Foto: Comunicación social |
Por Julio Zenón Flores Salgado
Un camión ensamblado para esparcir agua con cloro cuyo costo en el mercado es de 280 mil dólares más impuestos (más de 6 millones de pesos), causó expectación en San Marcos, una pequeña y pacífica comunidad guerrerense de poco más de 12 mil habitantes, considerado de alta marginación, ubicado a unos 50 kilómetros de Acapulco, el principal destino turístico de la entidad del sur de México.
Los habitantes de la cuna de "la sanmarqueña" y de La Luz Roja, vieron con asombro el pesado camión, pues el poblado tiene apenas una docena de calles pavimentadas por donde se puede transitar y tanto hospitales como escuelas, así como el servicio de agua potable de la localidad presentan graves deficiencias sin recibir inversión para atenderlas.
El alcalde Tomás Hernández Palma, del PRD, tomó unas banderolas amarillas y acompañado de su gabinete dio la orden de arranque para el costoso camión, en medio de gritos de júbilo y se quedó festejando, mientras los ayudantes del chofer del sanitizador permanecían listos para alzar los cables del alumbrado público que pudieran estar demasiado bajo y estorbar el esplendoroso paso del singular vehículo, esas calles donde casi nunca pasa nada, a no ser la bullanga del baile de la Iguana o el perifoneo de las ofertas de Telcel o las casas de empeño.
Doña Gregoria, lo miró pasar, le clavó la mirada unos instantes y luego cogió el tazón de peltre y lo hundió en el espeso chilate y lo alzó para dejar caer un chorro chispeante sobre la olla, para dar vida a las burbujas de una espuma que da carácter a esa popular bebida regional que quita hasta la más espantosa sed del medio día. "A ver cuánto le dura el gusto a Tomás", dijo antes de servir el enésimo vaso de plástico con su elíxir.
El camión, no fue adquirido por el municipio de Acapulco, que es el de mayores ingresos y concentración de población del empobrecido estado de Guerrero, ni por Monterrey, una de las ciudades más prósperas del país, luego de ser evaluado por su alcalde en relación con el costo-beneficio, pero sí en Tecpan, otro pequeño poblado de la mágica costa, gobernada por el PRD.
Críticas de medios locales aseguraron que 15 días después de su uso los contagios de COVID-19 no habían disminuido en Tecpan, sino al contrario, habrían aumentado, por lo cual los comerciantes de la comunidad decidieron usar mejor el viejo método de bajar sus cortinas y fumigar.
EL CAMIÓN DEL ASOMBRO
Le llaman camión pulverizador y se en México se presentó en junio cuando sanitizó la plancha del Zócalo en una demostración de la firma LDR Solutions.
Se trata de un camión de una empresa mexicana con la última tecnología sanitizante, conocido como pulverizador ensamblado con un costo de 280 mil dólares (6mdp).
La unidad cuenta con una capacidad de 9 mil 900 litros, que combina agua con hipoclorito de sodio y algunos productos químicos quirúrgicos, dependiendo el área a tratar, con un rendimiento que utiliza todos los sistemas en una hora y abarca 20 kilómetros.
El cañón arroja mil litros del líquido en un área de aproximadamente 100 metros y puede alcanzar una altura de hasta 30 metros, además tiene un ángulo de 180 grados que puede trabajar hacia lado izquierdo y lado derecho.
“Es una unidad de última tecnología, la cual pretendemos ofrecer a nuestro gobierno para sanitizar espacios públicos. Estamos ofreciendo un camión de demostración, el cual muestra una amplia tecnología y nos ayuda justamente evitar la propagación del COVID-19”, indicó Gabriel Quezada representante de la empresa, entrevistado por ADN 40.
El camión ya opera en ciudades como Shanghái, Dubái "y otras ciudades de China" (cabe aclararle al boletín que Dubai no es de China), con óptimos resultados.
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