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La playa, Adela Román y Manuel Añorve



Por Julio Zenón Flores/Trasfondo

Sobre la realidad de que en México el 32 por ciento de los 11 mil 592 kilómetros de litorales están concesionados a particulares y que a eso se debe sumar infinidad de espacios ocupados ilegalmente por personas o empresas que buscan obtener un fin lucrativo, han coincidido los esfuerzos de dos acapulqueños que tratan de establecer distancia entre sí: Adela Román Ocampo, alcaldesa de Acapulco y Manuel Añorve Baños, senador guerrerense.

Parece extraña la coincidencia entre los políticos mencionados, que en la práctica han vivido varios desencuentros, pues se ubican en los extremos de participación política: ella en Morena, que habla de una cuarta transformación y avanza en el desmantelamiento de lo hecho por el PRI, mientras que él milita en el tricolor en la entidad y trata de volver a ocupar el poder perdido ante Morena en la elección del pasado 2018.

En la práctica, a pesar de las diferencias entre ellos, las acciones de Añorve Baños y de Adela Román, tendrán una repercusión directa en la política que se aplica y que se podrá aplicar en Acapulco, en donde los prestadores de servicios turísticos libran actualmente una batalla para echar abajo acciones legales de recuperación de espacios llevados a cabo por la comuna porteña y que les llevó incluso a tomar parte de la explanada del zócalo en la Ciudad de México, para protestar por dichas acciones.

Por un lado la presidenta municipal asumió, desde el principio de su gobierno, como propia la línea del presidente Andrés Manuel López Obrador, de recuperar los espacios públicos para regresarlos a los ciudadanos, entre ellos  la playas, que como es público, en Acapulco habían estado -y en parte siguen estando- en poder personas y empresas para colocar embarcaciones, vallados, negocios de consumo de alimentos, bebidas alcohólicas y hasta de placer, según ha dado a conocer en alguna entrevista Adela Román, sin olvidar la construcción anárquica de hoteles y otro tipo de empresas en las zonas federales.

El rescate de dichos espacios públicos de playa fue visto por la alcaldesa no solo como la oportunidad de devolver a los acapulqueños su uso, para que en vez de tener que pagar una renta forzada a quienes te obligaban a usar una palapa o un toldo y unas sillas viejas de plástico, para poder estar en la arena, los ciudadanos pudieran llevar su propia sombrilla o tender su toalla sin tener que pagarle a nadie por disfrutar su zona federal, sino que también lo asumió como un tema de seguridad, pues asegura haber descubierto que en algunos espacios ya sea concesionados o con permiso o bien ocupados de manera ilegal, se comerciaba con drogas y hasta con sexo con menores de edad, o servía de refugio de delincuentes que asolaban a la ciudadanía porteña.

Román Ocampo incluso realizó un recorrido por la zona Diamante, en donde pudo constatar que decenas de accesos a las playas han sido ocupados ilegalmente por hoteles, condominios y casas particulares de los adinerados que han construido sobre ellos desapareciendo andadores y brechas que daban acceso a pobladores, ante el disimulo de autoridades corruptas que dieron permisos a cambio de fuertes cantidades de dinero a sus cuentas personales.

La energía de la primera edila acapulqueña no fue bien recibida por aquellos que fueron desalojados de esos espacios ocupados ilegalmente, además de que hay evidencias de que los empleados y funcionarios de bajo rango enviados cumplir las órdenes municipales incurrieron en excesos, como en el caso del líder de cooperativistas prestadores de servicios turísticos, Salvador Soto Sánchez, lo que generó un fuerte movimiento de resistencia que han colocado lonas con mensajes insultantes hacia el gobierno municipal y han terminado por ir a la CDMX a hacer públicas sus inconformidades.

Por otro lado, el trabajo de la primera edil, obtuvo un inesperado apoyo de su adversario político, el legislador guerrerense Manuel Añorve, quien fue pieza fundamental en el dictamen de la comisión que preside y finalmente para que el pleno del Senado resolviera el pasado 29 de septiembre de este año diversas adecuaciones a la constitución que hacen más clara la obligación de las autoridades y les da mayores elementos para defender el uso y disfrute de las playas para los ciudadanos.

Al respecto Añorve Baños escribió en un artículo publicado en El Universal, el pasado 9 de octubre, que el Senado en pleno avaló una minuta proveniente de la cámara de diputados, con un proyecto de decreto que contiene la adición de un tercer párrafo al artículo 8º, un párrafo segundo al artículo 127 y un artículo 154 a la Ley General de Bienes Nacionales que garantiza el libre acceso y tránsito a las playas del país y que en el caso de que no existan vías públicas, los propietarios de los terrenos colindantes estarán obligados a dar libre acceso a la zona federal marítimo terrestre y a las playas que ahí existan, so pena de ser multados con hasta 12 mil unidades de actualización y en caso de reincidencia hasta de perder la concesión, si condicionan o impiden el libre acceso.

La verdad es que si lo aprobado en el Senado, una vez que se decrete por el presidente López Obrador y se aterrice a las leyes reglamentarias en los estados y municipios, permitirá a ediles que como Adela, se han propuesto devolver al pueblo el uso libre de sus playas.

La coincidencia de objetivos, entre adversarios de la política, ha dado un buen resultado y da ejemplo de lo que se puede hacer al margen de los gritos y sombrerazos que menudean en las campañas políticas.




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JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Periodista y escritor. Licenciado en ciencias de la comunicación, maestrante en Ciencia Política y diplomado en MKT digital; Columnista en La Jornada Guerrero, Enfoque informativo y en Redes del Sur. www.facebook.com/trasfondoinformativo, Escríbenos a zenon71@hotmail y suscríbete en el canal de youtube trasfondo informativo

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