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La fase III ¿Y el presupuesto para afrontarla?

Adela Román Ocampo, alcaldesa Acapulco

Por Julio Zenón Flores Salgado

Ahora que el país ha entrado oficialmente en la fase III de la contingencia sanitaria provocada por el coronavirus COVID-19, se vuelve extremadamente urgente discutir a fondo el tema presupuestal, incluido el de Acapulco, en el contexto nacional.
Manuel Añorve Baños, senador
La discusión, para no entrar a un callejón sin salida, debe ser en dos pistas: el de la situación extraordinaria que se vive y en lo “normal”, para construir un nuevo pacto fiscal, como lo ha propuesto –esto último-, la alcaldesa de Acapulco, Adela Román Ocampo.
Y es que, la emergencia sanitaria es una situación extraordinaria que requiere un presupuesto extraordinario.
No es que el presupuesto actual esté mal, sino que se hizo para una situación ordinaria, sin COVID-19, a propuesta de la mayoría de Morena, incluyendo las tres obras emblemáticas del arranque de este sexenio.
Pero ahora México enfrenta una situación extraordinaria que hace impostergable la Renta Básica universal, que no es otra cosa que garantizar un ingreso a todos los mexicanos, en situación de desempleo o de desamparo o vulnerabilidad.
La medida, no le es ajena a Andrés Manuel López Obrador, pues lo aplicó cuando era jefe de gobierno de la CDMX y lo sigue aplicando, ahora lleva a ley en el Senado, pero como está no llega a todos los que debe llegar.
Félix Salgado Macedonio, senador
Partimos de que en México una parte importante de la población vive de empleo informal, en Guerrero lo hace un 60 por ciento y en Acapulco llega a un 70 por ciento, es decir, 7 de cada 10 personas en edad productiva trabajan en algo que no les permite tener un salario, ni seguridad social, o sea que si no trabajan no reciben ingreso y sin ingreso no comen: ahí están taxistas, boleros, meseros, vendedores del mercado, cientos y miles de menudistas que compran en el mercado y venden en las playas o en la calle, artistas urbanos, franeleros, señoras que venden cena por las noches, entre otros.
Todos ellos no tienen la opción de quedarse en la casa, porque tienen que llevar la comida a sus hijos, pero si no se quedan van a aumentar los contagios. 

¿Qué hacer entonces?

El camino, es la renta básica universal.
Pablo Amilcar Sandova, delegado federal
Según los datos de Pablo Amilcar Sandoval, delegado federal en Guerrero, como está abarca, en el caso de Guerrero, a casi un 20 por ciento de la población.
Y no es que los representantes de Morena se hayan quedado cruzados de brazos, como explica el senador Félix Salgado Macedonio, 

ellos llevaron al senado la iniciativa de convertir en ley los programas sociales al modificar el artículo Cuarto constitucional, lo cual sin duda es un gran paso.
Pero aun así, quedan en la desprotección millones de personas a nivel nacional y miles a nivel de Guerrero, lo cual no ocurriría si se contara con esa renta básica universal, que en opinión del también senador Manuel Añorve Baños debe ser de 3 mil 500 pesos mensuales, en lo que dure –en este caso- la contingencia.
El tema, desde luego modificaría el plan presupuestal federal, pues eso requiere una gran derrama de recursos: la oposición opina que debe provenir de parar las grandes obras de López Obrador, la refinería Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto de Santa Lucía, que en conjunto permitiría contar con 881 mil millones de pesos para dispersarlos entre los necesitados.
De acuerdo al senador Añorve, la oposición no propone su cancelación, sino que se pospongan durante la pandemia.
La tragedia de la falta de ingresos de miles de familias y la incapacidad presupuestal para afrontarlo desde los municipios, la han entendido representantes populares que han puesto en marcha generosas donaciones, que no siempre han sido bien calificadas por un sector politizado de la población, marcado por el uso electorero a que nos tenían acostumbrados los partidos en el régimen anterior.
Pese a las críticas, algunos representantes populares usando recursos, tanto públicos (los que contaban con bolsas de partidas de ayuda social) como de sus propios bolsillos (de aquellos que no tienen ese recurso público extra en sus manos, como es el caso de los senadores), intentaron motivar la solidaridad hacia los necesitados.
De ahí se derivaron loables iniciativas particulares como la de la propia alcaldesa Adela Román, de hacer una bolsa de 50 millones y poner en operación 22 cocinas comunitarias para dar alimentos calientes, similar a la del diputado local morenista Zeferino Gómez Valdovinos, que puso cinco comedores comunitarios, o el propio síndico Javier Solorio, que puso dos sitios de entrega de comida caliente.
También surgieron otras, como la del senador Félix Salgado, de llevar insumos para proteger al personal de salud, labor en la que se sumaron diputados locales de morena, como Mariana Itallitzin, Marco Antonio Cabada y Moy Reyes.
Otros más optaron por repartir despensas, como el senador Añorve, que atendió a taxistas y meseros, así como colonos de la zona suburbana, Moy Reyes a los mariachis y los DIF estatal y municipal, así como el propio ayuntamiento, a vendedores ambulantes y prestadores de servicios turísticos.
Sin embargo…eso no es una solución de fondo; eso sólo demuestra que hace falta una política pública que permita a esos desposeídos hacer frente a crisis como la actual, en que tienen que quedarse en casa…sin ingresos, por eso, se consolida la urgencia de discutir y aprobar la RENTA BÁSICA UNIVERSAL.


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Julio Zenón Flores
Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Periodista y escritor. Licenciado en ciencias de la comunicación, maestrante en Ciencia Política y diplomado en MKT digital; Columnista en La Jornada Guerrero, Enfoque informativo y en Redes del Sur. www.facebook.com/trasfondoinformativo, Escríbenos a zenon71@hotmail y suscríbete en el canal de youtube trasfondo informativo

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