Por
JULIO ZENON Flores Salgado
La
política es el arte de los acuerdos para conseguir mejoras para la vida social,
de acuerdo a la experiencia mezclada con la teoría de quienes nos dedicamos a
la ciencia política y al periodismo de ese género y quien lo entiende es quien
hace una exitosa carrera política, los que no lo asimilan se vuelven flor de un
día cuando apuestan todo a la fortuna o a su fuerza personal o de su grupo o
corriente a la que pertenecen.
Experiencias
para sustentar esta afirmación abundan, quizás lo más visible al respecto sea
el triunfo del presidente Andrés Manuel López Obrador, que si bien aprovechó la
ola de resentimiento social por los muchos yerros de los priistas, también
contó con un fuerte movimiento plural, cuyo objetivo era desbancar al tricolor
del gobierno federal y en donde coincidieron personajes destacados de todos los
partidos y de la sociedad apartidista, como millones de militantes de base y
del pueblo en general.
Eso
han hecho de algunos guerrerenses pasar largas temporadas en la cúspide del
poder. Ahí están el recién fallecido René Juárez, su mentor político José
Francisco Ruiz Massieu o el propio Ángel Aguirre, que no solamente se
mantuvieron en el poder sino que ayudaron a muchos cuadros a ocupar cargos de
representación popular o en los gabinetes de gobierno municipal, estatal y
federal, y pese a que han muerto o declinado, seguirán aportando en ese
sentido.
Guardadas
las proporciones, la coincidencia entre los mencionados es que supieron tejer
acuerdos, tanto al interior de sus partidos como hacia afuera, es decir,
sumaron fuerzas externas a las propias y eso les convirtió en excelentes
políticos.
Por
eso llama la atención que desde la Costa Chica surja el nombre de José Efrén López
Cortés, mejor conocido como “Chegüeño”, diputado local electo y alcalde con
licencia de Azoyú, quien ha dado muestras de saber sumar, aún cuando su
presencia está lejos aún de tener alcance estatal o nacional.
López
Cortés es un ícono en la Costa Chica, de la emergente clase política morenista,
a sido diputado local y alcalde de su tierra natal y ha ayudado tanto social,
como económicamente y con gestoría a las organizaciones de la zona y tiene muy
buena fama pública.
Es
uno de los pocos hombres que tiene buena relación con los priistas, con los
perredistas y con el PVEM y PT, lo que sumado a su militancia morenista le
podría convertir en el hombre más influyente de la próxima LXIII legislatura,
de la que forma parte.
Chegüeño,
fue presentado por tres diputados como propuesta para la Junta de Coordinación
Política (JUCOPO), en una rueda de prensa en donde también mencionaron sus
propuestas de agenda legislativa que plantea en esencia mayor independencia del
poder legislativo en la designación de los titulares de las áreas que por ley
les corresponden y la aprobación de diversas medidas contra la corrupción y
llevar a la realidad la tan anunciada austeridad, promovida desde el Palacio
Nacional, por el propio presidente Andrés Manuel López Obrador.
El
“destape” en una conferencia de prensa celebrada la primera quincena de julio, en
Chilpancingo, da la impresión de que sus compañeros de bancada de aprovechar
sus cualidades y sus buenas relaciones políticas para tener una legislatura que
no se paralice, sino que fluya mediante acuerdos entre todas las fracciones y
representaciones.
La
intención de hacerse de esa coordinación pareciera, a primera vista, un lance
atrevido, ya que se hizo con apenas el respaldo de tres legisladores más, lo
que supone que no cuenta con la mayoría de los miembros de su fracción que
suman, hasta ahora 22 curules, al igual que la legislatura que está por
terminar, en donde ese partido arrancó también con 22 diputados.
La
búsqueda de la titularidad de la JUCOPO, por parte de Chegüeño, tendría que
pasar primero por conseguir que lo respalde su propia bancada, es decir los 22
que actualmente son o por lo menos la mayoría de ellos, lo cual no se ve nada
fácil.
Pero,
como se sabe, en política la aritmética se aplica de otra forma y no solamente
cuentan los números o bien éstos tienen un valor distinto, de acuerdo con el
contexto en el que se aplican, de tal manera que una minoría puede convertirse
en mayoría de un momento a otro o bien, siendo minoría imponerse sobre la
mayoría, si conoce y aplica las experiencias que esa ciencia ha dejado desde la
vieja Roma, en que se empezó a hablar de la democracia.
Compite
con Chegüeño, el joven diputado plurinominal Jacinto González Varona, heredero
político del maestro César Núñez Ramos, quien falleció el año pasado contagiado
de COVID-19, cuando estaba a punto de convertirse en el delegado federal, y
tampoco es un diputado al que hay que ignorar, pues tiene mucho por delante y
aprende rápido, pero en este momento se debe priorizar una coordinación que sea
capaz de sacar acuerdos, sin ser mayoría, es decir, de conseguir el respaldo de
al menos otros dos diputados de otros partidos y diez más cuando se trate de
modificar artículos de la constitución del estado.
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