La aparición del Covid-19 el 31 de diciembre de 2019 en Wuhan, China a mediados de junio de 2020, las cifras de muertos, infectados y las secuelas que deja en los seres que se salvan, es alarmante. A seis meses de su presentación en sociedad, con una numeralia inexacta casi de medio millón de muertes, la pandemia ha paralizado la economía global. Ha causado pánico, terror en un mundo de calentamiento global, de racismo, de la destrucción sistemática de los bosques, la contaminación de ríos, afluentes, mantos freáticos y el mar. A esta pequeña lista, le agregamos, el deshielo de los casquetes polares, la polución del aire por las chimeneas de autos y fábricas, y cientos de sustancias que la industria global echa al cielo de la tierra, así como los millones de pobres que genera la riqueza en manos de unos cuantos-
Un comparativo podría servirnos de algo para saber que la “nueva anormalidad”, no se detendrá el 30 de junio, el 30 de julio o el 30 de agosto y de octubre. El Diccionario de la Rae, define a la normalidad como “la cualidad o condición de lo normal. Es volver a la normalidad”. ¿Como es posible entrar a un periodo de “nueva normalidad”, en condiciones en que los semáforos de alerta dicen que México pasa del naranja al rojo en horas, y que las cifras de defunciones, contagiados y posibles portadores del Covid-19, se incrementan día con día, hora con hora? Lo paradójico es que pese a que se acaban la camas, ventiladores, centros hospitalarios sin capacidad, sin medicamentos, sin una vacuna que es otro negocio de los países avanzados y que apenas se está probando; la gente sale, desobedece la sana distancia, y lo que es peor, no hacen caso o simplemente, les vale madre; “ a que le tiras cuando sueñas mexicano/volverte rico en loterías con un millón/mejor levántate temprano/con sueños de opio solo pierdes el camión”.
Ayer lunes vi a un grupo numeroso de viajantes en una tienda de conveniencia a las 7.10 am ubicada en la Autopista del Sol con rumbo a Acapulco, comprando chelas, gansitos, galletas, y esas fritangas envasadas que son el abono y maná de la diabetes. A, pero eso si, con sus respectivos cubre bocas de variados diseños; de Batman, de Tigre de bengala, de la Santa Muerte, del Jóker, del Santo y de Mafalda.
El periodo de duración de las pandemias que han asolado al mundo, se sustenta en variopintas variables y había que encontrar un modelo matemático para medio saber cuantos años va durar el Covid-19 en el mundo, por ejemplo, la Peste negra duró siete años, de 1346 a 1353 y exterminó al 75 por ciento de la población de Europa. La viruela que trajeron los españoles a América y en especial a México-Tenochtitlán, diezmo a la población mexicana. 50 millones fue el saldo de la gripe Española de 1918 a 1920 en tan solo dos años. El Covid-19 en seis meses ya lleva un record, y eso que no se comparan loa adelantos científicos, médicos, de prevención y sanidad con los periodos señalados.
La Organización Mundial de la Salud manda mensajes de alerta a países como Brasil, Chile, Argentina y México donde el avance del Covid-19 es alarmante.
El pasado domingo en México hubo mas de mil muertos confirmados más a aparte de los que no se sabe de que murieron. NO es posible llevar un registro exacto, por ejemplo, en
comunidades aisladas y de los pueblos originarios, donde los usos y costumbres, y sobre todo el ritual de la muerte escapa a cualquier intento de racionalización occidental y el encuentro con lo que los expertos aseguran es una pandemia.
Qué viene para México que se debate en un clima de violencia, en Guerrero asesinaron a seis policías abatidos y cinco heridos, en una emboscada en una comunidad cercana a Taxco; en Guanajuato, la detención de la madre y el supuesto equipo de José Antonio Yépez Ortiz, mejor conocido como el “Marro” líder del cartel de Santa Rosa de Lima provocó disturbios distractores en varias ciudades guanajuatenses. Intentan dar un golpe al estilo el “Chapito”, pero las autoridades han actuado con firmeza.
El impacto del Covid-19, la pobreza del 75 por ciento de la población de México, las patadas de la ultra derecha, en un estado podrido gobernado por un partido como MORENA, cuyos principales miembros como Yeidkol Polevnsky son acusados de malversar fondos y cometer actos de corrupción. En donde las tarifas de electricidad han subido gracias a los intermediarios que han medrado con un derecho de los mexicanos, en un país donde la diferencia se mide, no por el grado escolar, sino por el tipo de cubre bocas que usan los políticos, empresario metidos a redentores con el que usa el pueblo. Dime qué cubre bocas usas, y te diré quién eres.
El poder del Covid-19, ¿es más grande que las armas nucleares chinas, gringas, rusas, francesas? Y que las jugarretas macabras de Donald Trump al que sele ha hecho bolas el racismo de frente a la reelección; en medio de una confusión global donde los más poderosos siempre sacarán raja del dolor, miedo, terror de los más pobres.
El poder del Covid-19, va para largo. Así es que mejor no hay que ponerse a rezar, ni usar estampitas de la virgen de las ocurrencias, la “nueva anormalidad”, ya está aquí como un tango, como el último aliento de mis amigos fallecidos por la pandemias, como la risa de la señora que le pedía la mañana del lunes a su sobrino, que comprara mas chela para el camino a Acapulco. Lo que no saben es que las playas del puerto están cerradas. ¿De qué tamaño será su frustración cuando se regresen a chilangolandia sin haber probado un caldo de camarón, una revolcada de ola, una piña colada con ginebra de la más corriente?
DE REOJO
¿La visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a Cuernavaca para reinaugurar el hospital del ISSSTE, también fue para exonerar a Cuauhtémoc Blanco Bravo, Gobernador de Morelos y a su equipo cercano de los cargos que se les imputan?
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