Por Julio Zenón Flores Salgado
La defensa, por tercer día
consecutivo, del presidente Andrés Manuel López Obrador, a la candidatura del
senador Félix Salgado Macedonio para el estado de Guerrero, pareciera enviar el
mensaje de que el poder presidencial le cree al Toro… o está dispuesto a jugársela
por él, le cueste lo que le cueste, mientras en torno suyo se desenvuelve una
conspiración para relevarlo del poder y endurecer la línea de fuego contra los
enemigos del gobierno.
El primer párrafo de este
artículo pretende retomar la información generada en la semana en el palacio
nacional, en donde el titular del poder ejecutivo federal fue cuestionado tres días
seguidos, en su conferencia mañanera, por reporteras que no se explican cómo
López Obrador no #RompeElPactoPatriarcal e impide que su partido -Morena-
postule a un candidato cuestionado por carpetas de investigación y señalamientos
directos de haber violado sexualmente al menos a cinco mujeres y acosado a
otras, equiparando la defensa presidencial de Salgado Macedonio con el
argumento de la película Agente bajo fuego, donde mientras todo acusa al guardia
presidencial el mandatario es el único que le cree…además de su esposa y su
padre…
En esa película
estadounidense, dirigida por Ric Roman Waugh y protagonizada por Gerard
Butler y Morgan
Freeman, todo ha sido
orquestado desde el mismo gabinete presidencial para desacreditar al agente (Gerard
Butler), con el fin de fortalecer al vicepresidente, que dirige al sector duro
de ese gobierno y poder desarrollar acciones fuertes y decididas contra sus
enemigos, al considerar que el presidente actúa con tibieza y debilidad. En esa
película el golpeteo al agente es en realidad una parte del golpeteo contra el
presidente (Morgan Freeman).
En esa cinta del 2019, reproducida
este fin de semana en la televisión de paga en Acapulco, el presidente termina
por poner su vida en manos del agente cuestionado y pasa por una serie de
peripecias hasta descubrir la conspiración dentro del palacio nacional,
salvando la vida y mandando a su casa a los conspiracionistas, mientras el
agente cuestionado le presenta su renuncia al sincerarse con él y confesarle
consumo de drogas, entre otras cosas, renuncia que por supuesto no es admitida
por el mandatario. Eso ocurre en la ficción.
En la vida real, López
Obrador no es Morgan Freeman ni Félix Salgado es Gerard Butler, pero AMLO manda
señales en el sentido de que él cree que las acusaciones contra el morenista de
Guerrero son ficticias y urdidas desde algún lugar de su propio partido y quizás
de su propio gabinete, lo cual le lleva adoptar la defensa a ultranza y a
desacreditar las acusaciones de abuso sexual en su contra reduciéndolas a “politiquería”,
difamaciones producto del contexto electoral y pedradas usadas por fuerzas
perversas y conservadoras, de la prensa nacional e internacional para frenar a
Morena. Argumento que remite a la era Lopezportillista cuando todo era
desacreditado atribuyéndolo a fuerzas oscuras y al oro de Moscú.
Todo ello, lo resumió el
presidente en la expresión coloquial: “!Ya chole!”, con la que resolvió el tema
en la tercera vez en ser cuestionado en su propio espacio de propaganda
gubernamental.
¡Ya chole!, dijo el
presidente, a las mujeres defensoras de sus derechos que le piden creerle a las
víctimas y que se ejerza acción penal o que se retire la candidatura de Salgado
Macedonio, en tanto se aclaren las acusaciones que él no ha podido o no ha
querido responder. Una expresión de fastidio hacia esas mujeres calificadas
como “feminazis” por la propia defensa legal del imputado, pero también contra
las diputadas, senadoras y funcionarias de Morena que no quieren dejar pasar un
candidato con esos cuestionamientos. Ya chole, dijo el presidente a artistas
como Diego Luna, entre muchos otros e igual para la prensa nacional e
internacional: ¡Ya chole! De cuestionar a su candidato, espetó.
En términos de política, se
supone que esa expresión es un mandato a sus grupos internos de que frenen los
señalamientos hacia Félix Salgado… y para confirmarlo lanzó una advertencia: tiene
datos sobre quién está detrás de eso: “Les voy a dar un dato…no…mejor no lo
digo…” soltó a botepronto, un día antes del ¡Ya chole! Presidencial.
En el primer círculo
lopezobradorista afirman que efectivamente, tiene un dato que apunta hacia un
consultor que estuvo por Guerrero a principios del presente siglo operando una
campaña del PRI, mismo que
posteriormente estableció relación con un actor político que se registró como
aspirante a la candidatura a gobernador de la entidad por Morena y que ha
alimentado de datos a la opinión pública, gracias a una alianza (económica)
tejida con el ex fiscal recomendado al gobernador Héctor Astudillo por ese
mismo actor registrado por Morena, con la esperanza de deponer a Salgado
Macedonio para estar en posibilidades de ocupar su lugar en la boleta, con el
argumento de que el calentano es un impresentable.
Esa circunstancia llevó a
AMLO a dudar de la veracidad de los señalamientos contra el senador de Guerrero
y a decidir, al parecer, apostarle a su propia popularidad en la entidad, para
salvar a Salgado Macedonio y hacerlo gobernador.
La decisión presidencial
lleva la elección de gobernador en Guerrero a otro nivel. Si los señalamientos
contra el toro sin cerca ya habían puesto a la entidad en el ojo del mundo,
ahora el presidente lo pone en la mesa nacional donde el que compite es él
mismo, a nombre de Félix Salgado, con todos los riesgos que eso implica. Sin
duda lo veremos por tierras surianas haciendo política con el pretexto de supervisar
obras o de actos cívicos como el de la Bandera.
Con el interés personal del
presidente, la entidad suriana se convierte en la más vigilada, pero también en
donde el gobierno federal echará toda la carne al asador, para no arriesgar la
investidura presidencial, de modo que las cosas se vuelven más complicadas para
la alianza PRI-PRD, que estaba feliz del golpeteo al candidato morenista y
apostaba a ese segmento de voto bisagra (unos 200 o 300 mil sufragios) que
votaron en el 2018 por la 4T y que con en su desencanto seguramente votarían
por otros, entre ellos la alianza opositora.
En ese sentido, el equipo de
campaña de Salgado Macedonio, que ha tenido su argumentación en que gana las
encuestas, prepara el lanzamiento de supuestas mediciones que lo siguen
poniendo arriba, pese a todo el golpeteo, en donde se incluyen algunas de
talante inverosímil, como una que está circulando, que dice que subió en las
preferencias, contradiciendo todo lo que se percibe de él en la calle.
Le apuestan a mantener la
percepción de que de todos modos va a ganar, de que sigue arriba, de que
violador o no, sigue siendo el preferido del pueblo, para desmoronar a la
oposición y, atraerse a una parte de la estructura de la izquierda perredista y
hacerle un hueco a la alianza. No suena mal la idea…aunque se corre el riesgo
de que cada vez se note más la diferencia entre las cifras de las encuestas y
la realidad de la calle…y se lleven una sorpresa en las urnas. ¿Alguien
recuerda aquella encuesta del Universal, en el 2005, que daba empate entre
Zeferino Torreblanca y Héctor Astudillo?
0 Comentarios
¿Qué te pareció esta información? ¿Qué nos falta?