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BASURA BAJO LA ALFOMBRA EN EL AYUNTAMIENTO DE ACAPULCO

Por Julio Zenón Flores Salgado
La sorpresiva irrupción del regidor de Morena Javier Morlet Macho, en la sesión solemne del cabildo de Acapulco, realizada el domingo 13 de septiembre pasado en el viejo palacio municipal, para increpar a la presidenta municipal, Adela Román Ocampo, que rendía su segundo informe de actividades, así como la inusitada descalificación que le respondió la primera edil al término de su intervención, tiene de fondo algo más allá que diferencias políticas. La explicación tiene poco que ver con la escasa formación política de Morlet Macho, quien es un hombre prácticamente de la sociedad civil, reconocido como administrador que fue del aeropuerto internacional de Acapulco, donde hizo un buen papel, se colocó bajo los reflectores en la lucha social luego de que perdiera a su hija Adriana, una joven y entusiasta universitaria, por la cual se lanzó a la lucha por la justicia no solo para ella, sino para aquellas mujeres asesinadas impunemente en todo el país. Llegó a la comuna invitado por el ahora delegado federal de los programas sociales en el Guerrero, Pablo Amilcar Sandoval Ballesteros, quien construyó planillas de ayuntamientos y candidaturas a las diputaciones locales, tomando gente de aquí y de allá, en acuerdo con el ahora subdelegado de los mismos programas Cesar Núñez Ramos, dada la escasa membresía que hasta ese momento tenía Morena y su necesidad de cubrir los espacios. Todo indica que en realidad lo que el público pudo observar durante el incidente en el viejo palacio municipal, fue una conversación tercereada, es decir, que ni Morlet Macho era el creador de las palabras que fue a decir, ni la respuesta de Román Ocampo era para él. El regidor era un mensajero y como tal recibió la respuesta. El mensaje lo mandaba quien pidió que se anotara la intervención del regidor, interesado en que la alcaldesa sintiera la presión en un momento complicado para ella: el síndico Javier Solorio Almazán, con quien existen viejas diferencias que pasan por haber sido dejado en el camino en su pretensión de ser el candidato de Morena a la alcaldía de Acapulco, cuando ya tenía la candidatura en la bolsa, hasta el estira y afloja en el área de su competencia administrativa y financiera. En este caso, el conflicto derivó de la firma por un contrato de más de 145 millones de pesos a una empresa metida en la recolección de basura. Nadie ignora que el negocio de la basura ha sido un asunto bastante sucio desde hace muchos años, pues se mueven muchos intereses al momento de autorizar los contratos, que implican hasta 600 millones de pesos cada año, que se gastan en el manejo de los desechos sólidos y que pueden dejar buenos dividendos a los que tienen que ver con esos contratos. A diferencia de cómo se hacía en las administraciones anteriores en que se contrataba una sola empresa que se encargaba de la recolección de los desechos en toda la ciudad, en esta administración se ha divido la ciudad en cuatro zonas y se contrata para ello a cuatro empresas, una por zona y eso pasa por el área de adquisiciones, donde se elaboran los contratos y las bases de la obligada licitación, la cual en este caso no se ha realizado, ya que se ha optado por dar los contratos por adjudicación directa, en base a la presentación de tres presupuestos en base a los cuales se elije al más cómodo para la administración municipal. En esa área se hacen negocios turbios desde hace años, burlando la báscula que fue colocada hace alrededor de una década en el tiradero de Paso Texca, donde se realiza el pesaje de los desechos llevados allá por los camiones recolectores y se paga a razón de mil pesos por tonelada. Se sabe que algunos operadores de los camiones llegan a meter tierra y piedras entre los desechos, por el equivalente a un tercio aproximadamente de la capacidad del vehículo, par aumentar el cobro que hacen por cada viaje, pero eso se tiene que hacer con el aval de alguien. El caso es que, a raíz del altercado en el informe de la presidenta, salió a la luz que el síndico Solorio Almazán presionaba, (como lo hizo el año pasado, para firmar la documentación de la cuenta pública cuando que terminó con la salida de la entonces secretaria de Finanzas Soraya Benítez, a quien por cierto ahora buscan sus subalternos para que firme documentos que tienen que ver con el uso de los recursos públicos), según las fuentes consultadas, para que sea a través suyo como se otorgue el contrato pendiente de una empresa de recolección de basura, por 150 millones de pesos, a lo que la alcaldesa se ha negado rotundamente. El mejor momento de presionar y acorralar a la primera edil fue durante su informe de labores, ante los medios de comunicación que trasmitían en vivo, pero el síndico convenció al regidor Morlet Macho de que fuera él el vocero de las críticas hacia el gobierno municipal ante la negativa a ceder de parte de la presidenta municipal. A Morlet le dijeron que era en verdad una crítica justa, porque a algunos regidores de Morena no les estaban dando el mismo trato que a los otros, representados por Hugo Hernández Martínez, coordinador de la fracción. Por eso la respuesta de la alcaldesa no fue dirigida hacia la persona de Morlet Macho, sino en realidad a quien lo estaba mandando a leer las críticas, por eso el mensaje claro de que "no se le iba a dar ningún contrato" a una hipotética constructora que el regidor no tiene.

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