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Boanerges Guinto Bernáldez, el último Pilatos

Octavio Augusto Navarrete Gorjón
Para Pancho Berdeja Guzmán, que mucho lo quiso.
Con un abrazo solidario
I
Boanerges tenía nombre de destino, en hebreo quiere decir ‘hijo de la tempestad’. Ignoro si vino a este mundo en una noche tempestuosa, pero sabemos que tenía la voz de trueno, el estruendo magnífico que anuncia al vendaval. La heredó de su padre, Rogaciano Guinto, que por tener un educado vozarrón era conocido como ‘el trovador de la costa’. Igual que su progenitor, a quien se le parecía físicamente, personificó el papel de Pilatos en la Pasión de Cristo que escenificaba en Semana Santa doña Beatriz Palacios de Guinto. Al morir doña Beatriz, en noviembre de 1961, los actores cambiaron y Boanerges sustituyó a su padre en aquella bella tradición entre católica y pagana. También cambió la dirección artística, que recayó en doña Inés Olea Reséndiz; ella tuvo dos extraordinarios Pilatos: Boanerges y, al retirarse él del teatro popular, lo sustituyó su primo Ogilvie Guinto. Las Claudia de Boanerges fueron Elvira Chavelas y Emperatriz Galeana, la única de Ogilvie, su esposa, Apolinar Ruiz.
El abogado Boanerges Guinto Bernáldez era nuestro único Pilatos vivo (como bien lo ha destacado la profesora Rebeca Carpio en sus condolencias). Con su partida casi termina de morir una tradición que duró una centuria: desde finales del siglo XIX, cuando doña Virginia Gómez, rezandera del pueblo, comenzó a escenificar la pasión de Cristo, hasta 1975, en que un grupo de entusiastas sucesores la montaron por última vez.
II
Estudio abogacía en la UNAM y fue alumno del también abogado José Muñoz Cota, secretario particular del general Lázaro Cárdenas del Río. Muñoz Cota lo entrenó para perfeccionar su arte oratorio, aunque ya tenía las cualidades esenciales de todo buen orador: impactante presencia física, facilidad para las expresiones corporales y voz vigorosa y educada. Era el tiempo en que la oratoria era un requisito fundamental para el ascenso en la política. En su paso por la UNAM conoció y tuvo como maestros a grandes oradores, sobre todo de Guerrero y Puebla (Píndaro Urióstegui Miranda, de Iguala, Alejandro Gómez Arias, de Veracruz y los hermanos Santillana y un joven Garibay, de Puebla).
Boanerges fue uno de los entusiastas jóvenes que en el año de 1956 planificaron en la Ciudad de México y realizaron en Coyuca los primeros juegos deportivos municipales; en aquellos tiempos tenían concursos de declamación y oratoria; en los cuales no participó porque él ya andaba en torneos mayores siguiendo a Demóstenes. Eran tiempos en que la cabecera municipal se llenaba de alegría en las vacaciones decembrinas, cuando llegaban los jóvenes que estudiaban en la capital del país y en otras regiones. Sobre todo, por los torneos de basquetbol, pero también por escuchar la charla siempre amena que Boanerges decía mientras observaba los juegos. Era famoso por sus juegos verbales, que incluía la pista falsa sobre el origen de su nombre: ¿qué quiere decir Boanerges? – le preguntaban; ‘culebra que se sumerge’, contestaba con picardía.
III
La oratoria tuvo su auge y su decadencia. En Guerrero había grandes oradores, influenciados sin duda por el pasado épico de nuestro estado, por nuestra fama nacional de hombres y mujeres valientes y por una tendencia ancestral a expresar a gritos las demandas políticas y las pasiones. Hubo oradores que denomino ‘clásicos’; es decir, aquellos que tenían una refinada cultura y adornaban sus discursos con latinazos o palabras del francés; influencia innegable de la antigüedad clásica latina y griega y también de los enciclopedistas y revolucionarios franceses, que tenían como máximos oradores a Diderot y a Marat, conocido como ‘el tribuno de la plebe’. Destaco en esta corriente a Juan Pablo Leyva y Córdoba, Píndaro Urióstegui Miranda y Jorge Montúfar Araujo. Eran oradores exquisitos, cuyas principales virtudes eran la racionalidad y la persuasión.
