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Una traición de día de muertos que viene desde años; para los comerciantes de productos de esta temporada ha bajado las ventas debido a que se van perdiendo valores culturales

Baldemar  Gómez  Roque

Chilpancingo  Gro, a 1 de noviembre del 2016.- Hoy es el Día de Muertos el cual es  una celebración tradicional de origen mesoamericano que honra a los difuntos.  Se celebra principalmente los días 1 y 2 de noviembre, aunque en algunos lugares comienza desde el 31 de octubre, coincidiendo con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los Santos.

Según la   historia narra que es una festividad que se celebra en México y en países de América Central, así como en muchas comunidades de los Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana. Por igual, la   Unesco ha declarado la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

El culto a la muerte en México,  no es algo nuevo, pues ya se practicaba desde la época precolombina.  Asimismo, en el calendario mexica, que se localiza en el Museo de Antropología, se puede observar que entre los 18 meses que forman este calendario, había por lo menos seis festejos dedicados a los muertos.

Por igual los evangelizadores cristianos de tiempos coloniales aceptaron en parte las tradiciones de los antiguos pueblos mesoamericanos, fusionándolas con las tradiciones europeas, para poder implantar el cristianismo entre dichos pueblos.

Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones desde la época precolombina.

Entre los pueblos prehispánicos era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento; así mismo se hizo festividad  el Día de Muertos se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante un mes completo.

Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" (actualmente relacionada con "La Catrina", personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.

El paso de la vida a la muerte,  es un momento emblemático que ha causado admiración, temor e incertidumbre al ser humano a través de la historia. Por muchos años, en diversas culturas se han generado creencias en torno a la muerte que han logrado desarrollar toda una serie de ritos y tradiciones ya sea para venerarla, honrarla, espantarla e incluso para burlarse de ella.

México es un país rico en cultura y tradiciones; uno de los principales aspectos que conforman su identidad como nación es la concepción que se tiene sobre la vida, la muerte y todas las tradiciones y creencias que giran en torno a ellas. Por eso hay que destacar que esta celebración no es propia de todos los mexicanos puesto que, pese a ser una fiesta que se ha convertido en un símbolo nacional y que como tal es enseñada (con fines educativos) en las escuelas del país, existen muchas familias que son más apegadas a celebrar el "Día de todos los Santos" como lo hacen en otros países católicos.

Además, cabe mencionar la fuerte influencia de los Estados Unidos que, al menos en zonas fronterizas, se evidencia con la presencia de la fiesta conocida como Halloween, la cual se celebra cada año con más frecuencia y en un mayor número de hogares. De ahí también que exista una inquietud entre los propios mexicanos de querer preservar el Día de Muertos como parte de la cultura mexicana sobre otras celebraciones parecidas.

Flor de cempoalxochitl

La flor es uno de los elementos principales que no puede faltar en las ofrendas que los mexicanos colocan por el Día de Muertos, y las más populares son las de cempasúchil y terciopelo, que con sus colores y aroma le dan vida a los altares colocados en honor de los difuntos.

Conocida también como "Flor de muertos", su nombre procede de la palabra de origen náhuatl cempoalxóchitl que significa "Flor de veinte pétalos", tiene una altura de entre 50 centímetros y un metro, florece una vez al año y se pueden encontrar comúnmente en color amarillo y naranja.

La flor de mano de león o terciopelo es una planta que mide entre 40 y 60 centímetros, se encuentra en color blanco, amarillo y varían sus tonalidades de rojizas a violetas.

Conocida sobre todo por ser uno de los adornos más populares en las tumbas y ofrendas de Día de Muertos, la "flor de veinte pétalos" (por sus raíces en lengua náhuatl cempoal-xochitl, veinte-flor) sólo florece después de la época de lluvias. Por esta razón se ha convertido, junto con las calaveritas de azúcar y el pan de muerto, en uno de los íconos de las fiestas de muertos (celebradas en México durante los días 1 y 2 de noviembre).

