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FRENAR AL CORONAVIRUS EN ACAPULCO



Por Julio Zenón Flores Salgado

La presencia confirmada de coronavirus en México, así como la primera muerte por esa causa en los Estados Unidos, debe por fuerza disparar en Acapulco, no sólo la alerta, sino la puesta en marcha de un protocolo para proteger a la población.
Nadie ignora que cada fin de semana arriba al puerto una oleada de miles de turistas, la mayoría de ellos de la CDMX, además de los que normalmente llegan en los vuelos nacionales e internacionales y en los cruceros que ocasionalmente atracan en el puerto y que por ello el contagio puede llegar con suma facilidad.
Y es que aun cuando el infectado confirmado y su familia en la capital del país ya han sido aislados en el hospital de especialidades de enfermedades respiratorias (INER), también es cierto que el virus, covid 19, tiene un período de 20 días como huésped asintomático, es decir, que antes de que una persona sepa que lo tiene ya pasaron 20 días en los cuales pudo contagiar a un número indeterminado de personas, de acuerdo al epidemiólogo David Reyes Peña, médico veterinario e investigador de la UAGro.
En especial hoy urge prevenir el contagio en los grupos más vulnerables, que son los niños y las personas mayores por no tener funcionando al cien por ciento sus defensas.
Mientras esperamos que las autoridades no se demoren en tomar las medidas necesarias, hay que recordar que se trata de un virus cuya procedencia aún se ignora y que no tiene cura, además de que ha provocado ya cerca de 3 mil muerte en China, además de las ocurridas en otros países, donde está creciendo el número de contagios, mientras en el gigante asiático su evolución tiende a crecer a menor velocidad que al principio.
Sobre el origen se ha especulado sobre si se trata de un control "natural" que se autoaplica el planeta, como ha ocurrido en los siglos anteriores con la peste bubónica o con la influenza española que dejó sembrado el mundo con millones de muertes, o sí es un producto de la biotecnología, que como se sabe, manipula los elementos genéticos de los seres vivos en busca de la ansiada clonación (con el argumento de que sería para contar con reemplazos de órganos vitales frescos para trasplantes que salvarían la vida de quien necesitara un riñón, un hígado, un pulmón, un corazón), camino en el cual, al trabajar con genes, con el ADN y RDN, según la explicación del experto Reyes Peña, pueden de repente encontrarse con esos virus, cuya vida sólo puede darse al interior de las células, en la modificación de la cadena genética.
En cualquiera de los dos casos que sea el origen del virus, el futuro no es nada alentador: en el primer aspecto, si fuera un "control" de la naturaleza, sólo pararía hasta que se haya cumplido su función de equilibrar la población humana y, en el segundo, si fuera un virus creado en el laboratorio, y resultara que fue sembrado en China, por un país que mantiene una fuerte guerra por la supremacía económica, militar y política en el mundo, se tendría que esperar una reacción de ese país, cuyos avances científicos son evidentes.
Pero volviendo al tema de Acapulco, lo mejor que pueden hacer las autoridades, además de dictar medidas de convivencia segura en los espacios públicos para evitar contagios, es informar profusamente a la población de lo que se trata y la forma en que se puede enfrentar en mejores condiciones, también a nivel personal y familiar. Finalmente nadie quiere contagiarse.
En ese sentido hay que recordar que se trata de un virus que muta rápidamente y que no tiene cura, por lo cual sólo se aplican paliativos a los contagiados, mientras pasa su periodo de incubación, infección y desaparición. De 7 a 14 días, dicen los que saben. Durante ese lapso, la recuperación del paciente dependerá de la creación de anticuerpos por el propio organismo, o de que se pueda contar con una vacuna, que se antoja muy difícil, debido a la rápida mutación del virus.
El especialista recomienda fortalecer el sistema inmune y la generación de anticuerpos con los alimentos y, de ser necesario, con el aporte de antirretrovirales, vitaminas, en especial las liposolubles como la K, A, E y C, que fortalecen el epitelio y la proteína, que se haya en las carnes, ya que los anticuerpos son proteínicos.
Sin embargo, tiene sentido el llamado de la alcaldesa Adela Román, a no caer en psicosis, ya que Acapulco tiene a su favor su clima y es previsible que si el virus llegara acometiera en los espacios cerrados y públicos como las salas de cine o bares y cantabares, donde la gente se reúne a divertirse, pero existen las condiciones para la propagación y por lo cual en su momento, de darse la necesidad se tendrían que tomar las medidas pertinentes.
Finalmente diremos que mientras las autoridades tienen la obligación de aplicar una especie de cerco epidemiológico –que no nos debe espantar pues se hacen todo el tiempo, cuando, por ejemplo, se detectan casos de dengue hemorrágico o zika o chiconkunya, por medio de revisiones aleatorias a camiones que arriben con turistas por tierra, en los cruceros que llegan por mar y en las salas de vuelos nacionales e internacionales, en el aeropuerto, además de ello, más vale que la ciudadanía aplique su propio protocolo de seguridad personal.
En este protocolo de seguridad personal se incluye la recomendación de no saludar de beso ni de mano, no abrazarse, lavarse constantemente las manos, poner a disposición en lugares públicos gel antibacterial, y usar cubre bocas en caso de infección respiratoria, entre otros.
¿No cree usted?

Enviado desde mi Huawei de Telcel.

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