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Alerta Violeta, ¿es útil o sólo propaganda?


Por Julio Zenón Flores Salgado
Para dimensionar la iniciativa denominada Alerta Violeta, lanzada por el gobierno de Guerrero, encabezado por Evelyn Salgado Pineda, hay que entender la tragedia humana que significa el que México sea un país con más de 100 mil mujeres desaparecidas, de las cuales alrededor de una tercera parte fueron víctimas de ese delito durante la actual administración, del presidente Andrés Manuel López Obrador, si bien la cifra crece a ritmo exponencial desde la guerra contra el narco emprendida por el presidente Felipe Calderón Hinojosa.
El número frío de entre 7 y 21 personas que desaparecen cada día toma rostro humano cuando sabemos que en cada ciudad siempre hay algún conocido nuestro que conoce a una familia en la que desapareció alguna hermana, hija, esposa o madre y se llora esa ausencia, con el corazón roto, como cuando falta una mano o una pierna de nuestro cuerpo.
De acuerdo con cifras oficiales, hasta el 26 de abril de este año, de las 83,590 mujeres que han sido reportadas como desaparecidas, no localizadas y localizadas, 31 por ciento (26,212) lo han sido durante los primeros 40 meses del gobierno de presidente Andrés Manuel López Obrador, es decir que cada uno de los 1,241 días de esta administración han desaparecido 21 mujeres en promedio.
Según las mismas fuentes, en promedio, al día desaparecen 7.36 mujeres en México, y la mayoría tiene entre 15 y 19 años, es decir que estamos hablando de jovencitas que no han vivido aún la parte más importante de su vida, que apenas van saliendo de su etapa del juego, y su incorporación a la vida adulta se ve trágicamente truncada por la acción criminal. Del total de mujeres desaparecidas, 226 son de este rango de edad. Hay 125 menores de entre 10 y 14 años desaparecidas; de 20 a 24 años se contabilizan 84 casos.
Los estados con más mujeres, sobre todo jovencitas, desaparecidas son Nuevo León, que ocupa el número uno, con 12.99 casos por cada 100 mil habitantes del sexo femenino; Morelos, con 12.54 casos; Zacatecas, con 10.11, y Baja California Sur, con 8.92 casos por cada 100 mil habitantes mujeres. En orden descendente, el estado de Quintana Roo se ubica en quinto lugar con 7.60; luego está Durango, con  5.71, seguido del Estado de México e Hidalgo, con 5.22 y 5.18, El top 10 de los estados con mayor número de mujeres desaparecidas se cierra con Campeche y Colima, con 5.09 y 4.85 cada uno.
En esa tabla macabra, el estado de Guerrero se ubica en el lugar 16, con 2.17 desaparecidas por cada 100 mil mujeres, por debajo de entidades como la Ciudad de México, Jalisco, Sinaloa, Veracruz y San Luis, pero por encima de Aguascalientes, Guanajuato, Puebla, Chihuahua, Tabasco y Chiapas, entre otras.
Y sin embargo, a pesar de que la entidad guerrerense no se ubica en el top 10 de los estados con mayor índice de desaparición de mujeres jóvenes, es Guerrero de donde surgió la iniciativa de Alerta Violeta, lanzada por la gobernadora Evelyn Salgado, y no puede entenderse de otra manera más que como la expresión de preocupación de una mujer joven que se encuentra al frente de la gubernatura, lo cual la hace sentir más comprometida, tanto con su género, mujeres, como con el grupo de edad, pero hay un elemento más: el hecho de que Evelyn Salgado no provenga de la vieja y manida clase política que se ha cauterizado ante la violencia, que de alguna manera se ha acostumbrado a convivir con este tipo de situaciones a las cuales se les busca casi siempre soluciones políticamente correctas, más que desde el punto de vista humano y ciudadano.
En ese sentido, es de entenderse que la iniciativa lanzada por la gobernadora corresponde tanto a su carácter de mujer como a su propia juventud, a su capacidad de sorprenderse como cualquier ciudadana por tragedias de este tipo, pero también a que vivió, Evelyn Salgado, en carne propia (casi carnemente, dirían los poetas) una situación crítica en la cual una jovencita desapareció y pudo ser localizada con vida a los pocos días, gracias a que la búsqueda comenzó sin esperar los protocolos burocráticos, que casi siempre operaban a favor de los delincuentes, al darles tiempo para escapar con sus víctimas de la zona donde se cometía la fechoría.
La conjunción de la desaparición de la jovencita, con la protesta ciudadana que exigió acciones inmediatas y el involucramiento de casi todas las dependencias oficiales, así como organizaciones ciudadanas y de los propios medios de comunicación, formaron ese círculo virtuoso que produjo el feliz resultado de su rescate sana y salva.
Y si bien en esa ocasión la autoridad actuó bajo la presión popular y mediática, el mérito de la gobernadora estuvo en no dejar pasar esa experiencia positiva y en retomarla para hacer oficial la búsqueda inmediata, bajo el lema “cada minuto cuenta”.
Con esta iniciativa la mandataria de Guerrero se coloca a la vanguardia de los gobernantes que muestran su faceta humana y que no les importa romper las reglas y, en su caso, adecuarlas para hacer que en realidad sirvan a la sociedad y no se queden en aparador o en letra muerta.
El reconocimiento a esa iniciativa por el subsecretario de Gobernación, Alejandro Encinas, ante la gobernadora Evelyn Salgado, es apenas la punta del iceberg, pues de ahí debe pasarse a retomar el ejemplo y replicarse de manera urgente, sobre todo en aquellas entidades del país donde desaparecen cinco o seis veces más mujeres jóvenes que en Guerrero, en especial en Nuevo León, Morelos y Zacatecas, donde las cifras son en verdad alarmantes.
Esa medida no es todavía suficiente, pues si bien en Guerrero las desapariciones de jovencitas son menores a las de otras 15 entidades, es también una realidad que existen otros muchos tipos de violencia en este estado del sur de México, que deben preocuparnos y llevarnos a procurar que se adopten otras medidas más para frenarlas, como, por ejemplo, ante la descarada violencia sexual que implica la compraventa de niñas para desposarlas, que se da en algunas regiones, o la terrible violencia intrafamiliar, producto de un machismo ancestral que debe frenarse cuanto antes, pero no puede por eso dejarse de saludar como algo muy positivo el hecho de que la gobernadora haya sacado adelante la Alerta Violeta.
En la realidad es una medida pionera en el ámbito nacional, que está lejos de la demagogia o de ser sólo un paliativo o una mascarada para llamar la atención de los reflectores.
¿O no?

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