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¿Y SI LE BAJAMOS DOS RAYITAS?

De la ira al asalto a la razón

Por Julio Zenón Flores Salgado

La coyuntura de una expresión de ira de la presidenta municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez, en un evento público de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, en una de las colonias más emblemáticas del puerto, no solo por contener las mayores referencias de pobreza, en lo que alguna vez se conoció como Polígono D y que fue considerado por la ONU como zona de alta marginalidad, sino también porque ese lugar ha pasado en diversas etapas de la historia reciente como objeto de un elevado nivel de inseguridad, se ha convertido en una herramienta de golpeteo, que pretende ir más allá de lo coyuntural y llevarse al escenario político electoral.

Es ahí donde hay que tener cuidado de no ser utilizados por fuerzas políticas enemistadas con Morena y que tienen por visión crecer electoralmente a costa del golpeteo y que se sienten en la obligación de aprovechar cualquier yerro de los representantes populares de ese partido; con más razón si proviene de quien gobierna la más importante ciudad de Guerrero.

La opinión pública, alimentada por un torrente de información no siempre confirmada a través de las redes sociales vio a una alcaldesa reclamar airadamente a alguien que no se alcanza a definir, pero que por el comunicado de prensa y por una frase de López Rodríguez se ubica como alguien de fuera de Acapulco o alguien que tenía que ver con la organización del evento, por cierto uno de los eventos de mayor relevancia para la gobernadora Evelyn Salgado, pues forma parte de su combate emblemático en contra de la violencia hacia las mujeres. Y comenzamos a hacer conjeturas…y memes.

La opinión pública estará sacando sus conclusiones y por eso es necesario analizar las implicaciones del hecho coyuntural.

El primer elemento, que hay que traer a contexto es que se trataba de un acto de gobierno, en el que había una gran coincidencia de la gobernadora con la alcaldesa y en donde los vecinos obtenían para su beneficio, en La Zapata, algo tangible en medio de la pudrición de la pobreza, violencia y escasez de servicios: La instalación del Territorio Violeta, como punta de lanza del “rescate” de esa zona habitacional, con cámaras de videovigilancia, botones de pánico, taxis seguros para mujeres, rehabilitación de banquetas y luminarias, entre otros. ¿A quien le afectaba eso? ¿Quién albergaría una negra intención de sabotearlo?

El segundo elemento, fue la cordialidad con que se condujeron ambas autoridades, durante el mensaje formal y cuando salieron del estrado a dar declaraciones a la prensa presente en el lugar y a dejarse rodear por la festiva multitud que llenaba la calle.

El tercer elemento, es el discurso del senador Félix Salgado Macedonio, hablando del respeto entre los distintos niveles de gobierno y la obligación de trabajar juntos para darle resultados al pueblo, incluso aceptando que se pudieran presentar divergencias, naturales entre seres humanos, pero sin dejar de lado su obligación de ambas autoridades, estatal y municipal, de servir a los acapulqueños.

El cuarto elemento, se refiere a si era un evento redondo, tanto como mensaje político de unidad dentro de Morena (ante la evidente divergencia por haber manifestado de uno y otro lado simpatías distintas en torno a la sucesión presidencial), como de beneficio ciudadano y muestra de la efectividad gubernamental, ¿Por qué entonces se descompuso el esquema al final, por una declaración aparentemente imprudente de la presidenta municipal, Abelina López?, ante una posible injusticia, que pudo provenir de un escolta, si es que ella realmente identificó que quien le maltrató era del servicio de logística del gobierno estatal o pudo provenir de otra persona, un infiltrado, un provocador o simplemente un ciudadano que ha leído mal la relación entre ambos gobiernos, de esos “acomedidos” que quieren quedar bien con alguien, afectando a quien tenga que afectar. Eso lo determinará una sencilla investigación, que se facilita por la oportuna instalación de cámaras en la zona.

Partiendo de esos cuatro elementos, es que se entiende que, pese al desaguisado, se debe de buscar regresar a la cordialidad y el diálogo entre ambas instancias de gobierno, enfocar el reclamo en la persona responsable de haber desatado la ira de la presidenta y no permitir que escale hacia niveles superiores, ni siquiera hasta los organizadores del evento del Territorio Violeta, sino en la actuación de una persona, venga de donde venga, que provocó una reacción, la cual de alguna manera ha sido exacerbada por “la plebe”. Ni la gobernadora, que ha dado muestras de prudencia desde su mismo comunicado emitido ayer por la noche, ni la alcaldesa, que pudiera estar recibiendo “consejos” de personajes que son enemigos del partido que las cobija a ambas, deben de permitir que esto escale y deben actuar de inmediato para frenar nuevas especulaciones.

Como lo señalé oportunamente en el programa sabatino de radio Secreto a voces: Nadie en su sano juicio puede creer que Abelina esté a la espera de que a Evelyn le vaya mal o que pueda creer que ésta hubiera “fraguado” el acto de agravio en su contra, ni que la gobernadora pueda estar “conspirando” contra la alcaldesa en un evento en el cual no debería haberse dado ninguna oportunidad de que se desviara la atención del fondo: el combate a la violencia contra las mujeres.

Finalmente, diremos que lo que hoy se descalifica de la alcaldesa, que no amerita justificación alguna, ya ha sido analizado desde hace tiempo por los teóricos, como lo señala Alicia García Ruiz, en su ensayo publicado en 2017, en la revista de teoría política CRÍTICA CONTEMPORÁNEA: “Se diría que las emociones humanas han dejado de ser un asalto a la razón, para pasar a contar como un componente constitutivo e ineludible de la misma”.

Ella misma cita en su trabajo que en el libro II de la Retórica, Aristóteles describe el sentimiento de la ira como un anhelo de venganza provocado por un desprecio manifiesto e inmerecido, es decir, que “nadie reacciona con rabia ante una enfermedad incurable, un terremoto o condiciones sociales que parecen inmodificables. (sino que) “La rabia sólo brota allí donde existen razones para sospechar que podrían modificarse esas condiciones y no se modifican.” (Arendt 1998, 163).

En ese sentido, coloquialmente, diríamos: paren su carro “conspiradores”, bájenle dos rayitas. ¿No?

xxx Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, maestrante en ciencia política y, diplomado en MKT digital www.facebook.com/trasfondoinformativo, zenon71@hotmail y por canal 11 de cable USAtelecom

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