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MIRADA INTERIOR ¿EL OTRO ESTADO?


Por: Isaías Alanís
La estrategia de seguridad del gobierno de la 4T en cuanto a parar la violencia, debe dar un viraje de ciento ochenta grados. El aumento de la espiral de violencia en México, sigue tocando fondo sin que exista una luz en el camino. Es una herencia de gobiernos anteriores, de errores, falta de visión, omisión o colusión con ellos, en algunos estados como Sinaloa, Tamaulipas, Durango, Chihuahua, Michoacán, Guerrero, Veracruz y Oaxaca, entre otros.
La gravedad oscila entre el poder del estado y el de los grupos delincuenciales que se han convertido en un meta estado. Se han adueñado de bosques, aguas, recursos minerales, sojuzgan y esclavizan a los pueblos por la fuerza, la muerte y el control total de grandes territorios donde ellos son la ley bajo la égida impune de un código de sangre que ningún gobierno puede parar, y la implantación de un colonialismo sistémico de terror, en zonas urbanas marginales del país y rurales, donde actúan con total libertad y someten a habitantes de los pueblos originarios.
El narco, una empresa que mueve millones de dólares anuales, se ha enquistado en esas regiones, donde la falta de caminos, escuelas, hospitales y movilidad ciudadana, les permite asentarse como invasores y conquistadores. Mediante las armas, esclavizan a pueblos enteros, roban sus mujeres, cooptan a adolescentes para que trabajen para ellos por la fuerza. Nadie sale ni entra a la comunidad si no es con el permiso del Jefe del pueblo, representado por un individuo que sigue ordenes superiores. O bien de aquellas células semi independientes que trabajan para los grandes capos como arcabuceros que asesinan, amedrentan, cobran “pisaje”, se adueñan de negocios, quiebran a pequeños comerciantes y se han convertido en “narco funcionarios”, estatales, municipales y comunitarios al servicio del otro estado.
El actual gobierno ha dado de tumbos, no existe una estrategia contundente, la suma de actos criminales se ha incrementado, pese a los programas asistenciales. La guardia Nacional, Ejercito, Marina y las policías de los tres niveles de gobierno, o están cooptadas o de plano también tienen temor de amanecer con un balazo en la cabeza. Los recientes acontecimientos donde el Ejercito, Marina y Guardia Nacional han sido retenidos por pobladores en zonas infectadas por el trabajo social del terror del narco, es una muestra de que la estrategia de “abrazos no balazos”, no ha funcionado, ni funcionará.
¿Qué medicina requiere México para salir de este tobogán de asesinatos, desaparecidos, fosas clandestinas con miles de muertos, y el sistemático control de territorios y la economía regional de algunas entidades de la república en manos del narco?
Los delincuentes actúan en nombre del estado como un poder fáctico que organiza elecciones, elige a sus representantes, ocupa los cargos desde donde se mueve el dinero de ayuntamientos, policía, y la recaudación “underground” a través del “cobro de piso”.
A raíz del cobarde asesinato de dos jesuitas en Cerocahui y un guía de turistas, aparentemente por una riña producto de un partido de béisbol, Javier Ávila, clérigo de
Creel, Chihuahua, donde el 16 de agosto de 2008 fueron masacrados 13 jóvenes y un bebe de 11 meses, lanzó un fulminante llamado a AMLO: “Respetuosamente pido, señor Presidente de la República, que revise su proyecto de seguridad pública, nuestro tono es pacífico, pero alto y claro, invitando a que las acciones de gobierno acaben con la impunidad; son miles los dolientes sin voz que claman justicia en nuestra nación. Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos. (La Jornada/26/junio/2022).
El incremento de la violencia ha subido de tono, corroe la piel de México y se mete hasta la epidermis donde se ha enquistado ante la mirada disimuada u omisa de las autoriades. Las cifras son desalentadoraas, si hacemos un recuento de Calderon a los tiempos actuales:
“Los altos niveles de violencia no comenzaron a registrarse en el sexenio de López Obrador. El número de asesinatos en el país empezó a crecer desde el mandato de Felipe Calderón (2006-2012), tras el lanzamiento de la llamada “guerra contra el narcotráfico”.
En 2009, a la mitad del periodo de Calderón, México cerró el año con 16 mil 118 homicidios dolosos, mientras que terminó 2012 con 21 mil 459, según las estadísticas del SESNSP, que entonces se elaboraban con otra metodología y aún no contemplaban los feminicidios. En 2015, a la mitad del sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018), y ya con la metodología empleada actualmente, México cerró el año con 18 mil 312 asesinatos (17 mil 885 homicidios dolosos y 427 feminicidios), en tanto que terminó 2018 con 34 mil 657 asesinatos (33 mil 738 homicidios dolosos y 919 feminicidios).
Diversos especialistas en seguridad coinciden en que la administración de López Obrador ha logrado que los niveles de violencia dejen de crecer con la velocidad con la que lo hacían en sexenios pasados, pero no hacer que los números bajen a los rangos previos a la llamada “guerra contra el narcotráfico”. “Con ello, desde el inicio del sexenio de López Obrador en diciembre de 2018 hasta mayo pasado —un total de 42 meses—, se contabilizan 121 mil 655 asesinatos: esto comprende 118 mil 192 homicidios dolosos y 3 mil 463 feminicidios (homicidios en razón de género). Esto equivale a un promedio de 2 mil 896 personas asesinadas cada mes”. (Animal Político/26/6/2022).
EL narco como conquistador, usurpador de los poderes de la republica, organiza elecciones, mata a candidatos opositores, tala y quema bosques, siembra enervantes, hace del trasiego de drogas una ecuación dolorosa, les cobra y mata a migrantes, trafican órganos, esclavas sexuales; asesina a periodistas que los señalan, ejecuta a políticos, extorsiona a empresarios, se ha coludido con compañías mexicanas y extranjeras que explotan los minerales; es el amo del huachicoleo que durante años estuvo coordinado desde la Torre de Pemex. Es la metáfora donde cabe la historia contemporánea de México y el desastre de los últimos cinco sexenios que han transitado de una inyección intramuscular a una hemorragia imparable.
La viruela que trajeron los españoles, mató a mas de 3.5 millones de seres humanos, las drogas enferman a la juventud de México y dejan cifras escalofriantes: “La tasa de mortalidad por trastornos o afecciones relacionados con el consumo de sustancias psicoactivas, en el periodo 2014-2018, se incrementó de 12.6 a 13.1 defunciones por cada 100 mil personas. De conformidad con la tendencia presentada, se estimó que, en 2019, la tasa de mortalidad sería de 13.8 defunciones por cada 100 mil personas, superior en 1.2 defunciones a la registrada en 2014”. (Reporte Índigo/1 sep/2021). Ocupando México el
lugar 26 de 30 países y reprobado en acceso a medicamentos, tratamiento y centros especializados, así como en la obtención de penas para los que se dedican a este negocio ilegal. ¿La nación está a punto de convertirse en una república binacional donde convive su hermano gemelo: “el narco estado”?

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Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Periodista, escritor y profesor universitario. Diplomado en MKT digital www.facebook.com/trasfondoinformativo, zenon71@hotmail y por canal 11 de cable USAtelecom

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