De color amarillo intenso, el tallo de la cempasúchil puede llegar a medir hasta un metro de altura, mientras que sus botones pueden alcanzar los cinco centímetros de diámetro. Por ello los mexicas, durante la época prehispánica, la eligieron para tupir con cientos de ejemplares los altares, ofrendas y entierros dedicados a sus muertos. Esta hermosa tradición se mantiene hasta nuestros días, cuando podemos admirarla convertida en una de las protagonistas de nuestros Días de Muertos.

Aparte de su función decorativa, la cempasúchitl -conocida en Estados Unidos como Mary Gold-, también ha sido aprovechada para fabricar insecticidas y ciertos medicamentos que nos recuerdan el uso que los antiguos mexicanos también le dieron como parte integral de su medicina tradicional. Por ejemplo: ha sido una aliada para aplacar los cólicos estomacales, pues es sabido que un té preparado con los botones y tallos de esta flor puede también detener la diarrea, vómito y la indigestión.

Así pues, la flor de cempasúchitl no es sólo un deleite a la vista, sino también uno de los elementos representativos de una tradicional festividad mexicana que cautiva y llama la atención en el mundo entero.

En relación a esta  flor decorativa,  Michoacán, Puebla, y nuestro  Guerrero, Estado de México, Oaxaca y San Luis Potosí aportan el 94.2% de la flor de cempasúchil que se produce en el país, con más de 2.1 millones de plantas.

Esta flor casi no se cultiva, dada la facilidad con que se da en baldíos y en las orillas de los caminos, se cuenta, que antiguamente había un encargado por familia de sembrar a la orilla de su parcela una pequeña franja de esta flor en el mes de julio (requiere cuatro meses), con la finalidad de repartirlo a sus familiares para que fueran a ofrendarlo a sus difuntos para los días de muertos.

En otro sentido, el cempasúchil tiene otros usos, pues ha sido aprovechada para fabricar tintes naturales, insecticidas y medicamentos, aplicaciones surgidas del vasto conocimiento de la medicina tradicional indígena y que ha quedado plasmada en diversas fuentes: Estas plantas solían ser abundantes en la región Central del país desde épocas prehispánicas, se han colocado en las ofrendas de varias generaciones de mexicanos.

Sus pétalos y colores son especialmente distintivos del culto a los muertos en el país. La flor de muertos por excelencia, se sabe, es el cempasúchil, con nombre científico: "Tagetes Erecta", pero con denominación popular que viene de la palabra en náhuatl "Cempohualxochitl", que podría traducirse como "veinte flores" o "de los cuatrocientos pétalos". El color amarillo que presenta evoca al Sol, que en la tradición azteca se dice guiaba las almas de los difuntos.

Destacó que los antepasados, conocedores de la herbolaria, también utilizaban el cempasúchil de forma medicinal, para aliviar cólicos y combatir parásitos intestinales. Además de que puede emplearse también como abono orgánico que combate las plagas de otros cultivos, especialmente la que ataca al tomate.

Producción de   la flor de cempasuchitl  en  Guerrero

Producción de la flor de cempasuchitl  en  Guerrero, Tixtla y Chilapa han dejado de ser productores importantes de esta histórica flor

Desde hace ya muchos años la venta de la flor de Cempasúchitl en el puente de día de muertos ha sido una tradición, sin embargo, debido a la transculturización, la competencia desleal y la crisis económica su comercialización ha disminuido considerablemente las ganancias, a grado tal que cada vez son menos los que se dedican a su distribución en esta temporada, advierten comerciantes.

Se había definido que los municipios de   Tixtla y Chilapa que eran los mejores productores de este flor, pero actualmente  han dejado de ser ya los principales municipios productores de Cempasúchil, por lo menos dentro del estado de Guerrero, aseguraron diversos vendedores que se instalan en los cementerios capitalinos, mismos que se dedican a la venta de este producto en temporada de día de muertos.