El movimiento de Reforma Universitaria de 1960-1961 produjo grandes oradores, pero a diferencia de los ‘clásicos’, eran tribunos cuyos temas eran dominados por las luchas populares y la pasión que encendía la sangre. También ganaban concursos de oratoria, pero su especialidad era la agitación de las masas, teniendo como ingredientes principales el nacionalismo revolucionario mexicano y la influencia notoria de las grandes revoluciones del siglo XX, sobre todo la bolchevique en la Unión Soviética (hoy Rusia), la revolución China de Mao Zedong y la revolución cubana de 1961. Eran oradores de tribuna parlamentaria, pero también de plazas públicas, calles y mercados a donde llegaban con la luz de su palabra a luchar cual quijotes contra toda clase de injusticias y molinos de viento. Entre estos oradores están casi todos los líderes del movimiento de Reforma Universitaria, como Imperio Rebolledo Ayerdy, Jorge Vielma Heras, Araujo Hernández (que alguien le ponga el nombre), Juan Alarcón Hernández, el doctor Pablo Sandoval Cruz (que antier partió al viaje sin retorno a la edad de 101 años) y Genaro Vázquez Rojas, entre otros.
IV
La buena oratoria era un ingrediente imprescindible en los políticos de ese tiempo. El viejo régimen priísta que dominó casi un siglo las relaciones políticas en México, hizo de la palabra hablada su herramienta principal. Cuando el político no tenía esa cualidad, llevaba a sus actos a oradores que hablaran por él o que lo caracterizaran en sus discursos, que lo definieran, lo ensalzaran y lo defendieran frente a otros políticos o frente al pueblo. Era un arte de abogados y profesores, esencialmente; la montaña de palabras que se construyó para justificar la dominación del partido de Estado, devino con el tiempo en demagogia: era preciso decir cualquier frase de manera elegante, aunque no significara absolutamente nada. Hubo el lema de un presidente de la república que quedó para siempre grabado como la prueba indubitable de que las palabras seguían un curso distinto al de la realidad y el pensamiento: ‘Ni me beneficia ni me perjudica, sino todo lo contrario’ (Luis Echeverría, en uno de sus informes).
La sociedad estaba mutando y también los estilos de hacer política. Llegaron entonces los economistas armados con un instrumental matemático y teórico que llevó a la publicación de ensayos y estudios históricos, políticos y sociales. Apareció de pronto otra racionalidad y las palabras (ahora escritas) eran sometidas a pruebas de validez universal e incluían series de tiempo, estadísticas, indicadores de crecimiento y desarrollo y una jerga que para entenderse necesitaba de algo más que el oído fino o la atención emotiva. Surgieron en todo el país los CEPES (Centro de Estudios Políticos, Económicos y Sociales del PRI) y, coronando la pirámide de la racionalidad y las cifras, el IEPES (Instituto de Estudios Políticos, Económicos y Sociales del PRI). La oratoria había caído en desuso como característica principal de los políticos y una racionalidad más objetiva sustituía la palabrería anterior. Los grandes oradores comenzaron a tener un nombre peyorativo: jilgueros oficiales.
V
En Guerrero la mala fama de los oradores fue abonada por los concursos de oratoria que organizaba la pléyade de jilgueros que antes habían agitado a las masas en las plazas públicas. Se organizaban los concursos y el jurado, formado por algunos oradores, les daban el triunfo a sus compañeros; en el siguiente concurso los campeones de ahora eran jurado y los jueces de hoy ganaban los campeonatos. El resultado incluso no tenía importancia, el lema de todos esos concursos era QUE NO QUEDE NADA; es decir, se otorgaban los trofeos y los premios en efectivo y de ahí todos, jueces y ganadores, se iban a beber hasta que se terminaran el dinero que habían ganado.
