BAJO FUEGO
José Antonio Rivera Rosales
Lo que sucedió en la Tierra Caliente ya se veía venir.
El Grupo de Coordinación Guerrero envió un operativo de cerca de 500 hombres para tomar el
control de San Miguel Totolapan… sólo que lo hizo cinco meses tarde.
Desde diciembre pasado, las llamadas autodefensas del Movimiento por la Paz de San Miguel
Totolapan se declararon en resistencia armada para combatir el hostigamiento de las bandas
criminales que han enlutado a cientos de familias de la región.
En esas fechas lanzaron un desesperado grito de auxilio a las autoridades federales y estatales
para combatir a las formaciones delincuenciales -porque no son simples grupos criminales, son
estructuras de tipo paramilitar que han depredado la región desde 2010, por lo menos-, lo que
finalmente generó una explosión de autodefensas que, se quiera admitir o no, representan a por lo
menos un sector de la población agraviada.
El Movimiento por la Paz se constituyó, al menos públicamente, el lunes 12 de diciembre de 2016,
como igual hicieron en la misma fecha algunas comunidades del vecino municipio de Ajuchitlán del
Progreso, que advirtieron su decisión de enfrentar con las armas el hostigamiento criminal, luego
de la ausencia del Estado Mexicano que los dejó abandonados a su suerte.
Y esta es, precisamente, la clave del asunto: el Estado Mexicano ha estado ausente en toda esa
región de la Tierra Caliente desde 2011, cuando la formación delincuencial conocida como La
Familia comenzó su campaña de captura de territorio en esa franja de terreno de la parte media de
la Sierra Madre, entre los municipios de San Miguel Totolapan, Ajuchitlán y Coyuca de Catalán.
Esa franja de territorio, sobre la que los bandidos causaron un fenómeno de despoblamiento, es
precisamente donde nace la gigantesca veta de oro que se extiende linealmente hacia la zona Norte
y después a la región de La Montaña, para desembocar finalmente en la región de Costa Chica.
En 2012 las incursiones de La Familia se ampliaron a los municipios vecinos de Canuto Neri,
Teloloapan, Apaxtla, Cuetzala, Arcelia, Cutzamala y Tlapehuala, donde desplegaron una cruel
campaña de amenazas, extorsiones, secuestros y asesinatos que, durante años, paralizó de terror a
la población civil. Una fuente creíble ha hecho un recuento de más de 500 asesinatos cometidos por
los grupos criminales en los últimos dos años.
En todos los casos menudearon los reportes de agresiones contra la población civil sin que se haya
visto, hasta ahora, una acción determinante por parte del gobierno federal ni, mucho menos, de las
autoridades estatales.
La mayoría de las comunidades agredidas, en distintos tonos, dieron a conocer el nombre del
responsable de esa campaña de terror: Juan Hurtado Olascoaga, conocido como El Pez, jefe regional
de La Familia, quien al mando de una tropa de más de 400 hombres con camuflaje tipo militar y
armados con fusilería y granadas, sembraron el miedo en decenas de pueblos de la sierra.
Sin
embargo, a pesar de las reiteradas denuncias, nada pasó.
Así las cosas, entendidas de que nadie les daría auxilio, las comunidades comenzaron a organizarse
para enfrentar a los facinerosos con las armas en la mano.
El 29 de noviembre de 2013 los apenas 7 mil pobladores del pequeño municipio de Apaxtla de
Castrejón se inspiraron en las hazañas del general Adrián Castrejón, uno de los hombres de
confianza del general Emiliano Zapata, y se integraron como autodefensa popular armada. Titularon
su agrupación como Movimiento de Autodefensa Adrián Castrejón (MAAC).
Meses después, el 6 de febrero de 2014, hizo lo propio la comunidad de Cuetzala que se organizó
con apenas un centenar de elementos que empuñaban armas de bajo calibre.
Cuando ocurrió la matanza de Tlatlaya, el 30 de junio de 2014, muchos de los agraviados en
Guerrero respiraron aliviados: ahí cayó el segundo al mando de La Familia, a quien Hurtado
Olascoaga hizo responsable de la campaña de terror en la Sierra Madre del Sur. Pero nada cambió.
El 4 de noviembre de 2014 surge la autodefensa de Lindavista, la comunidad más grande de
Ajuchitlán del Progreso, situada casi en los linderos del Filo Mayor de la sierra.
