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Morena Guerrero; El Olimpo bajo fuego…y el riesgo de fractura

TRASFONDO

Por Julio Zenón Flores Salgado

La información sobre el fuego que se venía contra la presidenta de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del congreso de Guerrero, la morenista Yoloczin Domínguez Serna, se tuvo una semana antes de la toma de palacio legislativo por un sindicato de reciente creación que apenas cuenta con el 10 % del total de los trabajadores, pese a que existe otro, el del SUSPEG, que mantiene al restante 90 por ciento afiliado a sus filas.

En una pequeña reunión realizada en el fraccionamiento Costa Azul, de Acapulco, los participantes hablaron de mensajes interceptados de las aplicaciones de mensajería instantánea, de diputados morenistas y otros personajes del mismo partido, que tramaban crearle algún tipo de conflicto, no se habló en esa reunión privada de el paro que estaba por venir.

-Es fuego amigo- dijo uno de los participantes.

-El gobierno federal ya está informado, pero lo ve como un conflicto de baja intensidad-, dijo otro de los participantes, dando a entender que no intervendrían. Finalmente, la no intervención fue real solo en parte, pues aunque ningún funcionario de las áreas políticas ha asomado para frenar el ahondamiento del conflicto que mantiene al palacio legislativo cerrado, con sus actividades paralizadas, como parte de una división de los propios morenistas, más profunda de los que parece, pero, si dio la cara el presidente del partido guinda, para mandar el mensaje de que la diputada Yoloczin no está sola.

Y no puede estarlo. Es secreto a voces que Domínguez Serna mantiene una comunicación bastante fluida con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, quien, por su parte, tiene a su vez una evidente cercanía con el presidente Andrés Manuel López Obrador, por lo cual, los ataques a la presidenta de la Jucopo, pueden interpretarse como un ataque a la jefa del ejecutivo estatal. Y no es descabellada la suposición si nos atenemos a los hechos.

La conformación de un sindicato paralelo dentro del congreso de Guerrero, que cuenta con 600 trabajadores, en números redondos, de los cuales unos 60 se afiliaron al nuevo organismo gremial, se da en el periodo en que al frente de la Jucopo estaba el diputado, también Morenista, Alfredo Sánchez Esquivel, y ocurre en el contexto de un jaloneo interno, porque algunos legisladores de la fracción (3 de 22) se negaban a que el representante de los grupos indígenas de Guerrero (su diputación es plurinominal y la adquirió como acción afirmativa para darle espacios a los indígenas, aunque estaba siendo impugnado por un piel blanca y sus ojos azules) dejara la presidencia del partido y rechazaban el arribo a esa posición de Yoloczin Domínguez, quien tenía la solidaridad de la mayoría: 18 de los 22 de la fracción de Morena): en ese escenario nace el nuevo Sindicato Sentimientos de la Nación de Trabajadores del Poder Legislativo, en oposición al SUSPEG, que tenía la mayoría, pero que en vez de confrontarse con sus pares gremiales, sus primeros pronunciamientos son en contra de la diputada que recién ocupaba la Jucopo.

Visto en perspectiva, da la impresión de que el nuevo sindicato tuvo un origen político y no gremial.

Otro hecho llama la atención: El nuevo sindicado no recurre a las vías legales para plantear sus demandas que le llevan a tomar las instalaciones y a paralizar el trabajo no solo legislativo, sino también administrativo, que como se ve le va a costar caro en términos económicos a la actual administración del palacio legislativo, pues por estar secuestradas las computadoras y escritorios, se dejará de pagar a proveedores, que a su vez, pueden exigir el pago de interés morosos, seguramente estipulados en los contratos de prestación de servicios, lo cual finalmente va a desequilibrar las finanzas del Congreso. Pese a ello, el nuevo sindicato no emplaza a huelga, sólo se declara en paro, pero secuestran todo el inmueble y sus demandas sólo se plantean ante los medios de comunicación, tratándose, además, de demandas tan generales, que los funcionarios del palacio legislativo no podrían atender.

¿Qué demandan?: Freno al hostigamiento de parte de la presidenta de a Jucopo, sin hablar de nada en concreto; libertad sindical, que escapa a las atribuciones del Congreso y que no hay manera concreta de resolverla, pues no exhiben ningún ataque a esa libertad demandada.

Pero lo que más llama la atención es que no han solicitado ninguna mesa de trabajo o de acuerdos, para resolver sus “demandas”.

La impresión que queda es que se trata solo de golpear a la diputada Yoloczin, de acorralarla, de impedir que se sigan tratando los problemas legislativos pendientes y que se caigan las cifras de productividad, que al final cae a lo mismo: desprestigiar a la legisladora, quizás con el fin de frenar su carrera política.

Las razones de ese golpeteo político, más allá de un conflicto gremial que se mira muy ficticio, puede ser la lucha por las posiciones dentro del partido rumbo a las elecciones del 2024, pues se ha visto apoyando con despensas y vituallas a dos legisladores de Morena que apoyan a Marcelo Ebrard y se coordinan abiertamente con el empresario Luis Walton Aburto, quien ha sido señalado de ser el responsable de la guerra sucia que se desató contra el senador Félix Salgado Macedonio, durante su campaña por la gubernatura, que se vio obligado a interrumpir, y quien a su vez mantiene una gran cercanía con el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, líder real del PRD, es decir, de la oposición, mientras que Yoloczin se ha visto cercana tanto a la gobernadora como a la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum.

Mario Delgado, presidente nacional del Partido, parece observar este fondo político, pues en sus declaraciones a medios de Guerrero, al hablar del tema, se ha referido a la necesidad de anteponer la unidad, para que las preferencias por uno u otro aspirante de los considerados como “corcholatas”, Ebrard, Sheinbaum y Adán Augusto, no dividan al partido, a tal grado, que obliguen a la dirigencia nacional a intervenir, como ya lo advirtió, según la nota de Rosalba Ramírez, de El Sur, hasta con la expulsión del ex presidente de la Jucopo, acusado por 383 mujeres de supuesta violencia de género contra la presidenta del Congreso.

Por otro lado, está claro que, al no emplazar a huelga, el paro del nuevo sindicato es ilegal y que por lo tanto la administración está en libertad de imponer sanciones, que pueden ir desde descuentos de días no laborados, hasta el despido justificado, llevándose así entre las patas a trabajadores ingenuos, que creen aún en sus jefes políticos disfrazados de sindicalistas.

Como se ve, Yoloczin no tiene el camino fácil, pese al respaldo de Mario Delgado y, a decir verdad, este año preelectoral (2023) apenas va comenzando.

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 Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, profesor de la UAA en periodismo especializado, maestrante en ciencia política y, diplomado en MKT digital www.facebook.com/trasfondoinformativo, Youtube@JulioZenonFlores, Twitter@trasfondoin, e mal: zenon71@hotmail, Whatsapp 7441054888

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