Otis, recuperación y cuentas por saldar


Por Julio Zenón Flores

A dos años de enfrentar y sobrevivir al huracán más devastador de nuestra historia, se impone una reflexión profunda entre los acapulqueños. En cuanto a los daños y su recuperación paulatina —incompleta aún, sin duda—, y el hecho de que la ciudad cuya infraestructura urbana fue hecha trizas, junto con sus fuentes de empleo y sus esperanzas, hoy es habitable y recibe al turismo prácticamente igual que antes del Otis, y va paso a paso recuperando su espacio en el competido mundo turístico nacional.
Si bien en ese terreno hay muchas cosas aún por hacer —pues hablamos de un puerto que ya mostraba los signos del envejecimiento de su modelo económico—, también es justo hacer el balance de la lluvia de solidaridad que se generó en torno al puerto y ponderar las acciones de las autoridades para conducir la recuperación.
Partimos de reconocer que, hace dos años, Acapulco vivió la noche más larga de su historia. El huracán Otis arrasó con edificios, hoteles, casas y avenidas; y, sin embargo, a 24 meses de aquel golpe devastador, el puerto luce distinto. No es el mismo Acapulco que quedó en ruinas. Es otro. Y lo primero que debemos reconocer es la coordinación encabezada por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, especialmente con el gobierno federal, pero también con la sociedad civil, la iniciativa privada, empresarios y las propias fuerzas internas de su administración. Hay que reconocer que un ejército no se mueve sin la guía de su mando superior.
La reconstrucción del puerto no fue obra de un solo despacho ni de un decreto. Fue, eso sí, el resultado de un trabajo conjunto entre el Gobierno de México, encabezado en ese entonces por Andrés Manuel López Obrador (por cierto bajo el acoso de la oposición que se atrincheró en el argumento de la falta de recursos del FONDEN que aún se sigue discutiendo) y continuado por la hoy presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, junto con la gestión cercana del titular de Fonatur, Sebastián Ramírez Mendoza, cuya juventud se refleja en el empuje de las obras que se observan por toda la zona turística.
Esa alianza, poco común por su eficacia y su sentido humano, logró lo que parecía imposible: devolverle a Acapulco su brillo en tiempo récord, si se compara con otras ciudades que también han sido devastadas por fenómenos hidrometeorológicos, como Nueva Orleans o Cancún, que necesitaron de una década para volver a levantarse y aún hoy muestran cicatrices de lo que vivieron.
El informe mostrado por la gobernadora Evelyn Salgado, durante el homenaje conmemorativo realizado la mañana de este viernes en el Parque de La Reina, son, además de números que hablan, historias que lo confirman: más de 16 mil habitaciones rehabilitadas, casi 300 hoteles en operación, una inversión turística que rebasa los 2 mil 500 millones de dólares y más de 6.5 millones de visitantes que, en lo que va del año, ya hicieron de Guerrero el primer destino del turismo nacional y el segundo en cuanto a inversión del ramo.
En lo social hay 60 proyectos turísticos en marcha, escuelas, centros de salud y vialidades reconstruidas y también vemos reactivación de vuelos y cruceros y la Costera Miguel Alemán, mejorando día a día con el programa “Acapulco se Transforma Contigo”
La queja de hoy, de quienes recorremos la Costera cotidianamente, es muy parecida a la que hacemos cuando mejoramos nuestra casa: mientras pintamos un cuarto, nos amontonamos en el otro; respiramos polvo si hay que raspar las paredes. Así ocurre ahora, con las banquetas y el camellón acordonados, con camionetas cerrando un carril mientras se riegan las nuevas plantas, o con arena que se esparce en el arroyo vehicular. Pero, en uno y otro escenario, sabemos que cuando se terminen esas obras, nuestro espacio lucirá mejor.
En cuanto a políticas públicas, hay que destacar que Evelyn Salgado supo convertir esa lección en protocolos de acción y prevención fortalecidos, en nuevas normas de construcción adaptadas a las realidades de Acapulco y en una cultura de prevención que ya forma parte del día a día de los guerrerenses. Eso es, diría Mao Tse-Tung, saber hacer de una derrota una victoria.
En el lado humano, “Otis nos cambió, pero también nos unió. Ningún huracán puede con la voluntad de un pueblo que se ama y se cuida”, como lo ha dicho Evelyn Salgado, en esa frase se resume el nuevo espíritu de Guerrero.
Claro que aún quedan en el ambiente cuentas por saldar, como el uso desmesurado de tablaroca para abaratar costos y tiempos de construcción, las invasiones de cauces y arroyos que alguien permitió, y la falta de supervisión de las reglas de construcción vigentes, que no se explicarían sin actos de corrupción. De esos hechos, hasta ahora, no se conoce ninguna acción de justicia consecuente. Esa es una tarea pendiente de la reconstrucción.

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