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URGE GOLPE DE TIMÓN EN LA SSP DE ACAPULCO

Un soldado vigila la zona poniente de Acapulco, tras un asesinato más en 2023. Foto Raúl Séndic García Estrada

Por Julio Zenón Flores Salgado

Señalar los datos duros de la violencia en Acapulco, ya resulta insuficiente, para generar algún cambio en positivo para sus habitantes, como lo es también estar tratando de abrir los oídos a las autoridades picándoles las costillas de negociantes que la mayoría tienen, al hablarles de la afectación que esas noticias podrían causar al mercado turístico, principal fuente de ingresos no sólo de la gente común, sino también del gobierno, en lo que se refiere a sus recursos propios.

Baste recordar simplemente que hace apenas tres meses la consultora Statista ubicó a Acapulco como la segunda ciudad más violenta del mundo, que Canadá hace una semana emitió una alerta a sus ciudadanos para que evitaran visitar el puerto y que…ni siquiera los propios jefes policiacos están seguros; el pasado 11 de enero el jefe operativo de la policía auxiliar Samuel Buenfil fue asesinado a unos cuantos metros de las instalaciones policiacas, al filo del medio día, pese a la presencia permanente en la zona de militares, marinos, guardias nacionales y decenas de policías, que incluso se ven correr en un video que circuló en las redes sociales.

Las autoridades parecen de hielo. No se han conmovido ni con la muerte de su jefe policiaco, ni con los hallazgos, la semana pasada de sendas bolsas con restos humanos en la zona Diamante, en el San Martín el Jobero, es decir la zona rural y en Pie de Cuesta, es decir la salida hacia Costa Grande.

Fueron 35 cadáveres de personas que encontraron la vida de manera cruenta, además de incendios de carros del transporte público, extorsiones y balaceados en las primeras dos semanas de enero del 2023.

Lo peor de todo es que eso ocurre a pesar de la presencia en el puerto de más de 4 mil uniformados, entre las distintas corporaciones federales, estatales y municipales y como burlándose de los shows peliculezcos de marineros que simularon un desembarco operativo en alguna playa del municipio.

¿Qué esperarán las autoridades para actuar?

Hemos dicho que los gobiernos anteriores se enamoraron del modelo colombiano de hacer frente a la inseguridad, un modelo, por cierto puesto en marcha en aquel país después de que les asesinaran a un político del más alto rango; sin embargo, ese modelo al que se le han invertido muchos millones de pesos, incluyendo pintura para pintar de colores floridos las fachadas de las unidades habitacionales consideradas de alto riesgo, ha fracasado.

Hoy se puede decir, de igual manera, que ha fracasado la idea de dejar el mando de la seguridad pública de Acapulco a Marinos. Con el penúltimo que estuvo al frente, no solo se desaparecieron a dos infantes de marina enviados indebidamente fuera de la ciudad a escoltar a un senador de Morena, sino que además se desarmó al jefe operativo asesinado hace una semana cuando llegaba a su trabajo.

La experiencia señala que lo que funcionó, de manera limitada, porque ocurrió por iniciativa de los propios uniformados que se declararon en paro durante 23 días, y no como una medida coordinada con la federación, fue el acuartelamiento de toda la policía municipal, llevada a cabo durante la administración del entonces presidente municipal Luis Walton Aburto, en 2014.

Los registros de la prensa roja revelan que en ese mes el índice de criminalidad fue mucho más bajo que en otros en los que estuvieron en activo.

En ese sentido, valdría la pena analizar el desarme y acuartelamiento de los cerca de dos mil elementos municipales y su sustitución por 2 mil elementos de la Guardia Nacional, con el acuerdo del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, con lo cual, en teoría debería de comenzar a funcionar la Mesa de coordinación para la paz, en Acapulco, que actualmente es inoperante, precisamente por la desconfianza que se tiene en los mandos de la SSP del puerto y la falta de disposición de las autoridades municipales.

Tal medida permitiría cerrar el flanco más débil de la seguridad en el puerto: La prevención, la cual difícilmente va a funcionar con una corporación que no genera confianza ni entre ellos mismos, como lo denunció el ahora asesinado Samuel Buenfil ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos, donde señalo que le ofrecieron 50 mil pesos a la semana por dar nombramientos de comandantes a gente que se sabe está relacionada con el crimen, a lo que se negó y que, según esa denuncia, de todos modos aparecieron después con nombramientos de jefes.

Tal vez, sea hora de confiar en la Guardia Nacional, pero no en esa que viene a vacacionar y que solo llega a apoyar a los ministeriales a delimitar el área del crimen cuando el cadáver ya está tirado, sino en una que se acuartele en Acapulco, se enrraice, aquí y se convierta en la policía preventiva municipal, durante el tiempo necesario para formar una nueva policía preventiva, con los valores de la 4T, humanistas e incorruptibles, capacitados y armados y bien equipados y con el respaldo de la SEDENA.

Tal vez no se resolviera de fondo, pero es peor estar como ahora, sin hacer nada y echándose la bolita unos a otros.

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Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, maestrante en ciencia política y, diplomado en MKT digital www.facebook.com/trasfondoinformativo, zenon71@hotmail y por canal 11 de cable USAtelecom

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