Por Redacción Trasfondo | Estilo Julio Zenón
En medio de los escombros aún visibles que dejó Otis y con el eco de las promesas de reconstrucción todavía resonando entre los cerros de Acapulco, la presidenta municipal Abelina López Rodríguez ha decidido mover ficha en el tablero político y social del puerto: inauguró este fin de semana nuevos accesos a las playas Condesa y Puerto Marqués, cada uno con una inversión superior a los tres millones de pesos. Y no llegó sola: la acompaña Fonatur, que también le metió mano —y recursos— a la remodelación del mercado de artesanías "Unión 21 de Marzo", en pleno corazón del poblado de Puerto Marqués.
Más que simples obras públicas, estos movimientos huelen a estrategia de largo aliento. Abelina, quien ha navegado los mares turbulentos de la crítica y la incertidumbre desde que el huracán Otis desnudó las fallas estructurales del puerto, está dando señales claras de que quiere cerrar su gestión con saldo político favorable. Porque en política, como en la playa, lo importante no es sólo llegar, sino saber cuándo meterse al agua.
El acceso a playa Condesa, con sus más de 3.8 millones de pesos invertidos, no solo mejora la movilidad en una de las zonas más icónicas de la bahía, sino que se presenta como una postal de modernización ante los ojos del turismo nacional que llega en Semana Santa con el morbo de ver qué tan viva sigue la ciudad. Puerto Marqués, por su parte, no se quedó atrás: sus nuevos accesos y el remozado mercado de mujeres artesanas no solo buscan reactivar la economía local, sino dignificar la vida de quienes nunca dejaron de resistir, incluso cuando el viento y el agua se lo llevaron casi todo.
Y es ahí donde la jugada de Abelina se muestra más astuta: la coordinación con Fonatur y Sedatu no es casualidad. La presidenta municipal está leyendo el contexto nacional con precisión quirúrgica. Sabe que en temporada alta, Acapulco se convierte en escaparate. Y no hay mejor vitrina para un político en reconstrucción que una ciudad que resurge.
En la superficie, estas acciones parecen administrativas, rutinarias. Pero en el fondo —el trasfondo, como decimos aquí— son apuestas por capital político, por narrativas de gestión eficaz y por presencia territorial. Porque mientras otros se pelean por candidaturas, Abelina construye narrativa: la de la mujer de pueblo que no esperó a que la Federación hiciera todo, que tocó puertas, amarró apoyos y entregó resultados.
En tiempos donde las redes sociales dictan la agenda y la opinión pública se forma entre trending topics, la presidenta municipal de Acapulco entiende que cada acceso inaugurado es también una entrada directa al corazón del electorado. Y más aún: al juicio histórico de una ciudad que aún llora a sus muertos, pero que empieza, poco a poco, a reencontrarse con la vida.
Porque en Acapulco, como en la política, lo que se reconstruye no es sólo infraestructura. También se levantan esperanzas. Y hoy, Abelina López ha puesto los cimientos de algo más que cemento y concreto: ha colocado, quizás, la primera piedra de su legado.
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