Por Julio Zenón Flores Salgado
Guerrero tiene que ver con esperanza la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, como los guerrerenses aportaron a la esperanza del cambio en el 2018. Por eso resulta muy oportuno su arribo, en uno de los momentos más difíciles por los
que atraviesa la entidad, aunque se ponga en el primer plano la visita a un parque, cuando lo que la gente necesita es comida y empleo.
Y es que además de los problemas históricos que padece este
estado del sur de México, que le aportó más de un millón 14 mil votos en la
elección del 2018, lo que lo colocó entre los diez estados de mayor votación
por el tabasqueño, incluso por encima del porcentaje obtenido en la CDMX,
Guerrero vive momentos críticos al caerse casi por completo sus ingresos
propios, provenientes en un 80 por ciento del turismo y en una pequeña parte de
la minería y de la agricultura.
Más difícil todavía, es la situación de municipios que, como
Acapulco, no tienen minería, carecen de una agricultura significativa y
dependen de una economía basada en el turismo, el cual quedó completamente
desarticulado desde el comienzo de la pandemia, a finales de febrero de este
año y cuyas temporadas altas pasaron prácticamente en cero para quienes viven
de esa industria.
La visita de López Obrador es una buena oportunidad, para
insistir en la necesidad de bajar la tarifa de cobro de la electricidad, como
se ha demandado constantemente, ya que el pago caro de ese servicio
superbásico, es una de las causas de los cierres de pequeñas empresas e
incluso, fatalmente, de la suspensión del servicio de agua potable a los habitantes
de Acapulco, Chilpancingo e Iguala, principalmente.
Habría que recordar que en otras partes del país, el
presidente ha autorizado importantes descuentos y hasta cancelaciones de
adeudos, como lo hizo en su natal Tabasco, por lo que, como dicen los abogados,
ya habiendo precedente, mucho ayudaría si al menos cancela los adeudos que
tienen los organismos operadores del servicio de agua CAPAMA, CAPAMI y CAPACH,
sin que eso signifique dejar sin castigo a quienes en su momento dejaron de
pagar la energía eléctrica y desviaron los recursos destinados a ese fin.
Vale referir aquí que la CFE aplica a CAPAMA una tarifa
industrial arbitrariamente elevada, al cobrarle como si se tratara de una
industria, en vez de aplicarle la novedosa “tarifa social”, al ser un organismo
de servicio para dotar un recursos fundamental para la vida.
De igual manera, se debería de aprovechar para insistir en
un nuevo pacto de coordinación fiscal, que se interés más en los ingresos de
los municipios y menos en los que se queda la burocracia estatal.
En ese sentido, pareciera ilógico que Acapulco, siendo un municipio
con una población superior a la tercera parte de la población total del estado,
reciba un presupuesto que no llega ni al 7 por ciento de lo que recibe la
entidad: es decir, que mientras el estado de Guerrero recibe un promedio de 60
mil millones de pesos al año para una población de 3 millones 400 mil
habitantes, Acapulco apenas recibe 4 mil millones de pesos para una población
de un millón 200 mil habitantes. Como se observa, es totalmente
desproporcionado y carece, esa distribución de los recursos, de todo principio
municipalista.
Si se hiciera una ajusta distribución presupuestal, a
Acapulco le deberían entregar al menos 20 mil millones de pesos en vez de los 4
mil que en promedio recibe actualmente, lo que le permitiría atacar los viejos
problemas que su deformada economía basada en un obsoleto modelo turístico le
generan y que dan pie a una escandalosa diferencia social, entre los grandes
millonarios que disfrutan de todos los bienes en la zona Diamante y las
familias que sobreviven con menos de 3 dólares al día en la zona del polígono
D, altos de la Zapata o Renacimiento, verdaderos cinturones de miseria, que
colocan al municipio entre aquellos que tienen mayor población en pobreza
extrema, por encima incluso de los de la Montaña alta, que también sufren de
carencias terribles.
Al respecto, habría que recordar que la presidenta municipal
del puerto, Adela Román Ocampo, ya puso el dedo en la llaga al proponer, en el
contexto de la Asociación Mexicana de Autoridades Locales, un nuevo pacto de
coordinación fiscal que priorice a los municipios.
El tema del agua es otro de los temas que el presidente
mexicano debería de abordar en su visita a Guerrero y en especial a Acapulco.
Su política anticorrupción no bajará a los municipios si no
se aborda la situación de los organismos operadores como la CAPAMA, que alguna
vez fueron empresas exitosas, pero que han sido largamente saqueadas y
rescatadas de cuando en cuando con recursos federales y que cada día están peor
y dan un peor servicio, dejando en la indefensión, respecto a un derecho humano
como el agua potable, aun a aquellos que tienen su conexión domiciliaria y que
pagan oportunamente su consumo, y, peor todavía, a aquellos que carecen de una
red domiciliaria y a la cual se les proporciona, casi como una dádiva, agua por
medio de pipas, que la mayoría de las veces han sido usadas con criterio
clientelar y político.
El presidente de la república debiera exigir cuentas tanto a
las autoridades anteriores como a las actuales, acerca de los destinos de los
recursos y encabezar una jornada para rescatar, limpiar, transparentar y
eficientar esos organismos como CAPAMA, para garantizarle el derecho humano al
agua a la población, empezando por una seria lucha contra la corrupción que los
ha desvalijado.
Hay otros temas que se le pueden tocar, como el rescate del
viejo proyecto del tren bala, que fue vetado por los viejos caciques ahora
arrinconados, y que podría equipararse al tren maya del sureste, o el rescate
de la amplia zona que tiene concesionada la API de la terminal de cruceros de
Acapulco, hasta los temas políticos, como el de la violencia de género en un
estado donde las mujeres son atacadas por su participación en política, entre
otros.
Pero por lo pronto me quedo con la urgencia de que ayude a la gente que perdió su empleo, que se quedó sin ingresos por la pandemia y que no están en las listas de sus programas normales de pensiones, tandas, becas, o de jóvenes, gente normal, gente común que vivía de la informalidad o de su trabajo diario con sus profesiones, abogados, contadores, contratistas, chóferes, periodistas, comerciantes, que han quedado en el desamparo. me quedó con que al menos apoye los comedores comunitarios gratuitos y los de la UAGro, me quedó con que al menos dé recursos al municipio para empleo temporal. me quedo con que voltee a ver a los más desamparados.
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Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Periodista y escritor. Licenciado en ciencias de la comunicación, maestrante en Ciencia Política y diplomado en MKT digital; Columnista en La Jornada Guerrero, Enfoque informativo y en Redes del Sur. www.facebook.com/trasfondoinformativo, Escríbenos a zenon71@hotmail y suscríbete en el canal de youtube trasfondo informativo
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