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La revuelta del PES en Acapulco

Por Julio Zenón Flores Salgado La decisión del Instituto Nacional Electoral (INE) de otorgar el registro al partido de Encuentro Solidario (PES, antes de Encuentro Social), viene a mover el tablero, de por sí muy movido de la jugada de ajedrez en que se ha convertido la lucha por la candidatura para disputar la presidencia municipal de Acapulco, en la elección este miércoles se dio por comenzada y que tendrá su momento cumbre con la emisión del voto el 6 de junio del año que viene. Partimos de que después de la gubernatura del estado, que también se encuentra en medio de fuertes jaloneos, la segunda posición, en opinión de la clase política, que se disputa en Guerrero, es la presidencia municipal de Acapulco. Así se concibe y así se negocia entre grupos, partidos, coaliciones, alianzas y personajes, que son parte del juego. Y no es errado, ya que el puerto representa la tercera parte de la población estatal, aunque apenas el 4 por ciento del presupuesto que se recibe de la federación. Acapulco, sigue siendo el centro de la atención de la clase política hoy dispersa en al menos 8 partidos políticos registrados, contando ya al PES, que en esta ocasión deberá ir solo, con candidatos propios, a la elección constitucional y no podrá ir de aliado de Morena, como hizo en 2018, lo que le permitió conquistar importantes espacios de representación popular. Conocedores de ello, es que el PES de Guerrero optó por dar su primera conferencia de prensa, después de reconquistar su registro como partido político nacional, en Acapulco, en donde presentó a algunos personas como incorporaciones recientes, pero a los cuales de inmediato les asignaron responsabilidades al frente de algunas demarcaciones, como fue el caso de Jovita Gómez Morales, quien fuera regidora del PT y candidata a diputada, a quien encargaron la coordinación del distrito 7 local, así como Juan Torres Aburto, waltonista, ex funcionario público y ex regidor, a quien encargaron otro distrito local, al igual que Liborio Saldaña Almazán, que fue presentado como coordinador de la sociedad civil, es decir, libre de moverse por todo el municipio. El PES llamó la atención no solo porque ahora tendrá que competir sólo y por los personajes que se incorporan, con la clara intención de tener prospectos a candidatos a diputados locales en los distritos de Acapulco, sino por lo que no se dijo en la conferencia de prensa, pero que ya corre entre sus militantes: La idea de ofrecer la candidatura a la presidencia municipal a Ricardo Taja Ramírez, quien fuera un fuerte candidato a la alcaldía por el PRI en alianza con el PVEM, en el 2018, cuando fue derrotado por la avalancha lopezobradorista que dio el triunfo a la actual alcadesa Adela Román Ocampo, (que por cierto rendirá su segundo informe de labores el próximo domingo, cobijada por un monumental proyecto de dar nuevos bríos a la CAPAMA), pero que mantiene un importante trabajo en las colonias populares, donde realiza gestoría aparentemente sin partido, pero con varias ofertas. El nombre de Ricardo Taja fue mencionado en corto, muy en corto, pero una vez que se dio a conocer en redes sociales, como ocurrió hace un par de meses en que se le mencionó cercano al Partido Verde Ecologista de México (PVEM) aliado nacional del partido del movimiento de regeneración nacional (Morena), generó una reacción que pareciera desproporcionada, pues vino desde el principal periodista nacional que mantiene una fuerte oposición al presidente López Obrador: de la pluma nada menos que de Carlos Loret de Mola, que realizó algunos señalamientos que no es el momento de retomar. Lo que si vale la pena mencionar es lo curioso que resulta que sea atacado por Loret de Mola, un aspirante a candidato a alcalde de Acapulco, que se menciona en las filas de un partido que recién acaba de recuperar su registro PES) y de otro que no ha obtenido en Acapulco ni siquiera el 10 por ciento de los sufragios. Una primera explicación sería que tanto el PES como el PVEM son aliados de Morena, y en una de esas desplaza a quienes desean abanderar a ese partido (Morena) para sustituir a la alcaldesa Román Ocampo, que se prevé pida licencia para competir por la gubernatura del estado. Más allá de que Taja Ramírez motiva comentarios sobre su posibilidad de ir por un partido u otro por Acapulco para sacarse la espina, y de que los señalamientos de gente como Loret pudieran provenir de fuego amigo, no hay que olvidar que el coordinador de los senadores, Ricardo Monreal Ávila, mostró no hace mucho una buena relación con el periodista compañero de Brozo, al grado de que algunos lopezobradoristas radicales se le fueron al cuello e incluso trataron de moverle el tapete en el Senado. No hay que olvidar tampoco que Monreal, tuvo un hermano trabajando en el gobierno de Acapulco, cuando lo encabezó Luis Walton Aburto y que tiene los intereses puestos en esta entidad del sur del país. El tema es que si Taja fuera candidato del PES en Acapulco, deberá remontar a quienes aspiran suceder a Adela Román, desde el mismo Morena, que no son peritas en dulce, desde los diputados locales Zeferino Gómez Valdovinos, Moisés Reyes Sandoval, Marco Antonio Cabada y Yoloczin Domínguez Serna hasta la diputada federal Abelina López Rodríguez, el síndico Javier Solorio Almazán y el regidor Ilich Herrera, sin contar a otros con menos posibilidades como los regidores Javier Morlet o Hugo Martínez o el doctor José Inocente Ariza y sin olvidar que la oposición busca una alianza que pudiera dar la sorpresa y arrebatarle a morena este importante enclave guerrerense. Más vale mantenerse a la expectativa en el terreno electoral, antes que los vientos nos hagan perder la perspectiva.

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