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Claudia Sheinbaum Pardo y el dilema de Morena Sí : ¿Movimiento o maquinaria electoral?

Opinión  | 

Por Julio Zenon Flores – 4 de mayo de 2025

Este domingo, mientras se instalan los primeros consejeros en el Consejo Nacional de Morena, el partido vive una jornada crucial para su futuro inmediato. Más allá del protocolo, el encuentro representa una batalla silenciosa por el alma del Movimiento: ¿seguirá siendo un instrumento de transformación o se convertirá, como tantos otros, en una maquinaria electoral al servicio de intereses locales y familiares?

El acto central del día será la lectura de una carta enviada por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a la dirigencia nacional. El contenido ya genera expectativa: se sabe que aborda, entre otros temas, la urgencia de frenar el nepotismo dentro del partido. Que sea la jefa del Ejecutivo quien ponga el dedo sobre una práctica que muchos daban por normalizada dentro de los márgenes del poder, revela dos cosas: primero, que Sheinbaum no está dispuesta a tolerar el desvío de principios dentro de su propio bloque; segundo, que las tensiones internas han alcanzado un punto crítico.

Hablar de nepotismo es tocar una fibra sensible. En varios estados, Morena ha replicado los vicios del viejo régimen: redes de familiares con cargos públicos, herencias políticas disfrazadas de candidaturas legítimas, y operadores que usan la marca de la 4T como escudo para prácticas patrimonialistas. El mensaje presidencial parece claro: se acabó la indulgencia.

Este Consejo Nacional —aún en desarrollo mientras se escribe esta columna— está lejos de ser un mero trámite. Es una prueba de carácter para Morena. Los discursos de unidad, los llamados a la ética pública, y la invocación al pueblo como brújula moral, están bien, pero son insuficientes si no vienen acompañados de decisiones concretas.

Claudia Sheinbaum comienza a trazar su propia ruta dentro del partido. A diferencia de su antecesor, que gobernaba desde la narrativa y la confrontación con "los de antes", ella necesita construir un orden interno que respalde su agenda sin poner en riesgo la cohesión del Movimiento. Y en ese terreno, el mensaje contra el nepotismo no solo es ético: es político. Se trata de un intento de depurar la estructura antes de que las inercias del poder la devoren desde adentro.

Lo que ocurra hoy en el Consejo —los posicionamientos, las omisiones, los silencios— marcará un precedente. Morena está ante una bifurcación histórica: o reafirma su carácter de Movimiento vivo, como se dice en sus documentos fundacionales, o se resigna a ser un partido más, atrapado en las lógicas que prometió erradicar.

La carta de Sheinbaum es el primer paso. El siguiente, mucho más difícil, será hacerla valer en los hechos.

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