MIRADA INTERIOR MUERTE A ECOLOGISTAS

Por: Isaías Alanís

La constante mundial sobre el cambio climático y el impacto en la tierra y todo lo que sobre ella, vuela, vive, se arrastra o permanece en yacimientos y estructuras orgánicas, glaciares, mares, ríos, cuepas de agua, desiertos, lagunas, cavernas y tierras de cultivo convertidas en zonas de pastoreo; tala irresponsable de bosques. Crecimiento de la mancha urbana en zonas protegidas, aniquilación de pueblos para construir presas; asesinar montes, la biodiversidad para crear centros inmobiliarios para gente de altos ingresos, son algunos puntos abrasivos inauditos en un país donde se supone existen leyes que protegen al patrimonio natural de una nación. Sin embargo, las empresas tiran desperdicios tóxicos en ríos, lagunas y arroyos; se podría decir que los cuerpos de agua que cruzan las ciudades de la nación son vertederos de desechos sólidos que descargan directamente a los ríos, de igual forma el veneno que sueltan las fábricas; armadoras de autos, plantas de fertilizantes, desechos de minas convencionales y las de cielo abierto que matan flora, fauna y niños y son las principales causa de cáncer en seres humanos, entre otros padecimientos al no cumplir con la norma ambiental.

Josefa González Blanco, presentó los ejes de la agenda ecológica de la 4T durante la campaña, sintetizada en doce ejes: "Tasa cero de deforestación mediante la promoción del manejo forestal comunitario. Desarrollo de un sistema de alertas tempranas para reducir la vulnerabilidad ante eventos extremos de clima. Aplicar cabalmente un sistema de comercio de emisiones para promover su reducción al menor costo posible. En el caso de los bosques, reconocer a los dueños, las comunidades y los ejidos como los beneficiarios de los recursos derivados asociados a este ecosistema. Fortalecimiento de las políticas de México a nivel internacional para combatir el cambio climático. Adopción de enfoques integrados cultura-paisaje. Cambio en la producción agropecuaria con estrategias de diversificación. Adopción de tecnologías alternativas. Profundizar en los procesos de ordenamiento del territorio. Reducir la vulnerabilidad de la población y los ecosistemas ante las adversidades climáticas. Crear y fortalecer las capacidades de respuesta frente a este fenómeno. Concientizar la mitigación en torno al cambio climático".

Desgraciadamente, ninguno de estos ejes se ha cumplido; principalmente en las zonas de pueblos originarios que tras una lucha de quinientos años, perviven en sus comunidades mecanismos culturales que les dan propiedad de grandes extensiones de tierras, ricas en: oro, litio, hierro, plata, tierras raras, bosques, y recursos minerales de variada índole. Fuentes de agua y una serie infinita de riqueza guardada por milenios en manos de estos pueblos a los que se las han arrebatado.

A la 4T no le ha ido bien en materia ecológica, la renuncia de Josefa Ortiz a la Semarnat por retrasar un vuelo. La suplió Victor Toledo y a poco menos de un año renuncia por la filtración de un audio donde critica al gobierno de AMLO; en algunas facciones de la derecha, de la noche a la mañana se han vuelto ecologistas de banqueta. 

Y los estándares de violencia han crecido en contra de luchadores ambientalistas: Las agresiones crecieron durante el gobierno de EPN (2012-2018). En 2015 y 2016, se registraron 107 y 85 ataques, y se incrementaron al entrar en vigor la reforma energética y la iniciativa privada para la producción y refinación de hidrocarburos y megaproyectos; gasoductos, energía eólica, etc. 

No por eso México ocupa el segundo lugar mundial en asesinatos de ecologistas y defensores de la tierra.  83 defensores del ambiente y el territorio han sido asesinados entre 2019 y 2020. La impunidad se regodea sin que no haya autoridad que la detenga, y como una muestra del horror, son los defensores asesinados en los últimos dos años: "la explotación forestal fue la industria vinculada a la mayor cantidad de asesinatos con 23 casos". La lista es enorme: Samir Flores, Óscar Eyraud Adams, indígena kumiai, Adán Vez Lira, Daniel Sotelo, Homero Gómez, Ismael Cruz, Jesús Miguel Jerónimo, Isaac Medardo Herrera, Juan Aquino González, Miguel Vázquez, Miguel Migueleño, Pablo Guzmán, Juan Zamarripa, María Agustín, Rodolfo Díaz, Maurilio Hernández, Reynaldo Bautista, Paulina Gómez y Tomás Martínez. Así  lo consignan en la Jornada: "Los 30 ataques mortales ocurridos en México son un aumento de 67 por ciento respecto de 2019, cuando ocurrieron 18. En 2018 fueron 14 y en 2017, 15. La tala estuvo vinculada a casi un tercio de estos ataques, y la mitad de ellos se dieron en comunidades indígenas. México se sitúa en el puesto 60 de 69 países evaluados en investigaciones recientes sobre el acceso a la justicia".

Ante la inminencia del impacto del cambio climático, en México se debe de comenzar a ordenar este sector y que las fábricas que operan en el país y que lanzan sus desechos sean tratado devidamente, así como que las ciudades cuenten con plantas tratadores de desechos sólidos o nuevas tecnologías que existen y así evitar la agonía acelerada de arroyos, barrancas y ríos que cruzan las urbes de México y frentar la mancha urbana a tierras de cultivo. Un ejemplo perniciosos es el estado de Morelos, heredero de una vocación agrícola de siglos y que en los últimos cincuenta años ha visto mermado drásticamente sus niveles de producción, por ejemplo de arroz, caña, legumbres, por la contaminación causada por los parques industriales de Jiuetepec y Cuautla, por citar a dos altamente contaminantes. 

Miles de seres humanos preocupados por el cuidado de la naturaleza, hacen un enérgico llamado a las autoridades para que ni un ambientalista más sea asesinado por defender los recursos naturales, parte vital de la vida aquí sobre la tierra y que la maquinaria del estado mexicano frene la violencia contra ambientalistas, y sus criminales sean detenidos y juzgados. Y que las emisiones de desechos, como en otros país tecnificasdos, sea amable para los seres humanos y la biodiversidad. Parar desarrollos inmobiliarios en bosques y zonas protegidas; mineras a cielo abierto; es lo menos que se puede hacer por el futuro de México y en honor a las decenas de ecologistas asesinados.