Así fue la cosa, hasta que sucedió una hazaña inesperada. Cansado de esa rutina y aburrido de entregar siempre a Baco el producto de su esfuerzo, Jorge (El Machete) Vielma Heras ganó un concurso de oratoria. Al recibir el trofeo y el premio en efectivo pronunció uno de los mejores discursos de su vida: ‘Este dinero no es para mí, es para resarcir en algo los sacrificios de mi amada madre aquí presente, a quien en este momento entregaré tanto el trofeo como el dinero en efectivo’. Mientras hablaba una ancianita completamente cana subía al templete y emocionada recibía el homenaje de su noble hijo. El Machete se fue con su madre (¡Por mi madre, bohemios! decía Monsiváis); los otros concursantes y los jueces quedaron tristes por no irse a beber, pero emocionados con el noble gesto del hijo a la autora de sus días. Tal vez nunca se hubiera sabido la verdad, pero cuando estaban saliendo llegó un vecino de El Machete y preguntó quién había ganado y dónde sería la francachela. ‘No habrá borrachera – le contestaron – El Machete le entregó el trofeo y el dinero a su señora madre, le dará un mejor uso’. A lo que el muchacho les contestó a gritos: ‘se los hizo pendejos, el cabrón es huérfano’.
Para ese tiempo, ya la oratoria era un relajo. Los políticos se hacían acompañar de oradores a los que ponían a concursar al alimón, inventando temas y haciendo que los jóvenes defendieran las posiciones políticas o ideológicas contrarias a su formación o su pensamiento. A ver muchachos, tienen cinco minutos para preparar un discurso; usted, Armando Rivera Reguera, hablará a favor de que los estudiantes acudan armados a las escuelas y usted, Genaro Vázquez, que siempre está a favor de las salidas violentas, va a argumentar en contra de esa propuesta. Y así se iba la tarde, con los jóvenes y talentosos oradores siendo la diversión de los políticos.
Aunque también había formas sutiles de venganza, como cuando en una gira del gobernador Caballero Aburto un grupo de estudiantes hizo una apuesta para que un orador le dijera en su cara que era un corrupto, un ladrón y un asesino. Alguien aceptó el reto y comenzó pausadamente su discurso: ¡El gobernador es un corrupto! ¡El gobernador es un ladrón! ¡El gobernador es un asesino! El general Caballero Aburto enrojeció y se movía inquieto en su silla, cuando el joven orador remató su línea argumental: ¡Eso dicen los enemigos de la patria y el progreso! Caballero Aburto sonrió, el orador había ganado la apuesta.
VI
A Boanerges Guinto Bernáldez le tocó el cenit y el nadir de la oratoria como componente esencial de la formación universitaria. Él quiso seguir promoviendo ese arte entre la juventud, escribió un libro sobre su experiencia con su maestro José Muñoz Cota y creó una escuela de oratoria en Coyuca de Benítez y en las escuelas donde ejercía el magisterio. Sabía que tal vez entre sus alumnos había alguno que llegara a escalar las alturas de un Donato Miranda Fonseca, Secretario de la Presidencia del presidente Adolfo López Mateos o tal vez de Alejandro Gómez Maganda, a quien Juan Ranulfo Escudero, de quien era lazarillo cuando inválido ganó por segunda vez la presidencia municipal de Acapulco, que llegó a ser gobernador del estado de Guerrero.
Eso me platicó hace seis meses que fui a visitarlo para entregarle mi novela histórica La noche de los lagartos. Me dijo que la leería y que tal vez pudiera a ir a alguna presentación. Cuando toqué el portón de su casa y le respondí a su esposa el quien lo busca, me identificó por la voz y contestó desde el fondo de la recámara con la suya de trueno y exagerando, como siempre, sus modos oratorios: ‘Abre toda la puerta mujer, va a pasar un hombre muy grande, pásale Navarrete’ (se refería a mi estatura, por supuesto).
Le dije que mucho me honraría si pudiera estar incluso como presentador de la obra; con él era cosa de siempre exagerar, por eso le dije que lo presentaría con la frase que todos decían en la Roma del siglo I antes de Cristo cuando se referían al gran tribuno y abogado Marco Tulio Cicerón: ‘La ciudad se estremece cuando se pronuncia tu nombre’. Hoy, que supe que al fin había partido a representar en el más allá otras pasiones, recordé la frase y la puse en mi muro en un fondo negro. Es un día muy triste para el arte y la cultura de Coyuca de Benítez.

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Portal editado por JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Periodista y escritor. Licenciado en ciencias de la comunicación, maestrante en Ciencia Política y diplomado en MKT digital; Columnista en La Jornada Guerrero, Enfoque informativo y en Redes del Sur. www.facebook.com/trasfondoinformativo, Escríbenos a zenon71@hotmail y suscríbete en el canal de youtube trasfondo informativo

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