TRASFONDO
Por Julio Zenón Flores
Aunque parezca una arenga política, el título de esta
columna, en realidad lo que pretende es ser descriptivo de lo que parecen estar
pensando los perredistas de Guerrero, en medio de una diáspora que no ocurría
desde su fundación, aunque a decir verdad siempre estuvo en ciernes, porque a
su interior convivían fuerzas que, como los cangrejos, jalaban para todos
lados, menos en la misma dirección.

Por supuesto no sólo al PRD, sino también al presidente
Enrique Peña Nieto, pues ambos entes venían construyendo lo que el mundo
conoció como el “Mexican Moment”, los primeros con una izquierda menos
intolerante y tirando hacia el centro del espectro ideológico, para construir
acuerdos y hacer avanzar a este país, el segundo, encabezando un PRI renovado,
que se movió a su izquierda y abrazó muchas de las demandas de esta corriente
de pensamiento, y juntos, acompañados por el PAN, traían el Pacto por México,
que se suponía sentaría las bases normativas para detonar la economía y mejorar
la situación de los pobres de este país…pero Iguala y los Abarca, vinieron a
descubrir que debajo de toda esa foto feliz, estaba consolidándose en varios
estados, entre ellos Guerrero y por supuesto Michocán, un verdadero
“narcoestado”.
El PRD de Guerrero, como lo dijimos aquí en el artículo “PRD
de Guerrero bajo sospecha”, fue salpicado por la ambición de triunfos
electorales fáciles y admitió a personajes corruptos, sin investigación,
ligados a grupos criminales, e inclusive a represores, cuando en sus estatutos
decía que no debían admitirse. Todo con tal de ganar elecciones. Creció, al
nivel de tener la presidencia de las dos cámaras del poder legislativo de este
país y cuatro gobernadores, pero a un precio muy alto.
El caso de Iguala comenzó a desmoronarlos. El caso de la
corrupción descubierta de su gobernador Ángel Aguirre, parece haber sido el
tiro de gracia, pues como todo mandatario, impulsó la formación de su corriente
interna para seguir su carrera política dentro del partido, comprando a decenas
de líderes.
Cuando el PRD comienza a depurarse, empieza a verse como un
ente débil, cada vez más. Y cuando se depura no sólo se van los que tienen que
irse para regresar a ser un partido respetable de izquierda, sino que, al
tomarse decisiones desde arriba, desde el centro, se cometen errores, como el
de dejar fuera de las candidaturas a Abelina López Rodríguez, uno de los
baluartes de ese partido en Acapulco, a menos de cuatro meses de que haya
elecciones, se deja a unos candidatos casi listos para perder.
Algunos de ellos muy buenos candidatos, como la candidata a
gobernadora, Beatriz Mojica Morga o el candidato a alcalde de Acapulco, aún
pueden salvar al partido si consiguen cuidar las urnas, ya que según las mediciones
la gente vota más por el candidato que por el partido, pero se ve muy difícil
el panorama.
Y dicen que aún faltan de salir otros perredistas, buenos o
malos, el caso es que están desfondando a ese partido, mientras muchos otros
aunque no se salgan se sabe que ya están trabajando para el candidato del PRI,
Héctor Astudillo Flores, como si quienes están operando las cosas en el partido
del sol azteca en realidad trajeran la consigna de “Todos por Astudillo”.
www.facebook.com/juliozflores
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