(COVID19 y
la Doctrina del Shock)
Por Julio
Zenón Flores Salgado*
En medio de
la convergencia de dos temibles crisis, una sanitaria y una económica, Un ex
directivo de FEMSA, el ex presidente Felipe Calderón, así como y la élite de
los opinadores orgánicos del viejo régimen (que recibían millones de pesos,
departamentos y yates, así como información “exclusiva”), le han brincando a la
yugular al presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras a otro nivel, la
alcaldesa de Morena (Adela Román) vive en Acapulco la tensión de ataques
provenientes desde su mismo partido, que le atoran el presupuesto, le azuzan
manifestaciones y le sabotean el suministro de agua potable disminuyendo su
capacidad real frente a la crisis.
Lo que
parecieran dos cosas distintas y distantes entre sí, pudieran tratarse en
realidad de dos puntas de la misma estrategia, que se opera a todos los
niveles, contra la 4T, aprovechando la crisis por la que se atraviesa.
La
estrategia no es nueva y se deriva de la Doctrina
del Shock, sobre la que escribió la canadiense Naomi Klein, en 2007 y que desnuda la voracidad organizada de la élite neoliberal para
sacar raja de toda crisis, como lo hiciera, en Nueva Orleans, aprovechando la
destrucción ocasionada por el paso del poderoso huracán Katrina, donde al salir
de la tragedia cuando regresaron a las escuelas, éstas dejaron de ser gratuitas
y se volvieron por cooperación, pues habían sido reconstruidas por las grandes
empresas privadas.
La estrategia
parte de que en las condiciones de desastre la población entra en shock y pierde
una gran parte de su capacidad de análisis y reacción, lo que es aprovechado por las
grandes corporaciones de la derecha conservadora para sacar ganancias
extraordinarias y meter los cambios políticos y económicos a su favor.
La presencia
del coronavirus parece una gran oportunidad para quienes están viendo afectados
sus intereses al desaparecer las factureras fantasmas, perder las compras de
medicamentos a sobreprecios, perder el control de la petroquímica y otros
grandes negocios de miles de millones de dólares, para empujar la caída del régimen
actual.
Al
coronavirus se suma la crisis económica proveniente no solamente de la paralización
de la economía a la que lleva el miedo y el “quédate en tu casa” absoluto, sino
la que viene junto con el desplome de la caída del precio del petróleo y la
revalorización del dólar y el desastre que ello significa para el sector
importador de la economía mexicana.
Se podría,
de algún modo, hablar de la tormenta perfecta, pues de por sí, el presidente
López Obrador venía pasando por un mal momento de su autoridad moral y
política, luego del equivocado manejo del movimiento feminista, en donde perdió la
iniciativa en la agenda mediática.
La pérdida
de la iniciativa en medios, se reflejó en el momento en que más urgía una guía
moral políticamente muy fuerte para conducir a las masas en medio del shok, con
las medidas adecuadas.
Ello generó
confusión y en medio de ésta, unos llamaron a cerrar playas, plazas, escuelas,
centros de trabajo y fábricas, mientras otros llamaban a no hacer caso, alegando
incluso que todo era falso.
En ese lapso
el miedo ya había pegado en algunos sectores, se perdió empuje en la economía,
se frenaron proyectos, e inversiones, se cancelaron vacaciones, se generaron
roces entre los liderazgos y la parte conservadora de los políticos mexicanos
(que no precisamente el PRI, pues este partido es el que más ha apoyado al
presidente, durante la crisis, como en el caso del gobernador Héctor Astudillo
o el senador Manuel Añorve) se lanzaran a la yugular, en busca de tambalear al
gobierno federal para obligarlo a negociar. Negociar, en el sentido de hacer
negocios, para que aparezcan luego como los grandes salvadores de la patria.
El
presidente AMLO está intentando recuperar el control de la situación.
Y este lunes
explicó que no es necesario que todos se queden en casa, que eso es para quienes
presentan algún síntoma de contagio de coronavirus, como tos seca, fiebre o
dolor de cabeza y, que los demás deben salir a la calle; a la vez anuncia la
ampliación de apoyos para “los que viven al día”, por medio de las famosas
tandas del bienestar y créditos a los pequeños comerciantes.
Esas
medidas, sin embargo, no son suficientes para frenar la estrategia de la
Doctrina del shock, pues millones de mexicanos que no son pequeños
comerciantes, entre ellos muchos profesionistas que trabajan por su cuenta, así
como los sectores de desempleados, que por cierto están creciendo con las
empresas que están cerrando con esta crisis, también viven al día y quedan en
la desprotección.
Se impone
pues, en este contexto, perderle el miedo a la teoría keinesiana de inyectar
circulante en el país y animar a miles de profesionistas a salir a la
calle a vender y comprar, para devolver la confianza y reactivar internamente
la economía.
Como se sabe
la reserva mexicana inició el año con 182 mil millones de dólares, hacer esta
operación para reactivar la economía podría representar alrededor de 18 mil
millones de dólares, apenas el 10 por ciento de la reserva federal, mientras se
espera que los chinos, que ya superaron la etapa del coronavirus vuelvan a
demandar petróleo para su gigantesca y contaminante industria y eso suba de
nuevo el precio del combustible, permitiendo estabilizar los niveles de ingreso
presupuestados en la ley de ingresos.
Devolver la
confianza a la ciudadanía y apoyarse en los sectores no oligárquicos de la
economía nacional, así como en las fuerzas políticas nacionalistas, más allá de
las de Morena, puede ser clave para retomar el rumbo del país.
Hacerlo
quitaría la presión de las masas ante el temor de la disyuntiva de morir de
hambre o morir de coronavirus.xxx
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JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Periodista y escritor. Licenciado en ciencias de la comunicación, maestrante en Ciencia Política y diplomado en MKT digital; Columnista en La Jornada Guerrero, Enfoque informativo y en Redes del Sur. www.facebook.com/trasfondoinformativo, Escríbenos a zenon71@hotmail y suscríbete en el canal de youtube trasfondo informativo
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