Por Julio Zenón Flores
Bajo el programa “Acapulco se transforma contigo”, el subsecretario de Turismo, Sebastián Ramírez Mendoza, expone un plan compuesto por cinco ejes estratégicos para el desarrollo integral del destino turístico. Estos ejes reflejan la complejidad y la interdisciplinariedad necesarias para transformar un lugar emblemático como Acapulco.
Es aquí donde necesitamos a una gobernadora Evelyn Salgado Pineda, totalmente inmersa en el tema de la reconstrucción de Acapulco, pues si se hace tomando como referencia las experiencias exitosas de otros destinos integralmente planeados como Cancún y Nuevo Puerto Vallarta, se estará poniendo a Acapulco ante la posibilidad de dar el salto cualitativo que está exigiendo desde hace años.
Y es que, como se sabe, la economía de todo el estado de Guerrero depende de la economía de Acapulco, de modo tal que como se dice en el argot diplomático: si el puerto estornuda al estado le da pulmonía. Esto implica que, al resolver exitosamente el problema económico y social en Acapulco, la gobernadora Salgado Pineda, estará resolviendo en gran parte en paralelo, la problemática de toda la entidad. En rigor, la gobernadora debiera estar centrada en Acapulco y no dejar que las decisiones sobre la reconstrucción que viene la tomen burócratas inexpertos, que recientemente han sumido sus cargos en el gabinete federal.
La experiencia, en el sexenio anterior, dejó mal sabor de boca. Por citar un ejemplo, nadie creyó que se hubieran invertido 400 millones de pesos en la rehabilitación del parque Papagayo, además de que los acapulqueños hubieran deseado que esa cantidad millonaria se invirtiera en asuntos más urgentes y delicados como el agua potable y el saneamiento o incluso en equipamiento en el tema de seguridad; pero como el tema se dejó en manos de la Sedatu, el entonces titular determinó invertir en el parque.
Podríamos citar otros ejemplos igualmente desafortunados, pero lo que debe quedar claro es que la gobernadora no puede dejar que tomen las decisiones solos, los funcionarios federales que traen la encomienda de la presidenta Claudia Sheinbaum y tampoco puede permitir que se imponga una visión localista, únicamente desde el municipio, pues eso sería totalmente limitativo, ya que el desarrollo local debe ir de la mano del desarrollo regional. Incluir, por ejemplo, a Coyuca de Benítez y San Marcos, en un plan de desarrollo metropolitano, como lo ha planteado el grupo Plataforma Acapulco.
El plan de reconstrucción no es pues, un plan municipal, sino estatal.
En primer lugar, las reuniones con el sector privado tienen como objetivo construir en conjunto un proyecto que cuente con la colaboración y el compromiso de los inversionistas y empresarios. Este enfoque colaborativo recuerda al modelo adoptado en Cancún en los años 70, donde la sinergia entre el sector público y privado fue clave para el desarrollo del destino. Habría, sin embargo, que incluir a la sociedad civil organizada: ejidatarios, sindicatos, cooperativas, instituciones educativas especializadas, asociaciones de profesionistas que mucho pueden aportar.
El segundo eje, el plan integral hídrico de manejo del agua, refleja la importancia de la gestión sostenible de los recursos naturales, un aspecto crítico para cualquier destino turístico. En Nuevo Puerto Vallarta, por ejemplo, se implementaron medidas de conservación y reutilización del agua desde el inicio, garantizando un abastecimiento adecuado y sostenible. En este caso concreto, con Coyuca y San Marcos se comparten las riveras de los ríos Papagayo y Coyuca, así como la laguna de Coyuca, que podrían detonar junto con el manejo del agua, zonas de cultivo intensivo de productos agrícolas y ganaderas, que aporten lo que el turismo y el casi millón de locales de Acapulco pudieran consumir.
El plan integral de seguridad, tercer eje del programa subraya la necesidad de crear un entorno seguro tanto para residentes como para turistas. La seguridad fue uno de los pilares en la planificación de Cancún, donde se establecieron mecanismos de vigilancia y protección que aún hoy son referentes en la región. Aunado a ello, no estaría mal explorar el modelo de seguridad 360 grados que maneja grupo Carso y que puso en marcha en la Riviera maya, entre Cancún y Ciudad del Carmen, compartiendo cámaras de vigilancia públicas y privadas en más de un municipio, para prevenir delitos y cerrar el escape a los delincuentes.
El cuarto eje, el plan de mejoramiento urbano y de movilidad, se enfoca en la infraestructura y la accesibilidad, elementos vitales para el éxito de cualquier destino turístico. En Nuevo Puerto Vallarta, se prestó especial atención a la conectividad y la infraestructura vial, asegurando un fácil acceso y desplazamiento dentro del área. En cuanto al acceso, y aprovechando el impulso de estima por los trenes, habría que escuchar la propuesta en cuanto a un tren metropolitano.
Por último, el plan de reactivación turística que busca revitalizar la oferta turística mediante el desarrollo de nuevos productos y experiencias. Este eje es esencial para mantener la competitividad y la atracción del destino a largo plazo, tal como se hizo en Cancún, donde la innovación y la diversificación de la oferta turística fueron claves para su consolidación. El tema es que ya no bastan el sol y arena, ni un solo polo de eventos de alto impacto que solo benefician a un empresario, sino que debería retomarse los planteamientos que impulsan el llamado Acapulco Náutico que cuenta con espacios de potencial crecimiento.
En conclusión, la iniciativa “Acapulco se transforma contigo” debería inspirarse en los modelos de desarrollo integral de Cancún y Nuevo Puerto Vallarta, adaptando sus estrategias para enfrentar los desafíos específicos de Acapulco. Estos cinco ejes estratégicos conforman una hoja de ruta ambiciosa pero necesaria para asegurar un futuro sostenible y próspero para este icónico destino turístico, pero su conclusión debe ir, necesariamente, de la mano de la gobernadora, para romper ese maleficio de los funcionarios centrales que nos han mirado como tierra de conquista.
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