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CAMBIO CLIMÁTICO



MIRADA INTERIOR

Por: Isaías Alanís

El avance gradual del cambio climático es una realidad inocultable, este sesgo del planeta debido a variaciones en la forma de explotación de los recursos naturales ha llevado a la humanidad a un callejón sin salida, porque en el espacio exterior solo se medio comprende que existe un infinito tan inmenso que no preexisten palabras para definirlo. Los físicos hablan del espacio finito y del infinito, del universo como una serie de sistemas enlazados por la energía. “El Universo es todo lo que podemos tocar, sentir, percibir, medir o detectar. Abarca los cosas vivas, los planetas, las estrellas, las galaxias, las nubes de polvo, la luz e incluso el tiempo. Antes de que naciera el Universo, no existían el tiempo, el espacio ni la materia”.

La tierra es uno de tantos de millones de planetas que existen solo en la vía láctea rodeada de otros sistemas que pertenecen a una familia sideral irradiante e infinita.

Y con los casi 4.543 miles de millones años, el planeta ha pasado por diferentes etapas, y sin abundar mucho en las peripecias de la tierra en sus periodos glaciares o de otra índole, debemos de ser muy claros que a partir del nacimiento de las grandes industrias, la súper población, el mal uso de los recursos naturales y la depredación paulatina de los recursos que todavía tiene la tierra: el hombre en su afan destructivo con guerras, sobre explotación y contaminación han ido minando el potencial regenerador del planeta, y todo lo que la puebla, mares, desiertos, tundras, glaciares, selvas, montañas, poblaciones, que la habitan y se mueven en el planeta que gira en el cielo, como se le llama coloquialmente al espacio exterior. En realidad el género humano no es terrestre sino celeste. Sin nececidad de meter a un dios en esta definición.

De ahí que todo lo que le pase a la tierra que flota y se mueve del cenit al nadir, del solsticio al equinoccio afecta sus sistemas de renovación y obviamante afecta a los que en ella viven, ya sean buhos, leones, rinocerontes, gusanos, microbios, elefantes y al ser humano. Pese a advertencias de científicos, la era del industrialismo acabó con buena parte de muchos recursos. En la actualidad, la sobre explotación y extinción de bosques y selvas, como en la Amazonia que bajo la triada diabólica de “Becerro, Bala y Biblia”, está depredando los recursos de ese pulmón del planeta al que consideran salvaje, y que hay que destruir talando millones de hectareas para sembrar pasto para el ganado.

El impacto de esa salvaje acometida contra una selva emblemática, es el principio del fin del planeta. No hay quien pare a esos señores pentecostales que ven a la naturaleza como su enemiga y a la que hay que explotar y erradicar, incluyendo a los pueblos originarios, su cosmovisión, lenguaje, cultura y tradición.

Las consecuencias climáticas son una realidad y México no escapa a ser uno de los países donde el cambio climático ha generado una serie de factores nocivos como es el caso del maíz, alimento base del pueblo mexicano.

En los últimos diez años, se ha dejado de sembrar. La demanda de frutos rojos ha causado una baja en la producción de maíz, y si a esto le aumentamos otros ingredientes desastrosos

como fue la reforma al artículo 27 hecha por Carlos Salinas de Gortari y el desmantelamiento del campo a partir de esa reforma, la cosa se puso mas fea, al depender del grano sembrado en EEUU. Y mediante semillas de allá mismo, matar los maices originarios de México.

El problema no es solo eso, es la dependencia económica y alimentaria del vecino del norte que atiende a su traspatio y le tira toda la basura industrial enviando empresas nocivas para que contaminen a los mexicanos. Así como el uso del glifosato y otras sustancias prohibidas que en México causan innumeros males a los campesinos.

Francisco Estrada, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala los efectos en el grano: “Los efectos en México del cambio climático provocan riesgos en la seguridad alimentaria ante la caída hasta de 80 por ciento en la producción de maíz, alimento básico de los mexicanos, a fines del siglo”.

El investigador hace un recuento de la catastrófico para nuestro país del cambio climático en un tema central, la alimentación: “ el país puede perder hasta cinco veces el producto interno bruto (PIB) por la reducción en la disponibilidad del agua y los impactos acumulados en biodiversidad, recursos hídricos y otros sectores. Debido a su ubicación geográfica, en el país la temperatura aumenta más rápido que el promedio a nivel mundial: se ha elevado 1.69 grados centígrados (a partir del periodo base de 1900 a 1930), contra 1.23 que ha crecido a escala internacional y supera la meta prevista de 1.5 grados en el planeta para evitar mayores daños por el calentamiento global, un incremento vinculado a la actividad humana. Las tendencias de cambio de temperatura en zonas del norte del país indican un aumento de seis grados centígrados y en algunas del sur llega a los cinco grados durante un siglo, agrega. Por ejemplo, en la Ciudad de México se ha elevado en cuatro grados la temperatura, pero tres grados son por el fenómeno de isla de calor y uno por cambio climático. Está previsto que la temperatura anual se pueda elevar en siete grados, lo que sería muy difícil de manejar. Hay que poner atención en las ciudades, a nivel global ahí reside más de la mitad de la población”. (La Jornada/7/nov/2022).

