más altos entre los 32 estados del país, y en la gran diferencia de votos
obtenidos y posiciones ganadas en este rincón del sur del país, con más
municipios y más espacios en la cámara de diputados local, respecto del 2018 y
el 2021.
Los resultados muestran una sinergia, que algunos
quieren menospreciar, entre el titular del poder ejecutivo federal y el trabajo
de la gobernadora Evelyn Salgado. Esto se observa no solo en los resultados
electorales, que no hubieran sido tan altos sin la aprobación del trabajo de la
mandataria estatal, sino también en el trato afectuoso del propio mandatario
nacional hacia Salgado Pineda, respaldado por la información proporcionada por
todos los miembros de su gabinete que han trabajado en Guerrero.
La información presentada por los miembros del
gabinete federal en la conferencia mañanera sobre los avances en la
reconstrucción de un municipio casi totalmente destruido y rescatado de sus
cenizas por un gobierno generoso contrasta enormemente con lo ocurrido en 1997.
En aquel año, Acapulco también fue devastado por un huracán: Paulina. Se supo
entonces de saqueos y apropiación indebida de las despensas que llegaron por
millones.
Es pertinente recordar la frase que, aunque pueda
parecer trillada, fue destacada por el presidente mexicano y retomada por
muchos de sus seguidores: “el pueblo es sabio”. Por ello, ningún argumento de
la oposición caló hondo, ni siquiera el vaticinio de que para el día de las
elecciones el dinero en efectivo entregado a los acapulqueños para su limpieza
y reconstrucción se habría agotado. Tampoco influyó la preocupación por la
falta de oportunidades de empleo y el mal estado de una ciudad imposible de reconstruir
completamente en medio año.
El resultado de las elecciones demostró que
efectivamente el pueblo es sabio. Los discursos catastróficos de la oposición
sobre nuevos saqueos y hambrunas, incluyendo los actos violentos que costaron
vidas durante el proceso electoral para sembrar duda y miedo, así como los
intentos de vincular esos escenarios adversos con las autoridades de Morena en
el municipio y el estado, fracasaron rotundamente.
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