La industria automotriz de México atraviesa por una situación crítica, ya que un 8.2% de los vehículos y el 20.4% de las autopartes exportadas a Estados Unidos no cumplen con las reglas de origen del T-MEC, lo que pone en peligro su ingreso al mercado estadounidense. De no resolverse este problema, las exportaciones mexicanas podrían enfrentar un arancel del 25% impuesto por el presidente Donald Trump.
Ante este panorama, algunas empresas recurren al mecanismo de Nación Más Favorecida (NMF) para seguir accediendo al mercado de EE.UU., aunque con una tarifa del 2.5%, menos beneficiosa que la exención de aranceles bajo el cumplimiento del T-MEC.
Rogelio Garza Garza, presidente de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), expresó su confianza en llegar a una solución que evite la imposición de aranceles y permita continuar con la dinámica de libre comercio que ha regido las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos desde la firma del T-MEC.
Aunque Donald Trump ha aplazado la aplicación de los aranceles hasta el 2 de abril, cuando anunciará tarifas sectoriales específicas, la incertidumbre persiste. Los fabricantes deben cumplir con el Valor de Contenido Regional (VCR) del tratado, que requiere que al menos el 75% de los autos y autopartes sean producidos en América del Norte, para evitar los aranceles. Las empresas que no logren cumplir con este requisito estarán sujetas al mecanismo NMF, lo que podría resultar en una tarifa adicional del 2.5%.
El presidente Trump ha suspendido temporalmente la aplicación de los aranceles del 25% para dar tiempo a las empresas para adaptarse a los requerimientos del T-MEC. El Gobierno mexicano y las empresas automotrices continúan con intensas negociaciones para alcanzar un acuerdo favorable.
El impacto de esta incertidumbre ya se ha reflejado en una caída del 11.3% en las exportaciones de autos mexicanos hacia Estados Unidos en el primer bimestre de 2025. Aunque este descenso no puede atribuirse únicamente a las amenazas de aranceles, las medidas han generado cautela en las empresas, que han optado por suspender embarques ante el riesgo de tarifas adicionales.
El futuro de la industria automotriz mexicana depende de una resolución rápida que permita evitar mayores restricciones comerciales y mantener su acceso preferencial al mercado estadounidense bajo el T-MEC.
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