Si valoramos estos indicadores, vemos con ojos azorados el futuro de México, dependiente economicamente y alimentariamente de EEUU. Un país envenenado por agroquímicos, el campo casi extinto, un pueblo sin empleos, campesinos sin tierra que se desplazan, sobre todo de estados del sur a EEUU y Canadá a servir como trabajadores agrícolas, lo mismo en los estados del norte de México. Son miles de brazos de mano de obra calificada y barata que dejan sus pueblos para ir a ganarse el pan sufriendo pérdidas de identidad, muchos se llevan a la familia entera y niñas y niños trabajan a destajo por hora en condiciones infrahumanas.

El científico de la UNAM precisa lo terrible del cambio climático para nuestro país:

“Tan sólo en la agricultura, los rendimientos en maíz de temporal, del que dependen 20 millones de personas, a mediados de siglo dejará a estados con reducciones de más de 40 por ciento y ahora ya se ve una disminución de cinco a 15 por ciento en rendimientos de este grano. Una producción mínima de una tonelada por hectárea es de autoconsumo, hay 23 estados que tienen rendimientos por arriba de una tonelada por hectárea, a finales de siglo sólo 11 entidades tendrán esas cosechas. En agua, donde desde hace tiempo hay

problemas, hay sobrexplotación de acuíferos. En los sistemas de agua subterránea en 2011 había 168 acuíferos sin disponibilidad, se pasó a 275 en 2020. En las cuencas hidrológicas, las aguas superficiales, de 757 a 104, entre 2014 y 2021”. (La Jornada/7/nov/2022).

Esta situación de gravedad debería alertar al gobierno y poner un hasta aquí a depredadores de tierras y aguas, empresas contaminantes, a todo aquel que atente contra la naturaleza, de flora y fauna de México, recursos hídricos entregados a consorcios extranjeros que no solo acaban con este recurso, hoy los mexicanos compramos el agua a empresas envasadoras extranjeras.

La ONG, Break Free Fron Plastic, lleva un registro de las empresas más contaminantes del mundo con residuos plásticos: “Coca Cola, Unilever, PepsiCo y Nestlé. Teniendo en cuenta que el 99% del plástico está hecho de combustibles fósiles y que las compañías petroleras están recurriendo activamente al plástico como una fuente creciente de ingresos, el papel de Unilever en la COP26 (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en Glasgow, Escocia), es particularmente cínico». «La adicción del mundo al plástico de un solo uso es una importante contribución a la crisis climática. Si todo el plástico fuera un país, sería el quinto mayor emisor de gases de efecto invernadero en el mundo” (https://www.agorarsc.org/temas/medioambiente/).

El informe publicado por Bennington College estima que: “la industria del plástico en los Estados Unidos podría liberar más gases de efecto invernadero que las centrales eléctricas de carbón para 2030, con 232 millones de toneladas de CO2 emitidas por año, o 116 centrales eléctricas de carbón. «El plástico es el nuevo carbón vegetal y es una gran preocupación para la justicia ambiental. Los impactos de las emisiones en la salud son soportados de manera desproporcionada por las comunidades de bajos ingresos y las comunidades de color”. (https://www.agorarsc.org/temas/medioambiente/).

¿Qué hacer ante la debacle que está a la vuelta de la esquina planetaria? Parar el cambio climático, dejando de lanzar CO2 a la atmósfera y regulando las industrias contaminantes y cambiar el sistema energético del petroleo, gasolinas y gases por la energia solar y el litio para mover autos, motores y todo lo que se necesite para una industrialización comprometida con el genero humano y con el planeta, una agricultura y ganadería que no altere los ecosistemas, entre cientos de alternativas que ya existen. ¿Estamos ante la próxima destrucción del planeta, o ante el advenimiento de una “revolución energética post industrial” que modificaría los actuales esquemas y sistemas económicos del mundo y los habitantes del planeta de ahora y del futuro, vivirían con una justicia ambiental plena?


xxx Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Comunicólogo, maestrante en ciencia política y, diplomado en MKT digital www.facebook.com/trasfondoinformativo, zenon71@hotmail y por canal 11 de cable USAtelecom

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