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La Nao, cultura ¿y gestión?


Por Julio Zenón Flores Salgado
La edición XVI del Festival Internacional de La nao Acapulco 2022 parece estar recuperando la ruta cultural de su surgimiento, hace más de 16 años, durante el trienio del entonces alcalde Félix Salgado Macedonio. Pero…
Junto a las evidentes carencias presupuestarias, que deben ser señaladas, también se deben anotar las novedades que han venido a enriquecer este evento que hace tiempo perdió lo “internacional”.
No se puede hacer discursos vacíos o demagógicos, diciendo que se apoya con todo la cultura, pero a la hora de la entrega de recursos gastarse más en accesorios frívolos, en atenciones en restaurantes de lujo a algunos personajes, que en atender a los artistas e invitados participantes que hacen un esfuerzo por colaborar en esta vertiente de la gobernanza municipal.
Más allá de la crítica de lo evidente, bien podríamos emular a Emmanuel Kant y a Michel Foucalt en sus aportes sobre la crítica de la crítica, por lo cual nuestra propia crítica se expone a ser criticada y, sin embargo, tenemos que decir que no se puede apostar por la cultura sin recursos reales, aunque nos respondan que los recursos son más necesarios para otros menesteres, como dotar de agua potable a quienes carecen de ella o tapar baches y alcantarillas.
En ese sentido, podemos decir que, si bien estamos hablando de un gobierno que ya no cuenta con los apoyos federales y estatales de antaño, lo cual se pudo notar en la propia inauguración del Festival, se ha hecho algo muy digno, con (imagino, porque así se percibe) muy poca inversión, la realidad es que sí tenía que haberse destinado algo más para asuntos tan elementales como la iluminación adyacente a los eventos programados en los foros… a menos que la intención sea que fuera del foco artístico todo sea penumbras.
Por encima de esa realidad, de contar los centavos para que ni un refresco se pueda invitar a los trabajadores de los foros o reponer los gastos de viaje de quienes llegaron de otras ciudades a participar en alguna actividad relativa al Festival, debemos también mirar los aciertos.
El primer acierto visible es la inclusión de un segmento literario y de análisis, como se hizo en las primeras ediciones y que después se había abandonado; el segundo acierto se centra en que las principales actividades públicas se desarrollan en espacios abiertos, de libre acceso; el tercer acierto se refiere al tono de la inauguración con una artista de verdadero peso internacional y actualidad, y un tono de autoridad moral que se atrevió a poner sobre el escenario la lucha contra la corrupción y por la presentación de los desaparecidos, en especial de Ayotzinapa, que sigue siendo piedra en el zapato del actual régimen morenista, porque se le hizo bolas el engrudo. Nos referimos, sin duda, a Susana Baca, sin menospreciar a Guadalupe Pineda, quien ya pasó de lo alternativo a lo comercial y de ahí al olvido, y de Yuri, que hace todo lo posible por mantenerse vigente.
Sin embargo, lo central de la presente “crítica de la crítica” es que poco se ha destacado por los analistas locales, más ocupados por contar los chiles a la alcaldesa Abelina que en los proyectos de largo aliento, la presencia en Acapulco del cónsul de México en Orlando, Juan Sabines, y del empresario dueño de la empresa que prometió la obra de saneamiento en La Venta y La Sabana, con una inversión de 335 millones de pesos.
Ese es el cuarto acierto y el más importante, que se mueve como anfibio, entre La Nao, la política, lo social y la gestión, pero que parece conformar en esta ocasión la parte internacional de esta edición del Festival: la concreción de un proyecto de claro beneficio para Acapulco.
En alguna ocasión se platicó desde la Dirección de Cultura con los agregados culturales de la embajada China, de la necesidad de ampliar el contenido de La Nao a temas de industria y gestión, sin que se llegara a aterrizar, mientras que ahora parece que Abelina López tuvo la audacia de ir a Florida a invitar a los involucrados a venir a Acapulco a disfrutar de las actividades de La Nao, mientras ella los sablea, para que se aterrice ese proyecto de saneamiento, que de no concretarse, también hay que decirlo, le costará políticamente tanto a la alcaldesa como al canciller Marcelo Ebrard.
Muy al estilo de Félix Salgado (creador del Festival de La Nao), quien trajo a la vicepresidenta española, la llevó a pasear en yate por la bahía, le cantó algunas canciones de su desafinada pero sentimental garganta guerrerense y le sacó un apoyo económico para unas obras que no se ven, pero que ahí están y evitaron muchas inundaciones en los pasados fenómenos hidrometeorológicos que golpearon al puerto, en la zona de La Sabana, zona que, por otra parte, parece un barril sin fondo.
Así, Abelina parece ser tan astuta que está aprovechando la excelente programación de La Nao para cerrar los apoyos para el saneamiento, obra histórica que puede cambiar el rostro de Acapulco.
En ese sentido, pues, La Nao pasó de un espacio de arte y cultura a un espacio de gestión. Ahora hay que hacerla pasar a un espacio de muestra tecnológica y recursos de la modernidad. Sería bueno.



xxx Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, maestrante en ciencia política y, diplomado en MKT digital www.facebook.com/trasfondoinformativo, zenon71@hotmail y por canal 11 de cable USAtelecom

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