Por Julio Zenón Flores
-Papá, ya no voy al café Cleta.
-Y eso?
-A mi amiga, con la que iba a ir, no la dejaron sus papás. Dicen que es muy peligroso.
El café Cleta es un café en una hermosa ubicación en Acapulco, por desgracia está en la zona de Caleta, como se conoce en Acapulco desde playa Manzanillo (Donde se alinean enramadas con exquisitos manjares marinos; las tiritas más ricas del puerto) hasta las playas Caleta y Caletilla, donde la presencia de los cuerpos de seguridad es escaso y en cambio se ha desatado una guerra territorial entre criminales que de diciembre a la fecha ha dejado una decena de personas asesinadas con saña, para tratar de imponer terror entre sus contrarios.
Al último cadáver se le encontró despedazado, en dos bolsas de plástico y la cabeza en una hielera del Oxxo, de las que ya están prohibidas en la zona merced a una ley aprobada por la anterior legislatura local, a la que nadie obedece.
Una cartulina azul, con la leyenda "esto no se va a quedar así", devela el feroz enfrentamiento.
Las notas informativas internas entregadas por los elementos de la FGE a sus superiores, en un 90 por ciento terminan diciendo: "Por la forma en que ocurrieron los hechos se presume la intervención de la delincuencia organizada".
"Acapulco está muy caliente", dice un funcionario estatal, que prefiere guardar el anonimato, "y no me refiero solo al estado del tiempo", precisa.
La costera de Acapulco luce como una zona de guerra, con vehículos Hummer por donde sea, colmados de militares que llevan el dedo en el gatillo de sus metralletas montadas en un tripié sobre el toldo.
-Mira, cuántas balas tienen-, dice una niña a su madre, mientras cruza en una esquina.
Pero los militares no detienen a nadie, no frenan el baño de sangre. Son como soldaditos de plomo puestos en un sitio donde serán derribados por canicas. Se quedan viendo con cierta fiereza a los acapulqueños que nos levantamos temprano a caminar o correr por la banqueta, pero no dan una con los delincuentes que dejan su rastro macabro.
Las autoridades se voltean para otro lado, hablan de otras cosas, del turismo, de las banquetas, de obras en colonias lejanas, de política, de botes de pintura de 200 pesos...mientras. Caleta es un horno y Acapulco se calienta cada vez más.
¿Cuándo se tomarán medidas reales?
Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, profesor de la UAA en periodismo especializado, maestrante en ciencia política y, diplomado en MKT digital
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