Por Linda Rivera. Opinión Personal.
Durante los anteriores 10 años, algunas deducciones me
han dejado dolorosas autosatisfacciones, cuestionamientos personales acerca de
la rebeldía, la obediencia y la normalidad y decidí que escribiré de este tema,
pues decidí ser libre y compartir mi aprendizaje. Así que esta es una
declaración en respuesta a la opresión, abuso y la indiferencia selectiva,
contestar así es desnudar el alma y mostrar autenticidad.
Cuando decidimos no desvanecernos y sobrevivimos lo
suficiente para ser una figura viva y representación de voluntad.
Por ejemplo: Cuando una familiar decidió no tener
hijos e inmediatamente fue tachada de la lista de regalos de la fiesta
navideña.
Y yo misma, analizando la soledad en la que vivo
actualmente, me pregunto si es que ¿en algún momento me convertí en alguien a
quien solo es posible ver a escondidas, ¿Cuándo fue que sucedió aquel suceso
que les orilló al abandono de una buena amiga y a la cobardía (tal vez también
prudencia) de esconderse de mí?. ¿Verme les implicó acaso algún problema?
Hasta donde mi experiencia me permite, puedo discernir
entre la intención de protegerme de mis amistades y la envidia de las
habladurías y las indiscreciones propagadas por las mismas que fingieron o
pudieron considerarse de mi grupo personal.
Siendo que tomé distancia de algunas personas porque
aún recuerdo los sádicos comentarios, voraces palabras que destruyeron
expectativas, ilusiones y momentos con solo ser pronunciadas, incluso hoy
considero grotesca la conducta destructiva de aquellas personas, a quienes no
pude ver bonitas nunca más, incluso cuando fueron bendecidas con una estructura
anatómica correcta y que al inicio me pareció agradable.
Cuando distinguirse es peligroso, al nivel de poner la
seguridad de la vida en riesgo y un comportamiento solitario es visto como
motivo de burla y también como objetivo de agresión, quizás incluso de
maltratos refinados como obligar a la persona solitaria a tomar medicamentos
por haber sido observadx hablando a solas, es entonces cuando podemos darnos
cuenta que es momento de rezar.
Juntar nuestras manos y recordar a Dios, y si tienes
la posibilidad, acudir inmediatamente a una revisión sistemática de los
reportes escolares para verificar que no hay aumento de violencia escolar en
las habitaciones educativas y que es aún un caso y no un brote masivo.
Las cifras de la CNDH México (Comisión Nacional de los
Derechos Humanos ) muestran México ocupa el primer lugar de bullying escolar en
educación básica a nivel internacional en América.
Los datos de la organización detallaron que más de 18
millones de estudiantes de nivel primaria y secundaria sufren de violencia escolar:
Siete de cada 10 niños sufren algún tipo de violencia.
Más del 40% afirma ser víctima de acoso.
25.35% confirmaron que recibieron insultos y amenazas.
17% señaló que fueron víctimas de violencia física.
Más del 44% relataron recibir violencia verbal,
psicológica, física, incluyendo por medio de redes sociales.
El artículo 3º constitucional proporciona el sustento
jurídico para la Ley General de Educación, la que, en sus artículos 7º,
fracción VI, y 8º, fracción III, sienta las bases para una educación libre de
violencia en cualquiera de sus manifestaciones y un crecimiento saludable.
Entre los sectores en adultez, generalmente aquellas personas
a quienes consideran excéntricas optamos por subrayar con nuestras vestiduras la
decisión de separarnos de los segmentos poblaciones con quienes no nos
identificamos, ya sea para construir nuestro propio ambiente o para afirmar
nuestra divergencia.
Por otro lado, a usted lector (A) Si considera que la
conducta de alguien te irrita, procura evadir la situación y así podrás
establecer una relación armónica con la sociedad. Recuerda que la peligrosidad
brota de cientos de mentes, y se ha vuelto común que hemos torturado a
singulares y más vulnerables por considerarles, supuestamente, quienes tienen
más banderas rojas de alerta, no obstante son más les raterxs, fraudulentxs,
morosxs, asesinxs y malignxs aquellos que polulan entre montones, pues se
sienten fortalecidos por su “manada”, y en la bravura de la pertenencia de
algún colectivo ejercen agresión contra aquellos y aquellas quienes hemos sido
señaladas de diferentes y vivimos en soledad.
Debemos evitar la criminalización de les singulares y
procurar un ambiente de salud para las mayorías. La empatía es el método del
éxito evolutivo, pues todas merecemos ser felices, sin embargo, ser feliz
siempre implica ciertos entornos o esfuerzo y muchas no tienen las capacidades
o ambientes necesarios para superar los obstáculos que les impide la felicidad,
por eso mismo debemos ser solidarias.
Para ser irremplazable, debemos buscar nuestro lugar
correcto y no siempre donde encajamos es donde pertenecemos.
Lo contrario al acoso contra singulares, podría ser,
quizás, que cuando las cosas van bien, encontramos una piedra en la zapatilla y
lo que estaba siendo una denominación de origen y orgullo de marca propia se
convierte en un estereotipo, el robo de los elementos que componen una fisonomía
y estampa única. Le dicen apropiación cultural o de diseño, y se normalizó como
si de cualquier cosa se tratase, siendo lo más vil de las traiciones.
Sucede con la vestimenta, con los movimientos propios
de una personalidad determinada, rasgos característicos del rostro, estilo de
corte de cabello, uso de elementos decorativos y accesorios.
Contrario a ello, en la caso de las féminas, existen los bajos escritores, quienes han
narrado los personajes femeninos de putas, mujeres sin rostro que solo fueron
recordadas por sus piernas largas, cintura angosta o cara bonita…
De ese tipo de escritores que simplifican al límite a
la mujer, con sus teorías machistas de liberación sexual para justificar la
exposición del cuerpo de las féminas con expresiones burdas e hipersexualizada en
verbo, libros, revistas y programas. De
esos escritores que tienen deseos obscenos por ellas, y expresan sus parafilias
en intentos por consumar sus pasiones a costa de la paz de aquellas a quienes
desean, objetualizadas, dominadas y a veces también nulificadas.
Y después de vivir tremendas dificultades por
acosadores, sucede que se olvidan de nosotras, nos convertimos en poco menos de
un recuerdo y nos damos cuenta que vivimos en la apatía. En menosprecio.
Para colmo; A quienes hemos vivido acoso, además hemos
sido exiliadas por la sociedad, o nosotras mismas hemos elegido aislarnos, por
ende, durante un conflicto posterior, no tenemos una red de apoyo, pues no
somos más personas sociales, por eso:
Si tú eres machista: no nos mates, ni con tu mirada,
ni con tus palabras o con un arma.
“…Deja que te arranqué un pétalo de fuego, antes de que te marchites.”
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