Legislador técnico, por el hecho de que fue
“electo” por el Instituto Estatal
Electoral, Héctor Apresa Patrón es el mejor ejemplo de lo anacrónico que son
los procedimientos electorales en Guerrero.
Por: Juan López
Esto lo presentamos como un botón de
muestra, ahora que el ya casi ex Presidente de México, Felipe Calderón
Hinojosa, envió a la Cámara de Diputados una Iniciativa de Ley para que se
procure que en las elecciones generales del país, se contemple la posibilidad
de una segunda ronda electoral, cuando los comicios no reporten un número
considerable de mayoría en los resultados.
Una segunda vuelta comicial es una práctica
normal y natural en las democracias que legitiman con el voto los cargos públicos
de elección popular.
Pero eso no es todo. También existen los
sistemas políticos que evitan que los partidos tomen decisiones que
corresponden a los ciudadanos. Pongamos el ejemplo de Uruguay, una democracia
consolidada y con estructuras civiles que determinan la integración de su Poder
Legislativo de manera electoral.
El Presidente de la Mesa Directiva de las
cámaras de Diputados o Senadores, es aquel candidato que en las urnas obtuvo el
mayor número de sufragios. No como en México, donde Emilio Gamboa Patrón es el
“Jefe” del Senado sin que se haya empolvado los zapatos en una campaña
electoral. Lo mismo que Manlio Fabio Beltrones es “Tutor” de la bancada priista
en la Cámara de Diputados por el simple gusto o capricho de una camarilla electorera
que lo designó presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
No es posible que aquellos “legisladores” a
los que les fueron obsequiadas sus posiciones en el Congreso de la Unión o de
los Estados, sean los cabecillas de las bancadas. Administren los presupuestos
camerales, designen, manden, ordenen y apabullen a quienes vencieron en la
calle y el campo a sus adversarios en la elección.
La democracia a la que aspiramos tiene que
ser más estricta en cuanto a la justa integración de las estructuras
legislativas. El Coordinador de la bancada priista en el Congreso del Estado
debe ser Ricardo Taja: joven diputado que fue el único que ganó la elección en
los siete Distritos de Acapulco. El que venció al candidato perredista que era
delfín de la comunidad política que gobierna Guerrero.
En un parlamento donde hubiera justicia
política Héctor Apresa Patrón sería sólo un relleno burocrático. Escapulario
laico de un sistema que insiste en premiar a dinosaurios, que sólo han servido
para pervertir el oficio político de los hombres, que sí han concursado en las
lides electorales y han vencido en el camino a los obstáculos de la democracia
y sus personeros.
Felipe Calderón hace un último esfuerzo por
dotar a México de una segunda vuelta en las elecciones constitucionales. Bien.
Pero no es todo lo que falta. Se necesita que los candidatos que ganaron las
elecciones en las urnas, se conviertan en el Recinto Legislativo en las
verdaderas autoridades congresistas. Que sean los que dirijan el camino democrático
de México y no permitan los
descalifiquen aquellos influyentes, recomendados de los partidos y
señoritos de la plusvalía concubina del poder y los partidos.
Para cumplir la misión de coordinar los
esfuerzos de los diputados, es indispensable contar con autoridad moral
electoral, ingrediente del que carece Apresa Patrón en la actual Legislatura de
Guerrero.
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