Gallery

header ads

Ayotzinapa, en punto menos cero

TRASFONDO
Por Julio Zenón Flores Salgado

Al llegar al quinto aniversario, el caso Ayotzinapa, ha vuelto al bajo cero.
El balance indica que no se busca hacer justicia sino desfacer el entuerto y de pasada hacer algunas jugadas políticas interesantes. Los padres y familiares de los desaparecidos al margen.

Veamos:

Al amanecer del 27 de septiembre de 2014 se tenía un escenario del crimen casi intacto, una narrativa de hechos de parte de la policía federal que confesó haber sido testigo sin intervenir, una versión fresca de la inteligencia militar, con sede en uno de los batallones más entrenados en contrainsurgencia acantonados en Iguala.
Teníamos versiones de los sobrevivientes, testigos en hospitales, en la Normal rural isidro Burgos, en los establecimientos de las calles en las que ocurrieron los hechos; se tenían los registros de las llamadas pidiendo auxilio de los jóvenes atacados y de los victimarios dando instrucciones e informando a sus jefes la instrucción cumplida.
Se tenía a la mano a las policías de Iguala, Cocula y Huitzuco, cuyos elementos uniformados habían detenido y después supuestamente entregado a los jóvenes estudiantes capturados.
Se tenía un alcalde perredista, José Luis Abarca, saliendo del azoro y dándose cuenta de la magnitud del hecho.
Teníamos a un gobernador, Ángel Aguirre Rivero, que había recibido toda la información oportunamente, en los momentos en que los hechos estaban ocurriendo y un responsable de la seguridad del estado, el doctor en derecho Jesús Martínez Garnelo, quien seguramente fue el primer civil en recibir el reporte de los elementos militares o de los agentes de gobernación enquistados entre los propios estudiantes.
Y se tenía una versión, que comenzaba a tomar forma, sobre la ruta que había seguido la desaparición de los 43 estudiantes que aún hoy no aparecen.
Lo que no había entonces, al parecer, era voluntad para esclarecer los hechos, para encontrar a los muchachos, para hacer justicia y desde entonces la perspicacia mexicana empezó a fabricar móviles políticos tras el brutal hecho.
A partir de todo lo que se tenía se armaron expedientes, más de 15 mil fojas, como le dicen los abogados a las simples hojas de papel a las que los escritores y periodistas llamamos cuartillas; de los expedientes se hicieron detenciones -más de cien-; de ellos, de los detenidos, se obtuvieron confesiones, reparto de culpas, historias reales o ficticias, reconstrucción de hechos, visitas nacionales e internacionales y una larga, muy larga perorata que buscó difuminar el hecho, tratando de salvar las carreras políticas de muchos y tratando de hacer aparecer que no había ocurrido nada grave, nada fuera de lo normal, en un estado donde las ejecuciones eran (y son) el pan de cada día.
Además de los civiles detenidos, muchos de ellos del grupo ahora casi extinguido Guerreros Unidos, decenas de policías municipales fueron a parar a la cárcel, junto a un presidente municipal, José Luis Abarca y su esposa, que resultó ser familiar de los líderes de los grupos delincuenciales y el gobernador solicitó licencia, bajo la presión de la opinión pública nacional e internacional.
Hoy, a cinco años de aquellos hechos, no se tiene nada de lo que se tenía: los detenidos, civiles y uniformados están siendo liberados, sus declaraciones están desvanecidas, ya no hay sangre en las calles, las manchas se borraron, acaso queda un obelisco en un cruce de calles, murales por doquier, lonas, mantas, libros, tal vez obras de teatro, corridos y películas, pero los presuntos culpables se están desapareciendo.
Volvemos al bajo cero, porque las detenciones que se hicieron entonces era porque se tenían evidencias de participación en el crimen y ahora resulta podrán volver a las calles, de hecho más de 70 de ellos ya volvieron a caminar con toda libertad.
Los que entonces se presentaron como presuntos culpables, ahora prácticamente son considerados víctimas, pues según el juez que los liberó, fueron violentados en sus derechos humanos y las confesiones arrancadas ilegalmente bajo torturas. Ahora el aparato de justicia se enfila a convertir en perseguidos a los entonces persecutores, el ex procurador federal de justicia y sus ex subprocuradores, están en la mira.
Ahora el juez atiende en primer lugar a los acusados que se volvieron acusadores, y lo que está en el centro de la justicia no es la desaparición, sino las supuestas violaciones de los derechos de los antes acusados de victimarios y en consecuencia, le deja libres.
¿Cómo comenzar de cero una investigación, donde ya no hay escena del crimen, donde muchas cosas y detalles se olvidaron, cuando ya no duele igual, y en algunos casos hasta los familiares que los buscaban han muerto?
La realidad es que aunque el actual presidente de la República Andrés Manuel López Obrador y el subsecretario de gobernación Alejandro Encinas, tuvieran la mejor de las intenciones, sin evidencias y sin presuntos culpables ¿qué podrá encontrar la nueva comisión del caso Ayotzinapa? Nada que no sea un filón político para mantener ocupado a un sector social.
El caso sin embargo, aún puede dar en el terreno político: por ejemplo, tiene en sus manos limpiar la imagen del ex gobernador Ángel Aguirre Rivero, que aspira a ser alcalde de Acapulco o terminar de hundirlo o, al menos usarlo como activo político para desintegrar a la oposición.
A los padres y familiares de los desaparecidos. ¿Qué les podrán dar en vez de sus estudiantes?
Por eso decimos que el caso volvió a menos cero.

xxx
Portal JULIO ZENÓN FLORES SALGADO.- Periodista y escritor. Licenciado en ciencias de la comunicación por la UAGRO y maestrante en Ciencia Política por el IIEPA-IMA; Editor de Trasfondo informativo desde 2011. Columnista en La Jornada Guerrero, Enfoque informativo y en Redes del Sur; ex corresponsal de Notimex, ex jefe de periodismo de investigación de Novedades Acapulco y ex jefe de información de Enfoque informativo. Videocolumnista de VO televisión. Inició como editorialista en 1987, en El Nacional y El Sol de León, fue corrector en Diario 17, Editor en El Sol de Acapulco y, reportero desde 1994 en Novedades, de la fuente política. Hizo una pausa de 2016 a 2018 para ser Director de Cultura en Acapulco, Gro. Visítanos en www.facebook.com/trasfondoinformativo, escríbenos a zenon71@hotmail y recibe toda la información en tu correo totalmente gratis.

Publicar un comentario

1 Comentarios

  1. Mi pregunta: Con todo respeto y sin el afan de ofender a nadie: Pero que hacían los jóvenes estudiantes en Iguala ,si deberían haber estado en el interior de la Normal de Ayotzinapa?

    ResponderEliminar

¿Qué te pareció esta información? ¿Qué nos falta?