(El texto sin contexto de Salvador García Soto)
Por Julio Zenón Flores
Este fin de semana, destacó
la publicación del periodista Salvador García Soto, en El Universal, exponiendo
un video que le hicieron llegar en el cual aparece la presidenta municipal de
Acapulco, Abelina Lopez Rodríguez, entrando a un bar lleno de personas que presenciaban el partido
Chivas contra Pumas, con el señalamiento del columnista de que se trataba de
empleados municipales que departían y bebían cervezas; tantas que hasta se
sentaban en los cartones, pese a la situación por la que atraviesa el
municipio, a un mes de ser golpeado salvajemente por el huracán más fuerte de
la historia contemporánea del Pacífico mexicano.
La historia, de ser como la
narra García Soto, tendría un fuerte impacto político en la imagen de la
alcaldesa, pues la pintaría como una persona frívola, una etiqueta que los
opositores han procurado endilgar a las alcaldesas de Guerrero
que han buscado el impulsar eventos de cultura popular. Sin embargo,
tiene un pequeño problema: el columnista interpreta un video que le enviaron,
quizás, con algún texto breve, sin mayor profundidad o contexto, sin mayor
información, sólo la crítica a una alcaldesa entrando a un bar donde la cerveza
corre a manos llenas, junto al espectáculo del mejor futbol de la liguilla, en
donde es vitoreada, por cierto, con el mote de “tía”.
Es posible
que en el fondo, quien le hizo llegar el
video al columnista haya tenido la idea de afectar la figura pública de Abelina
López, aprovechando las imágenes descontextualizadas, para disminuir su
presencia en el marco de una feroz competencia interna en Morena por la
candidatura para relevarla del poder en la elección del 2024 y en medio de la
idea de la oposición de que el efecto de la tragedia generada por el
huracán Otis y la insuficiente respuesta oficial ante la
magnitud del daño, pueda darles la oportunidad de desplazar al partido de AMLO
del poder municipal.
No obstante, puede darse un efecto contrario, entre quienes saben que la
primera edil de Acapulco no ha parado en las actividades de mitigación de los
daños sufridos por Acapulco y no dudan, dadas las evidencias, de que, a ese bar,
no fue a beber, ni a sentarse en un cartón de cerveza, sino a saludar la
apertura de un espacio recreativo más, en la zona turística de Acapulco, en momentos difíciles
para el puerto y aprovechando el mejor partido de la temporada.
Además, la alcaldesa podrá ser señalada de muchos errores, que los ha tenido,
sin duda, pero no de ser consumidora de cerveza ni del futbol y, mucho menos,
en las semanas que han transcurrido desde el 24 y 25 de octubre en
que el huracán Otis golpeó al puerto.
En estas
semanas, los periodistas, atentos al desempeño no
solo de ella, sino de su equipo y de las autoridades estatales y
federales, la han visto casi desfallecer, acompañando a las brigadas de
limpieza, la han criticado, incluso, porque se le ve de pronto barriendo la
calle o machete en mano cortando hierba, en vez de estar en su oficina
coordinando las actividades; se le ha visto, a punto del desmayo, en las
brigadas nocturnas, y en las reuniones de gabinete.
Por lo
tanto, el cansancio a veces juega malas pasadas,
pero es difícil pensar que la presidenta municipal que no bebe, ni es
aficionada al futbol, se haya metido con su equipo a un bar, de no ser, como
ahora lo aclara, para saludar a la gente que estaba dentro, invitada por una
rescatista, que tal vez sea la misma que grabó el video, en donde la vitorean,
pensando que era un grato recuerdo del momento, sin imaginar que se descontextualizaría para usarlo como arma política.
Y no es que
se le quiera justificar. En realidad se ha dicho mucho que el problema de la
imagen de la alcaldesa de Acapulco es ella misma, pero en este caso, el video
sin contexto de Salvador García Soto no le hace justicia.
Y es que Abelina López es muy franca y
directa, no ha aprendido los modos de la clase política de actuar con
corrección, de vestirse bien, de no decir malas palabras, de ocultar su
malestar cuando alguna otra autoridad la trata con desdén, de aparentar lo
que no es. Es posible que, aunque sus asesores en materia de imagen le hubieran
aconsejado no entrar a ese bar, ella, que actúa como piensa, se habría
arriesgado, con tal de expresar su gusto, por ver una fuente de empleo y de
recreación abierta, llena de acapulqueños que, en medio de la tragedia,
salieron a disfrutar de un buen partido.
Ese es tal vez el contexto que le faltó al colega Salvador
García Soto.
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