Por Julio Zenón Flores
El resumen político del año en Guerrero indica un fortalecimiento en el nivel de conocimiento, posicionamiento e imagen del partido Morena, si bien en el nivel organizativo tuvo un retroceso al quedar su conducción en manos de un joven inexperto, que como legislador pasó de noche y carece del respeto de las estructuras y de la visión política. Llegó al cargo sólo por ser heredero del desaparecido César Núñez. La dirigencia pasó, de un plumazo, de un ex rector y embajador cultural en la Unesco a alguien sin currículum, protegido de "alguien". Para ser 2023 un año electoral, no se vaticinan buenos resultados para Morena,
En cuanto al PRI, la juventud de Alejandro Bravo Abarca, exjefe de la oficina del Gobernador de Guerrero (en la administración de Héctor Astudillo Flores), le ha dado al partido la energía que le faltaba, y el balance del 2022 indica un recorrido por casi todos los municipios del estado, y la consolidación al menos de 70 por ciento de ellos, mientras en el restante 30 por ciento no hay mucho que hacer para el tricolor.
Se avizora para el 2023 el fortalecimiento del tricolor al seno de la coalición opositora, pues el PRD, si bien ha hecho algo de trabajo, se ha visto más lento, y el PAN ha casi desaparecido del mapa electoral, mientras que MC está sumido en conflictos internos entre un par de jóvenes ambiciosos a quienes no importa el partido más que sus intereses personales, observados por un dirigente o coordinador estatal que ya parece un viejo enfermo y achacoso, que solo espera el momento de su relevo.
Todo indica que la coalición opositora se centrará en el 2023 en los municipios que ganó en el 2021, para cerrarlos como bunker, a impedir la entrada de Morena, lo cual para la elección del 2024 tendrá una importante consecuencia.
En el PRI se prevé un desgajamiento de viejos simpatizantes del figueroismo, que quedarán a la deriva y podrían sumarse con Abraham Ponce Guadarrama en la constitución de un nuevo partido político regional..
En el PRD se termina el año sin Víctor Aguirre, uno de los más emblemáticos líderes de la izquierda, a quien se ha visto muy cerca de Morena, con un Evodio Velázquez cada vez más remando solo contra e mundo y un dirigente estatal, Beto Catalán, administrando el puro membrete y actuando como lacayo de Ángel Aguirre, sin aportar a la consolidación de ese partido, que mantiene en su poder un buen número de alcaldes, sin orientación, ni rumbo..
¿Qué pasará en el 2023 con Morena y su dirigente, Jacinto González Varona, que no inspira confianza por su constante ir y venir en el Congreso de Guerrero, como si no supiera ni lo que quiere?
¿Qué le espera al PRD con su dirigente Catalán, que no actúa con sentido propio o de las bases, sino como empleado de Aguirre?
¿Qué al PRI, con su dirigente más centrado hacia Costa Grande, pero poco visto en la Montaña y la Zona Norte?
En el caso de Morena, será determinante la labor del senador Félix Salgado hacia el partido, porque él sabe que su mira está en el 2027, por lo cual su alianza con Jacinto González tiene plazo de vencimiento.
En cuanto al PRI, será crucial el papel que jueguen el ex gobernador Héctor Astudillo, el senador Manuel Añorve y el ex alcalde Mario Moreno; juntos son fuertes, separados debilitan al tricolor
El PRD parece encaminarse a la pulverización, y será cosa de ver cómo juega su verdadero amo y señor: el ex gobernador Ángel Aguirre.
El PAN, con vida artificial por el oxígeno nacional, podría resurgir de la mano del ex alcalde Marcos Parra, que parece estar en su año sabático.
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Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, maestrante en ciencia política y, diplomado en MKT digital
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