Acapulco: el mensaje navideño de Claudia que no gustará a políticos locales

 


Por Julio Zenón Flores

Que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo haya decidido pasar la Navidad en Acapulco, más allá de posicionar la imagen de que se trata de un destino turístico con las condiciones para recibir visitantes del más alto nivel, es un mensaje de poder, dirigido a quienes todavía creen que el puerto se gobierna desde inercias locales.

El cariño presidencial por Acapulco existe, pero eso mismo obliga a mantener el control, no con palabras, sino con hechos. Ese control quedó claro tras el desastre de Otis, cuando la reconstrucción no fue dejada en manos del gobierno municipal. En su lugar, Claudia envió a Sebastián Ramírez Mendoza, con doble encargo para cuidar los recursos federales y respaldo directo de los compromisos heredados por Andrés Manuel López Obrador. Fue nombrado como responsable de los programas federales de reconstrucción bajo el lema “Acapulco se transforma contigo” de tal manera que la alcaldesa, Abelina López Rodríguez, no pudiera tocar ni un peso de esos recursos y, al mismo tiempo, titular de Fonatur, para que esa dependencia antes evasiva para el puerto, llegara con sus recursos a respaldar la labor presidencial.

Claudia “entregó” a Sebastián a Acapulco. No a un burócrata cualquiera, sino a su operador de máxima confianza, su exdirector de Comunicación Social en la CDMX, el hombre que viajaba con ella en su camioneta, que conocía la entraña del poder y hablaba sin intermediarios con el centro. Es decir, como en la frase bíblica: Tanto amó Dios al Mundo que le dio a su hijo unigénito”. Así Claudia, envió a su amigo, a su mejor carta. En resumidas cuentas, al quitarle a Abelina el manejo de recursos federales y la autoridad sobre la zona turística y más allá, más que auxilio representó intervención política directa.

La visita navideña termina de cerrar el círculo: Acapulco es asunto de interés nacional; la presidenta viene a constatar personalmente, como si fuera una turista, los resultados del trabajo encargado, pero además, manda un mensaje rumbo a 2027. Si ya operó la reconstrucción, también operará la sucesión, en coordinación con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda.

Como me lo comentó un hombre de probada experiencia política: “¿Tú crees que después de tantos millones invertidos en Acapulco, Claudia lo va a soltar a los grupos locales que lo miran como botín?” Yo tardé en entenderlo. Soy un hombre escéptico y no creo en lo que no se pueda probar, pese a los desafíos que implica hacer prospectiva.

Los grupos que se asumían dueños del territorio acaban de recibir una señal clara y no tiene nada que ver con el jingle bell: ya toparon con pared. Y no es descabellado decir que lo mismo puede ocurra con la sucesión estatal. Ya lo veremos con los cambios que vienen en el gabinete de Sheinbaun, que hasta donde se sabe incorporará a los titulares de dos gubernaturas y a un diputado federal.

 

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