Por Zenón Flores Salgado
A finales del año
pasado se estrenó en Acapulco un tipo de auditoría a profundidad, denominada
AUDITORÍA FORENSE, recayendo sobre el Ayuntamiento de Acapulco, siendo el ente
que la solicitó la AUDITORÍA SUPERIOR DE LA FEDERACIÓN, para el periodo 2021,
de recursos federales ejercidos por la comuna porteña.
Este tipo de
auditoría se realiza para detectar fraudes en las
empresas o dependencias de gobierno, que la simple auditoría financiera no tienen
capacidad de ver y, por lo general se realiza luego de alguna denuncia de lo
que está ocurriendo, por eso llama la atención que se aplique al puerto de
Acapulco, en un gobierno cuya frase de batalla es no robar, misma que repite a
cada instante la alcaldesa Abelina López Rodríguez, mientras recorre las
colonias, diciendo “yo no vine a robar”.
Como nos comentó
la ingeniera Luz María Meraza Radilla, secretaria de desarrollo urbano y obras
públicas de la actual administración municipal, en cuya área fueron observadas
algunas irregularidades en contratos de obra, los auditores pedían la
documentación, pero también iban a las cuentas, a los estados financieros, a
las cuentas personales, al banco en que se realizaron las acciones y al rastreo
de claves de computadoras, llamadas, gastos, etcétera.
“Por ejemplo, de
una bomba (de bombear) pedían que la factura contara con el número de serie y que
en el contrato se adquisición se incluyera, sino la casa comercial en que debía
adquirirse, sí el tipo y características, de tal manera que, si no se podía
leer el número de serie o faltaba alguna característica de la descrita en el contrato
de adquisición, ameritaba una observación o que se devolviera el monto de lo
gastado”.
“Hubo una obra,
por ejemplo, -comentó la funcionaria- de una pavimentación de calle, en donde
se gastó lo estipulado, algo así como un millón de pesos, pero en obras
adicionales, ya que para pavimentar se requería, al intentar hacer la obra, de
un muro de contención, drenaje y otras, en las que se invirtió el recurso, en
la misma calle, en el mismo tramo especificado, pero como alcanzó para el
pavimento, se observó y se pidió la devolución del recurso”.
“Fue una auditoría
forense, que nunca se había aplicado y se hizo por primera vez en el país, aquí
en Acapulco”, reveló Meraza Radilla, quien deslindó a la actual administración
municipal, ya que se hizo sobre los recursos del 2021, que fueron aplicados por
la anterior administración. “Cuando nosotros llegamos ya todo el recurso,
incluso el que nos tocaba recibir a nosotros en las ministraciones de octubre, noviembre
y diciembre, estaba asignado y comprometido con contratos que se firmaron hasta
el último día de la anterior comuna”, sin embargo, “contribuimos a aclarar las
cosas y hasta donde pudimos les ayudamos a solventar”, aseguró al referirse a
los más de 64 millones de pesos observados.
De acuerdo con la
teoría, este tipo de auditorías lleva consigo un amplio y complejo equipo de
profesionales, entre los que podemos encontrar: auditores, informáticos,
abogados, contadores, grafotécnicos, etc. , por lo cual la auditoría es muy
completa y busca recabar datos, como si fuera labor de un investigador privado,
para poner ante la justicia a los responsables de algún fraude que se sospeche
que se está realizando o prevenir alguno que en el futuro pueda ocurrir.
"La auditoría forense es un método de prevención de fraude y corrupción, pues pone en manos de jueces y de las autoridades legales pertinentes información y pruebas suficientes para que analicen y pongan como prueba en el proceso judicial, determinando así, en base a los textos legales, si se trata o no de un caso de fraude o no" (Patricia Nuño, Auditoría forense explicada para ti 📝 (emprendepyme.net).
En ese sentido, es
que cabe la pregunta ¿Qué supo o sospechó la ASF para aplicarle a Acapulco una
AUDITORÍA FORENSE
Los elementos
disponibles apuntan en dos sentidos:
1.- Los
señalamientos de la actual alcaldesa Abelina López, contra su antecesora, Adela
Román Ocampo, en particular por lo relativo a la obra de la rivera del río de
La Sabana, la cual se pagó en su totalidad, sin que se haya encontrado un
avance importante en a obra, según su denuncia o bien por
2.- Las filtraciones
como secreto voces de que funcionarios
de obras, en especial el de bacheo y el director de obras, estaban pidiendo “diezmo”
o “mochada” a cambio de garantizar contratos a las constructoras, lo que llevó
incluso a que a principios de este año se hicieran aclaraciones públicas por mensajes
difundidos en los que se pedía que se asegurara “la lisa”, en lenguaje coloquial
local, por parte de un funcionario que ni siquiera tenía que ver con los reintegros
de anticipos de obras supuestamente incumplidas o canceladas.
El caso, es que
finalmente, hasta el momento no se ha encontrado nada grave.
Lo de la rivera
del río de La Sabana ni siquiera pudo ser auditado, debido a que correspondió
al recurso del 2020 y la auditoría solo estaba enfocada a 2021 y el informe
final dice, que el Ayuntamiento salió bien, que de 100 puntos posibles obtuvo
81, es decir, aprobado, aunque si se le hicieron observaciones en el sentido de
que se carece de protocolos para evitar posibles fraudes o desviaciones de recursos.
Por el momento,
quienes compraron las bombas que no pudieron acreditar que eran nuevas ni que
se habían cambiado y quien tiene la responsabilidad por la obra de La Sabana,
pagada y no realizada, pueden respirar.
Lo que queda en el
aire es ¿Por qué ese tipo de auditoria al ayuntamiento de Acapulco?
¿Habrá consigna o
preocupación detrás de esa decisión?
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