Por Julio Zenón Flores Salgado
El retraso de alrededor de medio año para designar al titular del órgano de control interno, en el ayuntamiento de Acapulco y el último intento desesperado de la Sindica Leticia Castro Ortiz, para abortarlo nuevamente el pasado martes 25 de julio, ya debiera haber prendido los focos de alarma en los órganos superiores y en el propio Cabildo, acerca del fondo que lleva a la edil a poner piedra sobre piedra para impedir ese nombramiento.
El regidor Victor Aguirre puso los puntos sobre las íes, y en la sesión del 25 de junio, tundió a la Sindica explicando lo conducente en materia de reglamentación de las acciones de los informes integrantes del Cabildo, en el sentido de que no se puede actuar a capricho. Que en resumen, hay reglas, hay formas políticas, hay tiempos que deben cumplirse y también hay o debe haber respeto entre iguales.
Y es que siendo la Sindica la presidenta de la comisión de gobernación y seguridad, era también la responsable de entregar el dictamen para nombrar al nuevo contralor a más tardar en el mes de diciembre pasado y no lo hizo.
Adicional a ello el pasado 11 de junio, al fin presentó la propuesta de dictamen pero tan mal sustentado que fue rechazado por el cabildo ¡Incluida ella misma!
La situación motivó que el cabildo en pleno asumiera la conducción del proceso y agregó un addendum para corregir el procedimiento y aprovechó para transparentarlo y abrirlo a la sociedad sólo para que corridos los plazos la Sindica saliera nuevamente a tratar de frenar el nombramiento, esta vez con la complicidad del síndico Javier Solorio, quien no mueve un dedo si no es para lograr publicidad que le acerque a su desesperada carrera por posicionarse para el 2021.
Tuvo que venir Aguirre a decirle lo que es su función como presidente de comisión, lo que es la obligación del respeto al pleno, como máxima autoridad municipal, y los mecanismos legales que pudo seguir para expresar su inconformidad sin obstaculizar la urgente designación del contralor.
Por lo poco que se sabe de la Sindica pareciera que no es desconocimiento de la normatividad interna del Cabildo, ni de los plazos violentados, ni del control emocional, sino de algo más que debiera investigarse.
Aunque ya se haya nombrado al nuevo contralor municipal de Acapulco, no debiera echarse en saco roto el saber cuáles son los verdaderos intereses ocultos que hacen a la Sindica actuar así, en asuntos tan sensibles como este que tiene que ver con la rendición de cuentas y cuando lo ha hecho en torno a la secretaria de seguridad pública.
Y decimos esto porque aunque ha habido reuniones cerradas para intentar encontrar consensos de los ediles para salir al Cabildo a aprobar temas de manera conjunta, ella ni siquiera se ha acercado a buscar convencer, acordar, consensuar, sino que se queda hasta la última hora para buscar poner el freno de mano.
Es sólo ella? O lo hace en representación de otros interesados externos al cuerpo edilicio?
Que nos lo diga la Sindica o Victor Aguirre, que en su experiencia zorruna de los vericuetos de la política la ha puesto contra la pared.
Enviado desde mi Huawei de Telcel.
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