Otras comunidades
de la región, como Cuatro Cruces, alertadas por la situación, se organizaron para esperar a los
criminales que han sometido pueblo por pueblo como si estuvieran en guerra. En el caso de la
vertiente del Pacífico, decenas de comunidades serranas de Tecpan y Atoyac se constituyeron en
sendos comités de Seguridad Civil que decidieron tomar la defensa armada en sus manos.
La Policía Comunitaria Tecampanera, del municipio de Teloloapan -la puerta de entrada a la Tierra
Caliente- se presenta públicamente el 11 de enero de 2016, mientras que la Policía Comunitaria de
Tlacotepec, integrada por cientos de hombres, desfila por la cabecera municipal de ese macizo
montañoso al que se considera el principal productor de amapola y marihuana. Las autodefensas
de Tlacotepec defendieron abiertamente la siembra de amapola como única forma de sobrevivencia
de las comunidades.
El dato perturbador es que todos estos grupos de autodefensas (Apaxtla, Cuetzala, Teloloapan,
Totolapan y Tlacotepec), grandes y pequeños, establecieron una alianza formal para combatir las
amenazas que representan los grupos criminales, pero también para defenderse de los abusos
gubernamentales.
Aunque existe el dato de que tanto el Ejército Mexicano como tropas de infantería de la Armada
de México han cazado a los grupos criminales, principalmente el grupo de Los Tequileros de Raybel
Jacobo de Almonte y La Familia de Hurtado Olascoaga, a la fecha siguen siendo formaciones
delincuenciales fuertes y con una amplia capacidad de desplazamiento, que mantienen la
hegemonía en los territorios bajo su control.
Desde hace por lo menos cuatro años todo este escenario se ha ido configurando como un
ambiente de preguerra, en el que las formaciones criminales, grupos de autodefensa, grupos de
interés político y fuerza oficiales, podrían chocar en cualquier momento.
Es este escenario convulso en el que un grupo de periodistas -que incursionó en la Tierra Caliente
para cubrir los disturbios- fue asaltado recién por un grupo de más de 100 jóvenes encapuchados y
armados, presumiblemente tropas de Hurtado Olascoaga. Entre los agraviados figura el veterano
reportero Sergio Ocampo Arista, corresponsal de La Jornada, y Hans Máximo Musielik, un periodista
alemán avezado en la cobertura de la violencia en Guerrero.
Hans Máximo relató cómo un niño de unos 13 años, con un fusil AR-15 terciado sobre el pecho, le
apuntó a la cabeza con un arma corta, mientras al menos otra media docena de menores
arrebataban a los reporteros lo que traían. Algunos de los asaltantes consumían cocaína, pero nadie
parecía tener el mando de la turba armada. Un cuadro verdaderamente aterrador, si se reflexiona
bien.
Aunque fueron despojados de su equipo, todos los periodistas fueron liberados con vida, pero
bajo amenaza de muerte. Después, apenas en las últimas horas, sicarios del crimen organizado
asesinaron al connotado periodista Javier Valdez, de Sinaloa, así como al joven reportero Jonathan
Rodríguez, de Jalisco, atentado donde fue herida de gravedad su madre Sonia Córdova, subdirectora
del semanario donde ambos trabajan.
La situación para los trabajadores de la comunicación, particularmente, es insostenible porque
preludia una oleada de furia asesina en contra de los periodistas en todo el país. Así, se impone la
pregunta: ¿Quién sigue?
En el caso de Guerrero lo verdaderamente incomprensible es que la turba armada que asaltó a los
reporteros estaba situada entre dos retenes militares, distantes un kilómetro cada uno, a quienes
los periodistas no pudieron pedir ayuda dada la amenaza que pesaba en su contra.
¿Qué es, pues, lo que está pasando aquí? ¿Estamos ante un escenario de preguerra, como anticipó
un experto en el tema hace ya un par de años? ¿Cómo va la autoridad a solucionar esta situación en
la que, evidentemente, está en riesgo la seguridad nacional? ¿Qué intereses actúan ocultos para
fomentar una situación tan explosiva?
xxx
Trasfondo informativo. Los mejores reportajes en TV, MARTES Y JUEVES a las 9:00 de la noche en el canal 76 de Cablemas-IZZI, o en www.facebook.com/trasfondoinformativo
0 Comentarios
¿Qué te pareció esta información? ¿Qué nos falta?