Recalcaron que  Chilapa, en años anteriores, este municipio contaba con muchas familias que se dedican a este negocio, manejaba una  producción de mil 500 rollos de terciopelo y la misma cantidad de Cempasúchil, ambas compuestas por manojos de 60 flores, de las cuales se envía el 80 por ciento al puerto de Acapulco para su venta durante el 31 de octubre y los días 1 y 2 de noviembre por la celebración de los fieles difuntos.

Mientras tanto, el otro 20 por ciento de la producción se queda en el municipio de Chilapa, a donde acuden personas de Chilpancingo y otros municipios de la Montaña baja para comprar  las flores y posteriormente revenderlas, añadieron

De igual manera en el municipio de Tixtla productores independientes generan de entre mil 200 y mil 500 rollos de esta flor, mismas que más de la mitad de su producción la enviaban a la capital para adquirir mejores ganancias.

Por ahora los comerciantes de temporada han dicho  que desde hace por lo menos dos años, prefieren comprar  este producto a entidades como el Estado de México, Puebla y la Ciudad de México, debido al precio más accesible que les ofrecen los productores en esas entidades.

Los comerciantes detallaron que  sus principales competidores,  es el luchar contra la transculturización y contra las nuevas ideologías provenientes del país del norte, donde realizan sus ofrendas con flores de plástico y papel, costumbre que están adoptando los ciudadanos capitalinos y eso también ocasiona una merma en cuanto a la disminución de la venta de este producto de temporada.

Por último, manifestó: "Esperamos que sea porque es el inicio del puente de día de muertos y que los días fuertes las ventas se restablezcan, de no ser así, porque también tenemos en mente que ya no es un negocio rentable, esperamos por lo menos recuperar lo invertido", concluyó.

Pan de muerto

El Pan de Muerto, además de ser un platillo presente durante octubre y noviembre en las mesas de los mexicanos, es uno de los elementos que no puede faltar en las ofrendas del Día de Muertos el 2 de noviembre.

Dependiendo la región de México, el pan de muerto es elaborado con diferentes técnicas, ingredientes, formas y sabores. Los hay cubiertos de azúcar, ajonjolí o mantequilla. También se han creado una gran variedad de rellenos como nata, cajeta, chocolate, frutos secos, coco, queso, calabaza, nuez, manzana y hoy ya existen versiones de harina integral.

Existen diversas leyendas acerca de su origen, pero todas coinciden en que nació dentro de las culturas prehispánicas y tomó la forma actual a partir de la llegada de los españoles a México.

Algunos historiadores hacen referencia principalmente a los sacrificios humanos que se presume realizaban los Aztecas, y relatan que cuando una princesa era ofrecida a los dioses, su corazón se introducía en una olla llena de amaranto para después morderlo en señal de agradecimiento.

Los españoles, al no apoyar esta práctica, elaboraron un pan de trigo en forma de corazón, bañado en azúcar pintada de rojo para simular la sangre. Otra versión menciona que se hacía un ídolo de amaranto con forma de Huitzilopochtli, dios de la guerra, al que después enterraban en el centro una estaca, para simbolizar un sacrificio. Otra versión afirma que se hacía un ídolo de amaranto con forma de Huitzilopochtli, dios de la guerra, al que después enterraban en el centro una estaca, para simbolizar un sacrificio. En cualquier caso, los trozos del pan eran repartidos entre los habitantes del pueblo.

La forma tradicional del pan de muerto tiene diversos significados. Para algunos, la corona superior representa el cráneo del difunto y las canillas a los lados simbolizan sus huesos. Para otros, la cumbre del pan simboliza el corazón de los muertos y el sabor de azahar es un distintivo para recordar a los fallecidos.

Otra interpretación explica que las cuatro canillas en forma de cruz designan los cuatro puntos cardinales, los cuatro elementos de la naturaleza o las cuatro divinidades prehispánicas: Quetzalcóatl-Camaxtli, Xipetotec, Tláloc-Huitzilopochtli y Tezcatlipoca.

Sin embargo, no hay mejor manera de explicar lo que el Pan de Muerto significa para los mexicanos que con este famoso refrán:   "Llévate mi alma, quítame la vida, pero de mi pan de muerto, ni una mordida", finaliza.

 


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