• Sep 23, 2025

¿Un guiño a Félix? La sintonía Sheinbaum-Evelyn en Acapulco


Por Julio Zenón Flores

Mientras en la Ciudad de México Morena celebraba su 8° Consejo Nacional con la mirada puesta en el futuro del partido, en Acapulco la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo enviaba señales políticas claras desde el terreno. Acompañada por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y gran parte de su gabinete federal, la jefa del Ejecutivo federal puso en marcha el programa "Salud Casa por Casa", un ambicioso plan de medicina preventiva que lleva la atención hasta la puerta de los hogares.

La escena fue cuidadosamente construida: el evento reunió a las secretarias de Bienestar, Salud, al titular del IMSS y al director general de Birmex. Todos, al lado de Evelyn, refrendaron el respaldo del gobierno de la Cuarta Transformación a Guerrero, un estado emblemático por su papel en el lopezobradorismo y por su complejidad social y política.

Pero la gran ausente fue la presidenta municipal de Acapulco, Abelina López Rodríguez. Su exclusión del evento no es menor ni puede explicarse sólo en términos protocolares. En el terreno de la política, los gestos pesan, y más aún cuando la figura presidencial está en el centro. Sheinbaum optó por cerrar filas con Evelyn, quien ha consolidado un papel de lealtad firme hacia la línea presidencial, incluso a costa de protagonismo político propio.

Esta cercanía cobra especial relevancia si se piensa en la influencia de Félix Salgado Macedonio —padre de la gobernadora— en la política guerrerense. Sin posibilidad legal de que Evelyn compita en 2027 por una senaduría (las elecciones para el Senado serán hasta 2030), el mensaje puede leerse como una reafirmación del peso que el grupo político de los Salgado conserva dentro del obradorismo, particularmente de cara a la definición de candidaturas locales en los próximos comicios.

¿Es este un guiño a Félix Salgado y su grupo rumbo al proceso electoral de 2027 en Guerrero? Tal vez. Lo que sí queda claro es que, al menos en Acapulco, Claudia Sheinbaum prefirió respaldar a la estructura estatal y mandar el mensaje de que el nuevo estilo de gobernar, cercano, técnico y con rostro humano, se construye con aliados confiables.

En política, las ausencias también hablan. Y la de Abelina, esta vez, sonó fuerte.

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