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¿Y el aguirrismo?

TRASFONDO


Por Julio Zenón Flores

Poco nos hemos detenido a analizar al aguirrismo, fundado y financiado por el ahora defenestrado ex gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero, como si lo tomáramos como algo similar a otros ismos creados y desaparecidos en su tiempo, como el renejuarismo o el zeferinismo, de lo cual finalmente quedan solo sombras de lo que fueron y para conseguir algo tienen que subirse a carros de mayor poder y presencia.
Es muy probable que el aguirrismo esté destinado a desaparecer, como los otros, pero por hoy está fuerte y actuante, aunque soterrado por el tremendo golpe recibido en el capital político de su padre putativo Aguirre Rivero.
Algunos estrategas políticos se han ido con la finta y han creído que una vez aniquilado el jefe principal, el resto del cuerpo es atraíble aunque sea en pedazos, por eso han ido por uno u otro líder menor, como si no se dieran cuenta que esos líderes por sí mismos no valen nada o casi nada, pues apenas si tienen una parcelita de poder bastante limitada.
Ellos, acuerpados en el grupo llamado Izquierda Progresista Guerrerense (IPG) han hecho una tarea titánica por reconstituirse, mantener la unidad y, mientras no pueden salir abiertamente a disputar puestos de representación popular, si pueden cotizar, rentar o vender la poderosa estructura creada al amparo del ex gobernador.
Esa estructura tiene un peso determinante en Acapulco, en particular, donde se construyó una plataforma para hacer ganar con bastante diferencia de votos al hijo del ex gobernador, Ángel Aguirre Herrera.
Los Aguirre perdieron el poder político, pero no el económico. Sus propiedades y negocios siguieron prácticamente intocados después de los golpes de la procuraduría al hermano, primos y tíos de Aguirrito; los afectados en cuanto a congelación de bienes fueron los Hughes, que ahora amenazan, incluso, con decir cosas privadas de la familia Aguirre, al sentirse en el abandono judicial.
Eso significa que tienen el poder económico para sostener la estructura creada en Acapulco y que si no la pueden usar para hacer alcalde al junior, sí para hacer ganar a otro candidato ¿A quién? Esa es una buena pregunta.
Para nuestra modesta información es más fácil descartar y tratar de llegar, por eliminación, al que podría ser beneficiario de la estructura de Aguirre. Por ejemplo pensamos que no ayudarían a Zeferino Torreblanca Galindo, del PAN, con quien tienen una fuerte y profunda controversia. Tampoco apoyarían a Evodio Velázquez, quien fue adversario del junior, aunque habría que reconocer que Evodio ha sido muy caballeroso y nunca se confrontó a fondo con ellos. Por supuesto tampoco ayudaría al candidato de Morena, Marcial Rodríguez.
Si descartamos a esos dos, nos queda en principio Víctor Jorrín, quien ni siquiera ha hecho nada por ganar espacios y tener una mejor plataforma de lanzamiento para su campaña que ya viene y que pertenece al partido del que nunca le dio la espalda a Ángel Aguirre: el de Luis Walton. Esa es una alta posibilidad.
La otra posibilidad es que ayuden a Humberto Parra, que va por el Humanista y que por algo se lo quitaron a Evodio. Otra más, ya lo hemos dicho en otro momento, es que ayuden al doctor Marco Antonio Terán Porcayo, para conseguir que el gobierno federal sea menos duro con el largo brazo de la justicia que trata de meter a la cárcel al mayor de los Aguirre.
De lo anterior, lo que queda claro es que al menos dos de los más fuertes contendientes por la alcaldía Evodio y Zeferino, si quieren ganar tendrán que prepararse para enfrentar y derrotar, también a la estructura aguirrista.
¿Con quién se irán los aguirristas?


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