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EVELYN SALGADO ANTE LA INSEGURIDAD EN GUERRERO


* EL LLAMADO A LA FGE Y LOS AYUNTAMIENTOS

 

Por Julio Zenón Flores Salgado

 

El tema de la oleada de violencia que registra el estado de Guerrero en algunos de sus municipios más importantes no es nada nuevo. El fenómeno ha estado ahí, por lo menos en lo que va del siglo. Lo que sí es nuevo es la forma en que la gobernadora Evelyn Salgado Pineda lo está abordando.

El hecho de que Guerrero sea un importante productor de drogas, un elemento que tuvo un periodo feliz al coincidir con las grandes corrientes turísticas de la posguerra en el siglo pasado, cuando muchos veteranos regresaban de Vietnam a Estados Unidos con grandes traumas y se venían a las cálidas arenas rodeadas de bosques tropicales a vivir fantasías bajo el influjo de los psicotrópicos, lo que dejó grandes derramas económicas, pero también sólidas organizaciones de trasiego de drogas tanto desde las montañas de Guerrero, como de los países sudamericanos que descargaban sus polvos blancos en las costas más o menos solitarias.

El trasiego de drogas requería no sólo del disimulo oficial, también en algunos casos de complicidades y, por supuesto, de pequeños ejércitos de gente armada que cuidaba el floreciente negocio.

Ese desarrollo de cuerpos armados también tuvo su coincidencia, al menos en el tiempo, con otros grupos armados impulsados al principio desde las comunidades indígenas y después desde cualquier poblado que se sentía desprotegido. El resultado fue que Guerrero quedó erizado de armas no oficiales, unas llamadas comunitarias y otras abiertamente trabajando para el crimen organizado, bajo las órdenes de algunos de los capos más importantes. Hay amplios reportajes y literatura testimonial de ello.

Ese es el contexto en el que la joven gobernadora Evelyn Salgado recibe al estado y los enfrentamientos entre ellos se sabía que podrían desencadenarse en cualquier momento y por cualquier motivo.

El diario Reforma publicó la semana pasada una plana entera en donde se refiere a las pandillas que se disputan los territorios y sería ocioso abundar en ello.

Al respecto la iglesia católica ha propuesto al gobierno pactar con los criminales, tal vez siguiendo la enseñanza de Zeferino Torreblanca Galindo, que cuando fue gobernador dijo con claridad “ni puedo ni quiero” enfrentar a esos grupos.

Los muertos en las playas de Acapulco, la desinformación digital en Zihuatanejo, las quemas de carros en Chilpancingo, las confrontaciones en Costa Chica, los enfrentamientos en Iguala, son parte de ese contexto.

Lo que es evidente es que la gobernadora Salgado Pineda no se quedado de brazos cruzados, que se ha negado a pactar con criminales, lo que le da gran estatura moral y política, pero tampoco ha entrado en una confrontación abierta, para no poner en riesgo a población civil que se ve envuelta en el conflicto e incluso en ocasiones llevados a la plaza pública o calles, como provocadores o bloqueadores, como simple carne de cañón.

Ha sido sorprendente la prudencia de la gobernadora, que ha dado todo el apoyo a la secretaría de seguridad pública, que ha dado importantes golpes al crimen en diversas zonas del estado, aunque siendo el mounstro tan grande, los resultados resultan aún poco impactantes, y ha impulsado la construcción de cuarteles de la Guardia Nacional y el equipamiento e infraestructura para optimizar el apoyo de la Marina y de la Sedena, con el elemento fundamental de la inteligencia, para no dar golpes de ciego.

El problema es que los resultados son aún escasos y no han alcanzado para garantizar el fin de la violencia en los municipios más candentes como Acapulco, Chilpancingo, Zihuatanejo e Iguala y, no han sido tan contundentes porque hay áreas que a pesar de la responsabilidad oficial que tienen en el tema se han hecho de la vista gorda, por miedo, por incapacidad o simplemente porque ven al enemigo tan grande que mejor no se meten: La Fiscal Sandra Luz Valdovinos, que resultó un fiasco, después de que se esperaban cosas buenas de ella por su formación militar y ahora está a punto de salir del estado con la cola entre las patas, derrotada hasta por la mafia interna, y, por el otro lado, los presidentes municipales pusilánimes, que hacen como que la virgen les habla, que no han dado ni un solo paso en el área de la prevención que les corresponde.

Acapulco es uno de ellos: Abelina López tiene al secretario de seguridad pública como edecán, como un señoritingo bien peinado que la acompaña a todos lados, pero que no ha avanzado ni un paso en la prevención; y Otilia Hernández, de Chilpancingo no canta más las rancheras, siempre enfiestada pero nada preocupada por la inseguridad de su municipio, en tanto Juan Gama, ha hecho mutis en Iguala.

Por eso no sorprende el llamado de la gobernadora Evelyn Salgado a los municipios a que hagan su parte. ¡Les están hablando presidentas municipales!, sus municipios se tiñen de sangre y no se dan por aludidas, prefieren voltear para otro lado, incluso cuando la gente sale a la calle, como salieron en la colonia Zapata, de Acapulco a pedir el regreso de Lola, desaparecido desde hace una semana, mientras Abelina presenta a su jefe de seguridad a la prensa muy bien peinado, para recibir aplausos de focas que no parecen darse cuenta del ojo del huracán en el que están parados.

Y por eso no sorprende tampoco la versión de que la gobernadora ya le habló fuerte a la Fiscal y le pidió la renuncia para que los diputados designen a alguien que de resultados.

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Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Periodista, escritor y profesor universitario. Diplomado en MKT digital www.facebook.com/trasfondoinformativo, zenon71@hotmail y por canal 11 de cable USAtelecom

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1 Comentarios

  1. Las protestas en contra del ejército y la policía estatal es nuestra que el gobierno está trabajando

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